Soy Taehyung, soy un omega joven que vive con su abuela, mis padres no están presentes, ellos fallecieron ya hace mucho tiempo, cuando tan solo era un bebé.
Mi vida es normal, soy feliz, estudio junto a mis dos mejores amigos, soy un alumno becado que entró a un magistroso colegio el año pasado. Mis amigos son omegas al igual que yo, se que la clase social nos divide un poco, pero aún así somos los mejores amigos, no tenemos secretos y nos tenemos un cariño infinito.
Mi abuela dice que soy muy inocente por pensar de esa forma, que siempre existe gente mala, pero yo no le creo.
Hoy es el primer día del último año de secundaria, estoy tan emocionado, pues esté año me traerá grandes sorpresas, yo lo presiento.
— Hola jin — dije corriendo hasta él para sujetarlo del brazo
— Hola ternurita — dijo para soltarse de mi agarre y apachurrarme los cachetes
— Jin me duele — me quejé soltandome de su agarre para sobarme
— ¿Qué le haces a mi bebé? — preguntó Jimin, mi otro amigo, llegó hacia donde nos encontrabamos para sobarme los cachetes — ¿Estás bien Taecito? — preguntó Jimin hablándome como si fuera un bebé
— ¿Sabes que todos no ven verdad? — preguntó Jin alejándose un poco de nosotros — ridículos — dijo en susurros
— Te escuchamos — dijo Jimin con mala cara
— Lo sé —
— Ya basta, no discutan... — dije parando cualquier mal entendido que fuera a ocurrir
— Ok — dijeron ambos al mismo tiempo pero sin dejarse de ver mal
— Bien, así está mejor y díganme ¿Cómo lo pasaron en sus vacaciones? — pregunté con curiosidad
— Me fui a España — dijo Jin — estuvimos en un tour por todo España y fue alucinante, hay tanta variedad de comidas y su idioma en general me fascina — dijo con felicidad
— Bueno yo me fui a Japón por unas semanas por negocios de mi papá y pues conocí a una persona especial... — dijo Jimin con las mejillas rosadas
— ¡OH! — exclamamos Jin y yo en asombro
— Y yo que pensé que mi Jimin no mataba ni a una mosca — dijo Jin fastidiando
— ¡YA...! — gritó Jimin pero se tuvo que callar pues el profesor entro junto a un chico
— Buenos días alumnos, él será su nuevo compañero de clases, espero que logren llevarse bien con él — dijo para darle una seña con la mirada como para que se presente
— A-ah cla-aro-o — dijo tartamudeando — yo soy Jung Hoseok pero todos me pueden llamar Hoseok si desean — dijo sin hacer contacto visual con alguien
— ¡Yo quiero llamarte bombón! — se escuchó un grito al fondo del salón
— A-ah — dijo nervioso, creo que iba a responder a eso pero algo inexplicable pasó cuando nuestras miradas se encontraron
En ese instante supimos que eramos destinados.
— ¿Pasa algo Tae? — preguntó Jimin agarrándome del hombro
— Es él... — dije con la voz tan baja que ni yo me escuché
— Tiene razón — escuché decir a Jin — ¿Es que no vez que es un manjar de los dioses? — escuché que decía mientras se reía
— ¿Puedes callarte? — le preguntó Jimin fastidiado
— ¡ERES TÚ! — grité para pararme de un porrazo y señalarlo
— S-sí — dijo sin quitarme la mirada, sus ojos eran tan penetrantes y hermosos
— ¡Sí¡ — exclamé tan alegre pero de la nada todo se empezaba a poner negro a mi al rededor
No sé cuanto tiempo estuve inconsciente pero el olor que percibía a mi alrededor me dejaba entumecido y me daba una paz. Pero lo sentía lejos y eso no me agradaba.
— ¿Jovencito me escucha? — escuchaba la voz de alguien a lo lejos — Joven... ¿Puede verme o reconocer el lugar donde se encuentra? — le escuché decir a alguien pero por algún motivo me sentía desorientado y mareado
— ¿Dónde me encuentro? — pregunté cuando al fin mi vista se logró aclarar y pude enfocar al doctor a mi enfrenté
— Me presentó, soy el doctor Lee Felix y usted llego aquí por desmayo provocado por una fuerte emoción — dijo con una sonrisa el de voz gruesa — su compañero también se encuentra aquí — me informó sin borrar su sonrisa
— ¿Jimin? — pregunté extrañado
— No, el joven e... —
— ¿Jin? — pregunté con los ojos como plato — sabía que le podía hacer mal tanta dieta — dije angustiado
— Joven déjeme continuar... — dijo el doctor serio
— Lo siento — dije bajando mi cabeza por el regaño
— No tiene por qué, lo que le iba a decir era que su compañero... osea su destinado llegó con usted —
— ¿Qué...? —
— Su destinado — dijo volviendo a repetirlo
— Sí lo escuche... pero no logro entender por qué se encuentra aquí — dije sintiéndome preocupado
— Ah — dijo el doctor con una mueca extraña en la cara — él llego en el mismo estado que usted, al parecer se desmayó cuando vio que usted lo hacía — dijo queriendo reírse
— Lo siento, otra vez — dije apenado