— ¿Ustedes dos están saliendo? —la incredulidad era evidente en mi voz. Se removieron incomodos en sus lugares con mi pregunta.
— No estoy enfadada con ustedes si eso es lo que les preocupa —agregué al ver que no iban a responder. Los dos soltaron un suspiro de alivio al escucharme.
— Planeábamos decírtelo pronto —añadieron los dos al mismo tiempo, yo solo pude soltar una pequeña risa, me parecían muy adorables. Pronto debería hablar con ellos, necesitaba explicaciones.
— Bueno, los dejo tortolitos —, abracé a Lily con cuidado y dejé un beso en su mejilla.
— Tu y yo debemos hablar —le dije en un susurro y ella me respondió solo con una pequeña sonrisa.
— Chao papi, te veo más tarde —dije mientras lo abrazaba fuerte antes de salir y también le susurré lo mismo que a Lily, pero el solo trago saliva al imaginarse el interrogatorio que le esperaba.
Al salir no encontré a Jake, entonces supuse que seguía en la cafetería y fui a buscarlo, pero al llegar ahí tampoco estaba. No me agradaba la idea de tener que buscarlo en el hospital, pero no podía dejarlo aquí.
Jake
Dos años. Hoy se cumplían dos años desde que Lissy entró en coma. Sentía una ligera opresión en el pecho al recordarla, pero tenía la esperanza que con el tiempo el dolor disminuyera. ¿Es posible olvidar a quien quieres?
Lissy, con su sola presencia brindaba alegría y tranquilidad. Tuvo varios diagnósticos diferentes y distintas operaciones, la mayoría de esas operaciones no debían haberse realizado, eso acabo por debilitarla. El último diagnóstico fue el verdadero, el que tenían que haber detectado desde el principio.
Era la luz de mi familia y después de que entrara en coma todo quedó reducido a la penumbra, soy el único que continua visitándola, perdieron la esperanza de que algún día despertara, pero yo no podía hacerlo porque presentía que pronto lo haría.
Ya había venido a verla en la mañana, por eso llegué tarde al instituto.
Le dije a Ally que estaría en la cafetería, sin embargo no pude estar ni dos minutos ahí. Me levanté y fui a la habitación en la que se encontraba Lissy, porque ella también se encontraba en esta clínica, solo que estaba en UCI.
— Hola hermanita —dije en un susurro mientras acariciaba su mano, había conseguido permiso para entrar a verla.
— Discúlpame por no venir a verte más seguido, pero ya sabes cómo es papá —mi voz salió entrecortada—. Las cosas en casa están complicadas, no sé si cuando despiertes las cosas van a volver a la normalidad pero sino vuelven a la normalidad no me importa. Lo único importante es que despiertes, te extraño tanto —una lagrima escapó de mi ojo.
— Dejando a un lado el sentimentalismo, hay algo que debo contarte —solté un suspiro antes de continuar—. No sé si recuerdes a la chica que te mencioné hace un tiempo. De seguro lo haces, sólo que es poco probable que al despertar recuerdes todo lo que te he dicho. Bueno… por casualidades de la vida me la volví a encontrar, fue en un día lluvioso, sabes que detesto esos días pero ella hizo que mejorara. Algo que me parece muy extraño considerando el hecho de que no la conozco muy bien, pero hay algo en ella que me llama la atención, asumo que solo es curiosidad ya que la vez que nos conocimos nuestro encuentro no fue algo normal —una pequeña risa se me escapó al recordar ese día—. Creí que no la volvería ver, pero hoy me sorprendí bastante al encontrarla en mi nuevo instituto. Si estuvieras despierta de seguro estarías molestándome, asegurando que esa chica me gusta, incluso imagino lo emocionada que estarías, pero te puedo asegurar que no siento eso por ella, solo me da curiosidad.
En ese día lluvioso que nos volvimos a reencontrar vi en su mirada tristeza, pero no quise preguntarle nada para no incomodarla, además, ella es muy reservada y dudo que vaya a contarle sus problemas a un desconocido. Sabes, también sentí que estaba rota por dentro y tiene varios muros a su alrededor para evitar salir lastimada. De seguro piensas que estoy loco, porque nunca he podido identificar los sentimientos de los demás, pero con ella hay algo diferente. Sin duda creo que seríamos buenos amigos.
Ella siempre te ve a los ojos cuando cree que le mientes, también se dio cuenta que no me gusta que me miren fijamente a los ojos por mi heterocromía. Sabes que nunca me ha gustado eso porque siempre me molestaban, pero independientemente de eso, sentir su mirada me pone nervioso —confesé con un ligero rubor en las mejillas.
Creo que es momento de irme, trataré de venir pronto. No olvides que te quiero —dije mientras dejaba un beso en su frente.
Al salir al pasillo me encontré con Ally, pero estaba algo extraña.
— Al fin te encuentro —dijo con alivio—. Te he buscado por todo el hospital.
— Es que vine a ver a —no pude acabar lo que iba a decir, porque alguien llamó a Ally.
— ¿Ally? ¿Eres tú? —Ella al escuchar que la llamaban se puso tensa y su rostro perdió todo color.
Avanzó rápidamente por el pasillo que guiaba al ascensor y la seguí, mientras podía escuchar que la seguían llamando y unos pasos se aproximaban a gran velocidad.
— Ally tenemos que hablar —dijeron antes que las puertas del ascensor se cierren. No entendía nada y cuando regresé a verla había lágrimas acumuladas en sus ojos. No sabía qué hacer, nunca he sido bueno consolando a nadie. Así que hice lo primero que se me vino a la mente, abrazarla. Eso la tomo desprevenida, pero no se apartó, escondió su rostro en mi pecho y empezó a llorar.
Después de unos minutos estaba más tranquila, justo había dejado de llorar cuando las puertas del ascensor se abrieron en la planta baja de la clínica.
— ¿Estás bien? —pregunté en un tono suave.
— No, pero lo estaré —dijo con sinceridad y me regaló una dulce sonrisa—. Gracias por lo de hace un momento, gracias por todo lo que has hecho por mí.