— Pero ellas eran muy vulgares, y vestían... — Broly abrió los ojos, recordó cuando entró por primera vez al camarote de Cheelai, ella usaba ropa como esas mujeres, no se había dado cuenta de la similitud hasta ahora.
— Esta es de las caras, y por eso más peligrosa, haría cualquier cosa por dinero, te lo aseguro.
El joven se tranquilizó de a poco, ahora entendía por qué su padre le decía mujerzuela a Cheelai.
— Debo ir a cuidar el fuego, vuelvo a la noche.
Pero se acomodó de tal manera que podía vigilar a su hijo todo el tiempo. Así el muchacho estuvo unos días sin poder ir a ver a los otros náufragos, todo el tiempo estaba pensativo recordando lo que conversó con su padre.
— ¿Qué le habrá pasado? — preguntó por enésima vez Cheelai mientras miraba a la selva.
— ¿No es obvio? Su padre lo descubrió y lo castigo
— Es un tonto, ya es adulto, no entiendo porque no se revela contra ese tipo.
Al final la muchacha preocupada cuando anocheció fue cerca de la cabaña del padre e hijo, vio como el anciano estaba durmiendo tranquilo, en cambio el joven miraba al techo sin poder conciliar el sueño. La muchacha tiró una piedra que le dio justo en la cabeza al joven, miró desde donde había llegado el proyectil, vio a la del pelo blanco.
— ¿Qué te pasa? — preguntó medio dormido Paragus.
— Voy a orinar, ya vuelvo.
Se alejó lo suficiente para que no lo escuchará su padre.
— ¿Qué haces aquí? Si te ve mi papá se molestará de nuevo — susurró nervioso.
— No volviste, y me preocupe por ti.
— No me deja de vigilar en el día.
— Entonces... ven a verme a la laguna poco antes del amanecer, allí nos encontraremos, me gusta hablar contigo ¿Tú quieres conversar conmigo?
La miró un segundo, era muy bella, pero no solo por fuera, era alegre, una mujer con mucha fuerza interior, decidió que no era importante para él lo que le dijo su padre sobre ella.
— Bueno — el joven quería volver a su cabaña.
— Iré día por medio ¿Te parece? — le propuso ella.
— Sí, debo irme, papá puede sospechar si no vuelvo rápido.
La subsiguiente noche llegaron ambos casi al mismo momento
— ¿Y tu padre?
— Está durmiendo, siempre despierta temprano, pero no tanto — se quedó callado, no sabía que más decir.
— Siempre me gustó la noche, con esas estrellas tan lindas — dijo ella mirando al cielo, para hacer conversación.
— Tú también eres como esas estrellas — le sonrió tímido.
— Gracias — se sonrojó — me gusta mucho actuar, así eres una persona distinta cada vez, no tienes que llevar la misma horrible vida todos los días — se puso triste recordando su pasado — mejor cuéntame de ti ¿De dónde vienes? ¿Y tu madre? ¿Tienes más familia?
El otro se revolvió nervioso, miró al agua y empezó a hablar con voz triste.
— Teníamos una casa en un bosque, no había televisión, ni siquiera electricidad, padre nunca me dejó ir a la escuela, solo entrenaba y entrenaba.
— ¿Y tu madre?
— Murió cuando nací, complicaciones en el parto dijo padre — miró al cielo — no tengo ni siquiera una foto de ella. No tengo más familia que a él.
"Por eso lo proteges, no tienes a nadie más en la vida".
— Entiendo ¿Y esa piel que usas? ¿Cazaste al animal?
— Allí habían manadas de lobos, cuando podía salir de casa en la noche, corría hasta que mis piernas no daban más, una vez encontré una loba muerta, había varios cachorros con ella, solo quedaba uno con vida, se notaba que lleva días sin tomar leche, lo lleve a casa, papá quería dejarlo en una jaula, para cuando fuera algo mayor matarlo por la piel, le dije que lo llevaría dónde estaba su madre y los otros cachorros, pero que lo dejara en paz. Él aceptó, consiguió buen precio por las pieles, y yo pude cuidar al pequeño varios meses, cuando ya había crecido papá decidió de todas matarlo y vender su piel, esa noche lleve al lobezno al bosque y lo deje allí, él quería volver conmigo, así que lo golpeé, así logre que se fuera, papá se enojó, me pegó hasta que tuvo que llevarme al hospital, pero sabía que había hecho lo correcto. Cinco años después cuando me detuve en la floresta, me vi rodeado de lobos, no había forma de que sobreviviera, entonces llegó uno muy grande que los atacó, pero los otros eran muchos, al final huyeron, pero el que me ayudó estaba herido de muerte, cuando me acerqué a él, estaba agonizante, puso su cabeza en mi mano.
— ¿Era tu amigo? ¿El que salvaste?
— Sí, lo desollé antes de enterrar su cuerpo, lleve su piel a casa, papá quiso venderla, pero yo no lo deje, ya no era un niño y por primera vez me opuse a una orden suya, era lo único que me quedaba de mi amigo, desde entonces la llevo conmigo.
— ¡Qué pena!
— Era el único amigo que he tenido, bueno — la miro de lado, sonrojado — antes de ti.
"Que terrible lo que ese maldito anciano le hizo pasar, debería odiarlo pero nunca deja que se hable mal de él, eso me dice que tiene un corazón de oro".
— Debo irme, sino puede que padre despierte y si no me ve a su lado puede sospechar.
— No debes hacerle caso en todo lo que te dice, eres mayor de edad, puedes mandar sobre tu vida.
— Gracias por preocuparte por mí, eres una gran amiga — le dio un beso en la frente, luego le revolvió el cabello.
— Oye Broly.
— Dime.
— ¿Crees que nos rescatarán? — preguntó ella nerviosa.
— Seguramente, y si no yo te protegeré, eres mi amiga, y lo serás para siempre — se fue y se acostó al lado de su padre, le costó volver a dormirse.
Ella suspiró por lo tierno que era, pero mientras volvía a su cabaña se puso triste. Cheelai se dio cuenta que la forma tan tierna que tenía de ser el gigante le había llegado al corazón, pero si él sabía de su pasado, nunca la iba a querer.
— ¿Qué te pasa Cheelai? — le dijo Lemo al verla llegar tan melancólica, la joven tomó unas ramas y las tiró a la fogata.