Ms Oyola mi maestra nada más eso podría ser pero una extraña mujer detrás de ese título. No me pregunten el porqué, la debo conocer más y hay algo raro en todo que no comprendo.
Como sea la aprecio mucho, me trató de una manera cariñosa y tierna. No sucedió nada desde aquella vez que me preguntó sobre las marcas en mi cuello y mi madrastra nos interrumpió. Pasaron dos meses contados y solo me detenía a continuar estudiando a Oyola nada más. A tratar de tomarle confianza para decirle. Tal vez ella podría ayudarme. Uno de eso días en los que tomaba clases ella se acordó y volvió a pedirme que habláramos.
-Miriam ven siéntate aquí. Me vas a decir qué te pasa y eso es ya.-Me ordenó haciéndome pestañar muy aceleradamente.
-Yo, a mí, nada. ¿Por qué?-El miedo me traicionó.
-No me mientas que te pasa algo. No te crees que yo no me doy cuenta. Entras aquí al salón triste, rara, desanimada, y escribes cosas tristes, pasaron dos meses desde que te he visto con moretones horribles ¿cómo es que no me voy a dar cuenta Miriam?-Dijo con tristeza y yo bajé mi rostro.
Le tomé un poco de miedo y como no me dejaba de mirar al rostro suspiré de rendición.
-Sí, está bien, ya te diste cuenta. Pero no soy de las que le gusta hablar ¿Te lo puedo escribir?-
-Está bien Miriam. Pero por favor dímelo todo. Con tal de saber qué te sucede no importa si lo tengo que leer.-Dijo con una sonrisa. Y le acerté.
Busqué un papel, un lápiz, y salí fuera de la pared del salón. Y cuando iba a escribir me sentí tan triste que no pude contener las lágrimas, llené todo el papel de lágrimas y como me surgió una rabia de terror por todo lo rompí.
No me percaté de que una de mis amigas me veía llorar. Y le grité.
-¡Ya vete déjame en paz escribir!-
Y segundos pasan cuando Ms Oyola aparece y me da un pañuelo junto con otro papel. No me miró a los ojos siquiera.
"-Inténtalo de nuevo-" Me quedé atónita y pasmada cuando dijo eso. Me dispuse a escribir otra vez cuando me dicen que me voy. Lo primero que se me vino a la cabeza fue mi madrastra. Y olvidé hasta llorar.
-¿Pero cómo es que se dio cuenta que estaba llorando?-Dije a pesar de que nadie me escuchara.
Ms Oyola pasó por mi lado percatándose de que me había levantado y tomado mi mochila.
-¿Me escribiste algo?-Preguntó
-No, lo siento me voy.-Dije decepcionada.
Siguió su camino y yo con la rabia y el miedo caminé a pasos lentos.
No le pude decir otra vez no le pude decir. Y lo dije porque necesitaba alguien que me escuchara simplemente eso. Nada más. Como sea no encuentro la manera de hablar.
Osea durante este mes ella me ha ayudado, pero no he podido decirle nada porque soy demasiado tímida y eso que ella se la pasa todo el día diciéndome "Qué te pasa" por toda esquina pero no le digo nada.
(...)
Llegué a mi casa, y solté la mochila en la cama. Cuando iba a salir para buscar la comida mi madrastra apareció en la puerta de mi cuarto mirándome mal.
-¿Eres necia o qué?-Espetó rapidito y yo no entendía qué sucedía.
-¿Q-qué sucede?-Le dije con miedo.
-¡Para qué demonios te pusiste a decirle a la maestrita tuya que te pasaba algo!-Dijo cuando recordé que justo desde su segundo día le había dicho que me sucedía algo, ¿pero a quién le diría que me sucedía? Yo no le especifiqué que era.
-La estúpida de tu psicóloga me llamó para decirme que andas disque en depresión.-Soltó y yo respiré hondo.
-Yo no dije nada, y no estoy en ninguna depresión, la loca es ella.-Le espeté y me pegó en la cara.
-¡Ah no y quién es una tal Oyola!-Gritó y abrí mis ojos en gran tamaño pero no hable.
-¡Ella es la que anda diciendo que estás mal a la estúpida de la psicóloga y después me están llamando para decirme cosas de ti!-Gritó
-Yo no he dicho nada, y tampoco a mi maestra Oyola le he dicho algo de lo que tu me haces.-Le espeté de mala gana pero se terminó enojando para empujarme y hacerme caer de espaldas al suelo.
-¡Vaya el error que eres Miriam, vaya la aberracidad que eres como persona, vaya lo inútil que eres ah! Estúpida no te quiero hablando nada porque si no te callas la que te callaré seré yo rompiéndote la boca ¿escuchaste?-Me dijo, me pateó y se fue cerrando la puerta.
No pude contener llorar. No entiendo porqué me trata de esa manera, ¿y todo por Ms Oyola? No imposible, yo no le había dicho nada. Solo le dije que me sucedía algo pero no especifiqué. Pero lo más que me dolió es que mi madrastra me dijera que era un error...