Max
Había pasado una hora o más desde el último mensaje que le envié a Ally, así que decidí ir a Vendetta, compraría algunas cosas para ella y para mí, con todo lo que le ha pasado hoy quería consentirla. Además, sabía que ese era su lugar favorito y tal vez con suerte la encontraría ahí.
Al llegar estacione el coche y me dirigí hacia el local. Quedé sorprendido al entrar, ahí estaba ella, pero no era eso lo que me sorprendía, sino que estaba con un chico, lo veía fijamente como si lo estuviera estudiando. Ella estaba de espaldas, me acerque lentamente tratando de no hacer ningún ruido, Ally siempre ha tenido un buen oído y buenos reflejos, rara vez lograba sorprenderla. Ninguno me vio, parecía que estuvieran en una burbuja solo los dos, creo que esto fue una mala idea, pero de nada servirían los arrepentimientos.
— Te encanta esta cafetería, ¿no? —pregunté, al oír mi voz se levantó de golpe y la silla en la que estaba terminó en el piso.
— Sabes que es mi favorita —respondió abrazándome fuerte, no me esperaba esta reacción—, ¿qué haces aquí?
— Vine a buscarte, hace más de una hora estoy esperando que vuelvas a casa —regresé a ver al chico y estaba atento a cada una de nuestras palabras—, pero ya veo que estas ocupada —susurré para que solo ella me escuchara y una sonrisa amenazaba con escapar de mis labios.
— Tonto —sacó la lengua como una niña y añadió—: Vamos a casa.
— Soy Max —me presenté, sabía que Ally no lo haría—, su mejor amigo —añadí, no quería malos entendidos.
— Soy Jake —su tono era amable.
— Vámonos, se nos hace tarde —intervino Ally y comenzó a empujarme hacia la salida.
— Fuiste muy mal educada —la regañe—, ¿por qué hiciste eso?
— Porque los vi, si los dejaba cruzar una sola palabra empezarían a conversar. Además, no me gustaría verlo por casa —habló muy rápido, siempre lo hacía cuando no sabía cómo explicarse o se encontraba nerviosa—, y no tenías que aclarar lo que eres para mí, no pretendo nada con él.
Quería replicar y decirle que eso no fue lo que vi, pero sería una conversación de nunca acabar, así que opté por preguntar —: ¿Y cómo sabes que nos llevaríamos tan bien?
— Eres la persona más sociable que he conocido en mi vida, Max. Creo que tendrían muchos temas en común y serían buenos amigos —se quedó pensativa por unos segundos y añadió—: Incluso mejores amigos.
— No conoces a muchas personas Ally, y de todos los que conoces se podría decir que yo soy el más sociable. Además, tus conclusiones me parecen precipitadas.
— Touché —murmuro
— ¿De dónde lo conoces? —pregunté, tenía curiosidad.
— Fue el chico que hizo que no pudiera asentar mi pie durante una semana —estaba empezando a irritarse.
— El chico que no sabía usar patines.
— ¿Cómo lo sabes? Yo no te conté eso, ¿o sí? —sonreí ante su confusión.
— No me lo quisiste contar, pero cuando estas enojada no sueles ser muy silenciosa. Creo que todo el barrio sabría quién es, además, pasaste quejándote de él y de lo irresponsable que era, durante toda esa semana, como olvidarlo —rodó los ojos ante mis comentarios.
— Te he dicho que eres exagerado —preguntó, pero más bien era una afirmación—, porque si no es así, debería hacerlo más seguido —se estaba burlando.
— Pues yo si te he dicho que a veces eres insoportable, no me cansare de decirlo —bromeé.
— Nos aguantamos mutuamente, querido Maxito —sabía que odiaba que me diga así.
— No me digas Maxito —refunfuñe, ella sonrío victoriosa, no sé cómo habíamos terminado cambiando de tema, pero no lo dejaría así—. Entones, ¿cuándo crees que volvamos a ver a Jake?
Su sonrisa se esfumó al escuchar ese nombre — Ha sido una simple casualidad, dudo que volvamos a verlo.
— Oh, qué pena —no pude continuar pues Ally me dio un codazo en la costilla—. Oye, deja de maltratarme.
— Haz silencio —susurró al bajar del coche, pero no tenía sentido ya que solo estábamos los dos— Hay alguien en casa, Javier y mi madre se fueron ¿verdad?
— Yo no escucho nada Ally. Y sí, se fueron.
Nos acercamos a la puerta, saque las llaves de mi bolsillo, cuando estuve a punto de abrir la cerradura, alguien abrió la puerta por dentro e instintivamente me coloqué delante de Ally. Cuando me di cuenta quien era, pude volver a respirar.
— Hola chicos —dijo al vernos.
— Buenas noches, señor Smith —saludé y me hice a un lado para que Ally pueda verlo.
— Eres como de la familia muchacho, puedes llamarme Andrew —su sonrisa era amable y sincera.
— Papá —dijo Ally sorprendida— ¿cómo entraste?
— Yo también me alegro de verte hija —por lo visto el sarcasmo era algo de familia—, estoy bien, gracias por preguntar.
— Lo siento, papá —dijo lanzándose a sus brazos—. Me alegro de que estés aquí, ¿por qué no me avisaste que venias?
Puede que su relación padre-hija no sea la más buena, debido a la falta de comunicación, pero es evidente que se quieren mucho y aunque ella no lo admita, es la niñita de papi.
— Te estuve llamando pero no contestaste, así que vine a buscarte y no había nadie en casa. Estaba a punto de irme.
— Se apagó mi móvil, pero en serio ¿cómo entraste? —preguntó separándose de él, para poder entrar a casa.
— Te conozco mi niña y sé en donde guardas la llave de repuesto —se encogió de hombros.
No sabía que tuviéramos llave de repuesto, varias veces me quede fuera por olvidarme las llaves dentro de casa y la solución estaba ahí mismo. Aunque conociéndola, era obvio que guardaría una.
De seguro tenían varias cosas de que hablar, así que los dejaría solos e iría a mi habitación.
— ¿Pedimos pizza para la cena? —pregunté, no era lo más saludable pero una vez al año no hace daño o eso dicen.
— Yo cocinaré —respondió Ally—, te aviso cuando este todo listo —asentí levemente y subí las escaleras.