El afrutado sabor del vino se mezclaba con los besos robados, los susurros y las caricias mientras Carlos y Rachel dejaban pasar el tiempo acurrucados el uno contra el otro sobre las mantas; perdidos en las bromas, las anécdotas infantiles y las carcajadas...
—¿Qué? —preguntó Rachel al ver como Carlos se medio incorporaba sobre el codo para mirarla de frente.
Carlos sonrió débilmente, puso una mano sobre la cintura de Rachel y se inclinó sobre ella para besarle el hombro desnudo; habían dejado las camisas de uniformes colgadas en una vieja lámpara para no arrugarlas, así que ambos estaban en camisetas de tirantes.
— Eres hermosa... —respondió Carlos esta vez inclinado sobre su rostro— me encanta verte...
El ambiente relajado se esfumó al instante, las palabras y la mirada de Carlos cargaron el ambiente de una sensualidad casi palpable.
La mano que él mantenía sobre la cintura de Rachel descendió en una casi imperceptible caricia hacia su cadera mientras los labios de Carlos revoloteaban en efímeros besos sobre los de ella.
Rachel se sintió nerviosa, más aun cuando los dedos de Carlos empezaron a jugar con los botones de su saya short. Habían compartido algo muchísimo más íntimo, pero esta vez ella no era la que tenía el control.
—Tengo muchos deseos de verte, déjame verte, Rachel
Las manos de Rachel se cerraron en puños al ver como la vista de Carlos descendía por su cuerpo. No veía lujuria o morbo en su mirada; sólo una genuina admiración como si lo que se intuía a pesar de la ropa fuera el secreto más asombroso de todo el Universo.
Sintió los dedos rozar la piel al ir levantando el borde de la camiseta y el tacto le pareció frío a pesar de que la expectativa en la mirada de Carlos la quemaba.
Cerró los ojos intentando ahuyentar las imágenes y su estómago empezó a contraerse
«Muéstrame, déjame verte, un deseo por un secreto…»
—¡¡No!!
Rachel se incorporó de un salto bajándose la blusa y se abrazó a sí misma.
Carlos la miraba atónito aun sentado en el suelo: sus ojos bien abiertos, el rostro pálido e incluso parecía que no respiraba.
Lo vio tragar con dificultad
—Y…y…yo lo siento… —agachó la cabeza avergonzado y se quedó allí, con la cara oculta entre las manos.
Rachel entendió lo que él estaba pensando y le dolió saber que se estaba culpando. Le dolió lo suficiente como para tener el valor de acercarse, sentarse junto a él y abrazarlo ocultando la cabeza en su cuello.
«No es lo que crees, no es tu culpa» —deseó poder decirle pero no pudo, su garganta aún estaba cerrada por el culposo recuerdo.
La imagen de su cuerpo semidesnudo en el espejo volvió a causarle náuseas, se veía tomando el Tablet, saliendo del aula, trancándose en un baño, desvistiéndose hasta quedarse en ropa interior, tomándose las fotos y luego todo y nada, el Tablet se apagó y un As de pica salió de él.
“Muéstrame que tan hermosa puedes llegar a ser…”
El secreto que le había exigido el Joker para concederle un deseo, las fotos que quizá nunca creyó se atreviera a descargar y subir al programa que parpadeó en su monitor cuando inició sesión en el turno de computación; la preocupación mezclada con alivio cuando el tablet se apagó y por último el terror al descubrir la pequeña carta que salió de él y que ahora guardaba en su mochila con el pequeño Tablet totalmente apagado; le hizo comprender que el ciclo se había completado en el instante en el que se tiró la foto, así que ahora ella era vulnerable ante alguien sin rostro del que no sabía cuáles eran sus intenciones...
—Rachel… ¿confías en mí?
Se quedó en silencio por un largo tiempo ¿podía confiar en él?
—A parte de mi padre y mi abuela, eres la única persona con la que me atrevo a cerrar los ojos y dormir.
—Y tú eres la única persona con la que me permito llorar… no temo mostrarme vulnerable ante ti, por eso quiero decirte que de los dos ganas tú, Rachel. Lo de la otra noche no volverá a ocurrir, te lo prometo; yo… solo quería, quiero verte, porque eres la cosa más hermosa que jamás veré y nunca me sentiré saciado de ti, siempre, siempre querré más, siempre he querido más… por eso me disculpo por incomodarte de ese modo... sería un privilegio poder verte completamente, Rachel
Rachel se volvió a estremecer; las palabras de Carlos le habían hecho caer en cuenta de que las imágenes de su cuerpo semidesnudo podrían estar en ese justo momento viajando por la red.
…
Carlos sentía un molesto ardor en el pecho que no se le calmaba ni siquiera con el calor del cuerpo de Rachel aferrado al de él. La burbuja en la que habían vivido estos 3 últimos días se había reventado en el momento en el que la vio huir de él. El problema era que justo eso era lo mejor que ella podía hacer.
Su cuerpo se veía tan pequeño y frágil entre sus brazos que se sintió el peor de los canallas al saber que él la podía romper.
***
Villén se quedó en silencio observando las fotos de Rachel. Las sombras del baño y el pelo cayendo por encima de sus hombros ocultaban prácticamente su cuerpo; no obstante, había tanta inocencia, temor y pureza en la foto que supo sería un ángel muy valioso si el ciclo se completaba.
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Editado: 13.05.2022