La escuela nos recibía dejándonos fascinados con la estructura de su diseño, era tan grande que considere en mi cabeza cuantas veces tendría que perderme para que finalmente me aprendiera el camino hacía las habitaciones de las chicas.
Dos pares de hombres de mediana edad se encargaban de indicarles a los demás hacía donde debíamos dirigirnos para ir directo a la ceremonia, así que al final, llegar a aquel lugar no había sido tan complicado como mi padre y yo habríamos creído en un inicio. No fue ninguna sorpresa llegar y ver que la mitad de los asientos ya estaban ocupados, pero no fue impedimento para encontrar unos buenos asientos en las filas delanteras.
—Esto esta de locos ¿No lo crees?— me preguntó un chico de la fila delantera. Normal, comenzar a hablarle a una desconocida con tanta naturalidad como lo hacía él, pero al final no pude pasar en alto su extravagante cabello rubio con luces naranjas y aquellos ojos verdes.
—¿A qué te refieres?— le respondí confundida mientras lo observaba por un poco más.
Él se dejo caer en la silla con las manos cruzadas en la orilla del respaldo —Hacen demasiado alboroto por unos cuantos estudiantes— dijo riendo mientras se explicaba. Ni siquiera me dio tiempo cuando el rubio ya estaba hablando nuevamente, esta vez preguntando por mi nombre.
—Azure ¿Y el tuyo es..?— le respondí dejando la pregunta al aire.
—Phillip, pero puedes llamarme Fil— no tardo en contestar, dejándome ver sus rosadas encías a la hora de sonreír. Mi padre no tardo en comenzar a platicar con los padres del rubio mientras esperaban a que la ceremonia diera inicio.
En medio del aclamado dircurso del alumno con mejor promedio de la universidad escuche como Phillip me murmuraba algo.
—Siempre es el mismo discurso de cada año...— dijo
—¿Eh?— le susurre con confusión.
—mis dos hermanos mayores han estudiado aquí y cada vez que venían mis padres era el mismo discurso, supongo que ya se lo deben de saber de memoria. Es algo que recordarán por el resto de sus vidas— se explicó —Y lo peor es que lo tendrán que escuchar en unos años otra vez— agregó con diversión.
—¿Por qué?— pregunte curiosa
—Mi hermano menor ha dicho que quiere entrar aquí— respondió-
—¿Cuantos años tiene tu hermano?—
—No sabía que te gustaban lo menores, y yo que creí tener una oportunidad— dijo riendo.
—¡Rayos Phillip! No lo digo por eso— me apresure a aclarar.
—Solo bromeaba, tranquila, tiene 13—
—¿13? Falta mucho, ¿No crees?—
—Los años pasan volando sin que te des cuenta, Azure— respondió, despeinándome con sus aires de filosofo, sino, puede que hasta a todos los que estaban en el auditorio.
—Si tú lo dices— masculle llevando la vista hacía el escenario.
Al finalizar la ceremonia las personas comenzaron a disiparse cuando el director indico a donde tenían que ir los nuevos egresados.
—Bueno Azure, espero verte después— habló el rubio estirando su brazo hacía mi, en busca de un amistoso estrechón de manos.
—Lo mismo digo— le respondí correspondiendo su saludo para después apresurarme a llegar hasta donde se encontraba mi padre.
Después de ir por el número de habitación mi padre y yo nos encontrábamos caminando en el pasillo del lote de habitaciones en busca de la B-307
Mientras que mi padre se rompía la cabeza y perdiendo la cordura buscando la habitación B-307 yo solo podía observar el lugar tan espacioso en el cual estudiaría de hoy en adelante.
Voltee hacía abajo, a mi tobillo izquierdo, cuando una esfera de plástico rosada chocaba contra mi repetidas veces, la tome con ambas manos observando a un pequeño hámster en el interior de esta.
—¡Sally!, ¿Dónde estás?— escuche -tal vez todo el lote de habitaciones- gritar a una chica que corría por el piso.
—¡Anne deja de correr por un minuto!— le pidió quien supuse que era su padre, mientras intentaba seguirle el paso sin tener que correr como lo hacía su hija. Poco después entendí que Sally era el pequeño amigo que tenía entre las manos.
Camine hasta donde se encontraba —Disculpa, ¿Ella es Sally?— le pregunté mostrandole la esfera, el rostro de la chica se ilumino por completo mientras asentía con la cabeza y tomaba la esfera entre sus brazos.
—¡Cielos! Gracias, no la encontraba desde hace tres minutos— me dijo mientras me daba una sonrisa amable.
—Mi nombre es Anne— se presento, aunque era un poco tarde pues ya había escuchado a su padre llamarla por su nombre unas tres veces.
—Yo soy Azure— le respondí regresandole la sonrisa de antes.
—¿Qué numero de habitación te ha tocado, Azure?— me preguntó curiosa.
—B-307— le respondí, recordando que mi padre seguramente se encontraba perdido entre tantos pasillos.