Los dioses de Teotihuacán.

Los dioses de Teotihuacán.

 —Al llegar a la cima comprendió lo que el dios le pedía: se avecinaba una tragedia, debían huir de Teotihuacán, antes de que la lava se los tragara vivos. Fue así como emprendieron el viaje hacia el norte.

Pero ¿qué había causado el enojo de Quetzalcóalt?

El día anterior, el joven Huehuetéotl camino hacia la cima. Coloco a su costado el brasero que llevaba consigo y se arrodillo ante la imagen de Quetzalcóalt, para pedirle fuerza y sabiduría. Huehuetéotl había sido evaluado junto con otros jóvenes para convertirse en guerrero de Cuicuilco , pero el suplente del jefe de guerra, entre los cientos de guerreros, había rechazado únicamente al joven Huehuetéotl, tachándolo de débil y poco sabio. Fue así como se había convertido en la burla de aquellos quienes habían sido sus compañeros alguna vez; soportando verlos portar el penacho de múltiples colores y las joyas resplandecientes, sosteniendo con firmeza las armas que los convertía en orgullosos guerreros.

El enojo de Quetzalcóalt fue tal, que la tierra comenzó a temblar. Todos empezaron refugiarse en sus chozas. El joven Huehuetéotl se quedo inmóvil en su lugar. Sostuvo el brasero que no dejaba de estremecerse, supo que no tenía tiempo para correr y refugiarse. Se limito a mirar la imagen de Quetzalcóalt. 

Entre los arboles de tule, en donde posaban los tucanes, salio volando una guacamaya, llego hasta el joven Huehuetéotl y lo sostuvo justo cuando la tierra se abría bajo sus pies y dejaba al descubierto la lava ardiente. Le dijo que era Xonaxi Quecuya (dios de los terremotos) y le indico que su nieta debía proteger a los Zapotecas. Dicho esto, dejo caer al joven Huehuetéotl a la lava, junto con su brasero. No paso mucho tiempo cuando la tierra se resquebrajo en forma de cruz y del lugar en donde había caído el joven Huehuetéotl salio una serpiente de fuego...

—¿Era mi abuelo?—preguntó la joven, al espíritu Xonaxi Quecuya. Había bajado en forma humana y en sueños relataba a la pequeña Lara como su abuelo, el viejo señor del fuego,Huehuetéotl, se había convertido en dios. 

—¡Sí! ¡También es conocido como Xiuhtecuhtli! su esposa fue Chalchiuhtlicue, diosa de ríos y mares. Ahora tu, Lara, eres la nueva Chalchiuhtlicue y te toca proteger a los Zapotecas. 

—¡Lara! ¡Lara! ¡despierta!

Lara fue despertada por su madre, quien apurada y nerviosa, le dijo que debían irse porque la tierra estaba por partirse y ser cubierta en lava ardiente. Que el pueblo sería destruido y no podrían hacer nada al respecto. 

Lara se levanto, fue por el brasero y lo lleno de agua. Entre la tierra temblorosa salio al aire libre. Con una mano abierta y el puño elevado hacia el cielo, acepto convertirse en la nueva Chalchiuhtlicue. Una luz azulada bajo y se enredo en el cuerpo de Lara, adornándola con la vestimenta de una diosa. Huehuetéotl salio del volcán en forma de serpiente y fue hasta a su nieta para otorgarle la fuerza y sabiduría que debía portar un guerrero. 

 

 

 



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En el texto hay: dioses

Editado: 27.04.2019

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