Un viejo sabio una vez dio al joven Shiloh un pequeño cofre, donde le contó que el cofre feo y viejo era una llave que abriría grandes secretos y conocimientos, con la condición de que su dueño descubra su propósito de vida, si el dueño verdaderamente descubre su propósito este cofre se abriría dándole acceso a todos los conocimientos imaginados e inimaginables que aún ignoramos. En ese momento Shiloh juzgó de loco al viejo, pero le entretenía escuchar las historias que contaba.
Años más tarde los padres de Shiloh murieron por alguna rara enfermedad. Shiloh había salido a buscar ayuda antes, a las grandes ciudades que se encontraban cerca, nadie lo ayudó, visitó todos los lugares, hospitales, clínicas, curanderos, de todo. Solo deseaba que alguien lo ayudara, pero la respuesta era la misma, una categórica negativa siempre. Regresó al pueblo cansado y frustrado por su fracaso, minutos después de su regreso sus padres murieron, el sitio quedó en un enorme silencio, ya nadie quedaba en el pueblo ellos eran los últimos, decidió enterrarlos en el jardín de su casa, el pequeño cementerio del pueblo ya se encontraba repleto. Ante su tumba prometió salir adelante y hacer algo importante. Pues como le habían dicho desde niño él era un regalo de los mismos dioses, algo valioso e importante.
Al tercer día salió de su pueblo, cargando una pequeña bolsa con ropa dentro, una foto de sus padres y el cofre que el viejo loco le dio. Llegó a la primera ciudad grande que encontró, comenzó a observar todo de ella, su funcionamiento, estructura, leyes y el comportamiento de sus habitantes. No pasó mucho tiempo para que una concentración de habitantes llamara su atención, se acercó para saber cuál era el motivo de verlos a todos juntos ahí, observó a un joven elefante, era el centro de las burlas de los demás para después comenzar a ser golpeado por la mayoría, Shiloh permaneció un poco más observando la escena, tratando de entender algo. Los minutos avanzaban y nadie hacía nada por detener aquello, hasta que Shiloh no tolero más aquella situación, parándose al frente preguntó la razón del ataque, la multitud calló por unos minutos, para después continuar con los insultos y algunos golpes, las risotadas se acrecentaron pues todos se percataron de las ropas viejas y rotas que vestía Shiloh, fue el momento donde el exploto, tomando una piedra que le habían lanzado, la lanzó de regreso a uno de los agresores y lo tiró, la sangre comenzó a manar de su cabeza, todos callaron y Shiloh rugió, advirtiendo que si alguien más se atrevía a atacar recibiría un peor castigo que aquel que observaban tirado
Editado: 06.09.2021