Los días junto a ti

Día 21

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¿Cómo clasificas la salida del sábado? ¿Exitosa o fallida?

7:30 a. m.

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«Bueno, esa pregunta es de doble filo. Si tengo que pensar en la salida del sábado con nosotros, diría que resultó un éxito por nuestra cercanía, pero si pienso en Olivia y Jack, sería un plan fallido. Porque la tensión en ellos hasta se podía respirar».

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Incluso tú sabes la respuesta Nath

7:34 a. m. ✓✓

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Quería saber tu opinión y comprobar que ambos coincidimos de que ese plan con Olivia y Jack resultó un completo fracaso.

7:36 a. m.

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Ya hablamos de esto ayer Millán.

7:38 a. m. ✓✓

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Lo sé, pero debo recalcarlo porque mientras más pienso en aquella tensión que ahogaba, se me eriza la piel. ¿Olivia no te mencionó nada?

7:40 a. m.

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Por los momentos nada. Te cuento más al llegar a la Uni, debo caminar para allá.

7:41 a. m. ✓✓

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Está bien…

7:43 a. m.

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Independientemente de que nuestro plan con Olivia y Jack parezca ser un fracaso. Para mí esa salida del sábado es todo un éxito porque me pone muy contenta al rememorar algunas partes. Ya que es notable desde ese día que Nath y yo cruzamos una línea más, en el sentido de que nos hemos desenvuelto entre nosotros con más confianza. Que yo haya hablado un poco de mi vida y él un poco de la suya, afianzó los lazos y nos tratamos con más soltura.

Se siente que estamos formando una amistad. Y eso se demostró cuando pasamos casi todo el día hablando de tonterías y casi cosas importantes el día de ayer, domingo. Ninguno tenía que salir, sólo hacer deberes pendientes, así que conversamos bastante entre mensajes y notas de voz.

Aún sigo atontada con todo lo que está pasando, porque no me imaginé que podría tener una relación de cualquier tipo con Nath al atreverme enviar un mensaje. Es decir, claro que soñaba con que eso pasara, pero siendo realista, pensé que me daría el batazo una vez le enviara los primeros textos.

De todas maneras, una buena parte de lo que estuvimos hablando fue de especulaciones respecto a lo que pudo haber sucedido en el tiempo en que dejamos solos a Olivia y Jack. Porque una vez que Nath y yo regresamos en busca de ellos, había una delgada línea que incluso podíamos cortar con los dedos. Lo interesante de esto, es que no identificamos de qué tipo de tensión se trataba.

Pero ponernos a teorizar algo en concreto respecto a ellos estaba resultando agotador, la mejor opción es esperar a que Olivia se digne a soltar palabra, al igual que Jack con Nathaniel.

Recordando también la mala sensación que me dejó Lau al salir, estuve pendiente todo el día de ayer de sus movimientos. Salió toda la tarde y volvió al atardecer. En ese tramo aproveché para entrar a su habitación, pero no encontré nada sospechoso a simple vista.

Pero estoy segura de que Laura trama algo.

Entrando al recinto, diviso a Nathaniel sentado en unos muros al frente, donde tienen plantado arbustos robustos. Alzo la mano y la agito en saludo, él corresponde haciendo el mismo gesto.

Iba a trotar hasta acercarme a él, pero una gran sombra me intercepta, rodeando con sus enormes y musculosos brazos mi cuerpo y bloqueando mi visión de Nath.

—¡Baby! —La voz grave y profunda, digna de un presentador llega a mis oídos.

Agarro sus brazos para que deje de presionar tanto y elevo la cabeza para observarlo. Daniel es demasiado alto y corpulento. Aunque también agradable a la vista con su tez dorada y su mata de cabello llena de rulos. Tiene una gran sonrisa al mirarme con esos ojazos avellanas.

—¡Daniel! —Frunzo el ceño con ligera molestia—. ¿Cuántas veces te he dicho que no me gusta que me abracen desprevenida?

Él vuelve a apretujarme en un abrazo, ocasionando que mi nariz se entierre en su duro pecho.

—Mmm... ¿Muchas veces? —Se ríe estruendosamente.

Dirijo mis manos al único lugar capaz de hacerlo doblar, comienzo a hacerle cosquillas en el costado de su cuerpo. Y efectivamente empieza a retorcerse con pequeñas risitas, soltándome por fin.

—¿Viniste a la universidad el sábado? —Arqueo una ceja en su dirección y retomo los pasos de camino a Nath. Él continúa allí, observando la escena.

Daniel se pone a la par conmigo e introduce una mano en el bolsillo y su otro brazo lo coloca en mis hombros.

—Sí, para verificar el estado de los equipos. ¿Por qué? —Siento que recuesta su cabeza encima de la mía.




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