Mestiza

XV

 

Hace ya dieciocho años en un pueblo, alegre y próspero donde la gente era conocida por su generosidad y amabilidad hacia los más necesitados, una familia de granjeros tenía una práctica muy peculiar. Todos los días ayudaban a los viajeros carentes de alimentos y agua. Esta familia poseía una joya brillante que ocultaban del resto de la personas por su belleza e ingenuidad, su hija de apenas diecisiete años. Un día un viajero diferente de cualquier otro ya que no necesitaba ni alimentos ni bebida alguna, sino una posada para pasar la noche, su nombre era Legan. Aquellos granjeros en su afán de ayudar ofrecieron su humilde casa, en donde estaba su única hija.

— La ingenuidad humana algún día será su ruina…O su salvación—. La voz apagada de lord Tepes se detuvo antes de seguir narrando la historia, que aún no sé qué tiene que ver conmigo.

El viajero agradeció la hospitalidad brindada por aquella familia y se estableció en un pequeño cuarto sobrante de la casa. La chica se enteró que un viajero apuesto se hospedaba en la pequeña granja y en su curiosidad- que más tarde sería su perdición- fue a ver al intrigante viajero. Su sorpresa no fue menor cuando se encontró cara a cara con él. Alto, con una postura refinada, oscuro cabello y uno ojos ligeramente claros. Pero… Ella no se sintió a gusto con esos ojos, no lo demostró y aun mostro su mejor sonrisa al invitado.

Él por otra parte se deslumbro por la belleza que tenía en frente y su sonrisa. En sus ojos apareció una perversa emoción que no fue vista por la ingenua chica.

La noche llego y con ella una lluvia torrencial acompañada por relámpagos y truenos. Luego de la cena cada persona se dirigió a sus respectivas habitaciones, excepto por aquel viajero que se desvió un poco de la suyas y camino hacia las de alguien más….

— ¡Lord Tepes le estoy muy agradecida, pero no le permito que prosiga!

Una voz extremadamente familiar sonó desde la puerta por la que entre hace tan solo unos minutos, suena triste pero a la vez enojada e histérica, volteo y me encuentro con la visión demacrada de mi madre. No sé si es mi percepción, pero se ve más delgada, su cabello más blanco de lo que debería a su corta edad.

— ¿Mamá?—. Su mirada se dirigió a mí y pude notar como un rastro de dolor y ¿Temor? Si, temor apareció tan rápido como se fue.

— Rosa — La cara de mi madre palideció ante la simple mención de ese nombre —.Perdón, Rosalía, no le puedes ocultar la verdad para siempre.

El señor ojos azules se levantó luego de pronunciar esas palabras.

— ¿Quién dice que no puedo?— Dijo, claramente molesta, mientras sus manos temblaban levemente.

— ¿Cómo llegaste aquí mamá?—. Pegunto ya que la última vez que la vi estaba en la cabaña y ahora estamos… ja, no sé ni siquiera donde estoy.

—Y-o-o — Su tartamudeo solo me confirma su nerviosismo.

Sus ojos buscan ayuda en los ojos azules

— Eso lo resolveremos después — Lord Tepes me habla para responder la súplica de mi madre.

— Mamá necesito saber todo acerca de mí, no puedes mantenerme en la oscuridad para siempre—. Me levante para colocarme frente a ella y volver al tema principal.

— ¡Me niego, y aunque no quieras soy tu madre!— Su pecho sube y baja de forma arrítmica, nunca la vi en este estado.— Volveremos y no hablaremos de este tema, tú te mereces una vida normal.

— ¿Normal? ¿¡Que maldito pedazo de mi vida es normal madre!? —.La rabia empieza a burbujear en mi interior y mis manos se hacen puños—. ¿¡Lo que me paso esta semana es normal!? Ah,verdad ¿No lo sabes cierto? Por qué siempre estas ocupada y si te lo contara no haría la diferencia, solo evadirías el tema y ya ¿¡Cierto!?

Sus ojos se abrieron con incredulidad y un huracán de sentimientos arroyo con sus ojos, la culpa se extendió a través de mi cuerpo, ya que mi madre es la persona que más me ama y yo acabo de sacar toda mi frustración con ella. Trato de caminar hacia donde está, pero antes de que logre acercarme veo frente a mis ojos como toso su cuerpo se desploma, un grito escapa de mi garganta y corro hacia ella, pero antes que la atrape unos brazos lo hacen. Llego hasta ella y no despierta.

— ¡Mamá! ¡Por favor, despierta! ¡Mamá! —. Un temor nunca antes experimentado se fija en mi pecho y mis manos siguen temblando, pero aun sosteniendo la suyas.

El aire comienza a faltar, mis manos a sudar, pánico, temor angustia.,todo impactando uno tras otro o al mismo tiempo, sinceramente, no lo sé.

Miro hacia arriba y veo unos brazos pálidos, pero fuertes sosteniéndola. Daniel. Su mirada esta fija en la mía, pero no logro descifrar ninguna de las emociones que cruzan por sus ojos.

— ¿¡Qué le pasa!? —.Logre articular palabras y vi a todos mirándola en Shock, pero sus cuerpos no se movían en lo absoluto.

No me di cuenta en el momento en que Gerald se colocó a la altura de mi madre y toco levemente su frente, antes que su seño se frunciera.




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