T A D E U S
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Mucha sangre estaba brotando de su abdomen de su pecho entre las costillas por donde brotaba un chorro que intentaba hacer presión para que no siga saliendo sangre. La chica cuando la saque del agua estaba con la respiración acelerada y no dejaba de moverse, al cabo de poco tiempo comenzó a verse demasiado pálida, estaba confundida y no dejaba de repetir un nombre.
– Sol - decía ella con los labios pálidos y algo resecos – Ella quiere a Soley – repetía con una voz cada vez más cansada y de un momento a otro se desmayó. No quería moverla, pero tampoco es que pueda llamar a Apolo él no me quiere ver ni en pintura y los médicos humanos no sabría cómo decirles que una chica cayo en mi piscina apareciendo de la nada.
– Hermes necesito ayuda – aprieto mis manos sobre el pecho de la chica y la tela que estaba usando comenzaba a ser inútil debido a la sangre – Hermes trae tu trasero alado aquí en este instante me debes una – con los dientes apretados miro al cielo llamando al dios que no tardó mucho en aparecer. Estatura promedio, cabello castaño rizado, ojos color dorado y ropa de tenista. Ante mi estaba el mítico mensajero de los dioses, el cual no hacia ninguna entrega sin pedir algo a cambio sus tarifas llegaban a ser muy estrafalarias.
– ¿Qué qui...? – su voz se quedó a medio camino cuando vio la escena llena de sangre – ¿Qué le hiciste? Yo no seré tu cómplice, tengo asuntos más importantes que atender que andar enterrando cadáveres contigo – hablo con un tono enfadado, la última vez que me hizo un favor Ares intento arrancarle la cabeza.
– Esta vez no hice nada, cállate y llama a Aceso¹, Apolo o Asclepio² quien sea que pueda ayudarla – manteniendo la presión en sus heridas veo como la chica se ve cada vez más pálida. Hermes no me contesto, pero para ayudar apareció Aceso y Apolo que me apartaron del cuerpo de la chica para hacer su trabajo en paz. La chica continúa estando pálida, pero de su herida ya no brota sangre y Aceso limpia su herida para colocarle algunas vendas y el dios del sol me mira enfadado.
– Ahora además de vándalo y maleducado ¿eres un psicópata? – me dice el dios del sol empujándome con rabia y en sus ojos pude ver la rabia salir como llamaradas. Era obvio que él conocía a la chica, pero yo no la conozco jamás en la vida la vi y tampoco se como es que acabo en mi piscina.
– No soy ningún psicópata, no se como ella acabo en mi casa y tampoco la conozco ¿Por qué le haría daño y luego pediría ayuda? – digo queriendo apaciguar la ira del dios que me quiere prácticamente clavar una flecha en el ojo. Su nieta Aceso se pone en pie y camina hasta donde está el dios alejándolo de mi persona y le dice que la chica esta bien que necesitara llevarla al olimpo para mantenerla en observación. El dios mira a su nieta para contestarle, pero sus palabras fueron cayadas cuando de mi techo cayo una botella de cerveza vacía.
Los tres caminamos unos pasos para ver el techo donde se encontraba una chica de no mas de veinte años, cabello castaño con las puntas rojas. Vestida de negro con una ballesta en una mano y una botella de cerveza en la otra, caminaba por el borde del techo de mi casa amenazando con caerse de vez en cuando. Cuando se gira para que la veamos de frente mi sangre se congela y mis piernas tiemblan al ver el colgante de su cuello. Un collar con la espada que Ares le regala a sus hijos y lo peor de todo es que yo llegue a conocer a la dueña de ese collar, fue asesinada en el campamento media sangre por la chica que hoy usa su collar.
– Hola – arrojando la botella de nuevo al suelo ella saluda con su mano de manera animada – Se me perdió el cuerpo de Luisa, Lisa… – chasqueando los dedos Avril parece que esta pensando y esto enfurece a Apolo que le responde de mala gana.
– Lula – la castaña sonríe mostrando un brillo en sus malvados ojos y señala al dios con su dedo.
– Lula gracias por recordármelo, el monstruo que se la llevaba la dejo caer y bueno perdí el cuerpo, pero ahora que lo tengo nadie se enterara del suceso – riéndose ella alza su ballesta en nuestra dirección sin perder la sonrisa en sus labios – Podemos hacer esto por las buenas o podemos hacerlo de la manera divertida y todos ustedes saldrán perdiendo – dice la cazadora de manera amenazante y el dios del sol da un paso al frente y la señala.
– Niña soy un dios tu una psicópata que daña a los débiles, entre ambos solo puede salir un claro ganador y esa no eres tú – las palabras del dios hacen enfadar a Avril que le dispara una flecha directamente a su corazón, pero Apolo no cayo y soltando un grito de dolor se sacó la flecha.
– El término que prefiero es sociópata no psicópata y quien ganara soy yo no tu – nuevamente otra flecha venia hacia Apolo y con mis poderes la bloqueo envolviéndola en hielo haciéndola caer antes de que llegue con Apolo.
– Avril vete o me veré obligado a echarte – digo haciendo que ella me mire ahora y baje su ballesta, pero continua con su rostro amenazante.
– Tadeus Thálassa el hijo problema de Poseidón – dice esta caminando dos pasos encima de mi tejado para luego mirarme – Y pensar que cuando tenía nueve años tú me gustabas, dime ¿Nova ya sabe que estas enamorado de ella? – soltando una risa Avril no deja de mirarme.
– ¿Qué buscas con Lula? – pregunto dejando de lado lo que me dijo de Nova buscando que yo bajara la guardia para tener alguna especie de ventaja conmigo.
– Las cosas no funcionan así Tadeus, yo trabajo a cambio de dinero y doy información a cambio de dinero – ella extendió su mano sugiriendo lo que quería. Apolo me entrego una pequeña bolsa con monedas de oro y yo se lo tiro a Avril que la abre y los cuenta para luego guardarlos. – Díganle a Helios que si no paga su deuda su pequeña hijita Soley va a ser comida de hidra – con aquellas palabras dichas Avril desaparece en una nube roja y el dios Apolo cae al suelo en un estado débil. La cazadora lo había envenenado.
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Editado: 02.10.2021