Dicen que después de la tormenta viene la calma, pero no te dicen que la calma NO significa "paz y tranquilidad".
Sino que más bien, es un momento de trabajar, limpiar, sanar, solucionar y encontrarte a ti mismo.
Canalizar las emociones y sentimientos;
Trabajar en las heridas y labores;
Limpiar tu mente de energías negativas e incluso limpiar tu casa, cuarto, etc;
Sanar heridas del pasado que causaron nuevas heridas o que se abrieron con lo acontecido en el presente, en algunas ocasiones reaccionamos de manera desfavorable porque llevamos una herida infectada o mal cerrada, como la amargura, el egoismo y el orgullo;
Solucionar todo lo que quedó pendiente, ya sea por distracción, falta de prioridad o simplemente, por contexto circunstancial;
Y finalmente, encontrarse a sí mismo, descubrir el crecimiento que has tenido de la última crisis a la actual, las lecciones adquiridas tanto buenas como malas, hallar la fe en Dios, la fortaleza de tu experiencia y planear nuevos sueños.
Fluir, actuar y volar.