No me odies, Quiéreme

Diferente forma, misma piedra.

¡Hola! Estamos de regreso. :) Primero mandé a Alonzo y Alicia de vacaciones porque estaba enfocada en un proyecto muy especial, pero todavía es secreto. Si quieren saber más de él pueden seguirme en Instagram (AlePenaG) y Facebook (AlePenaEscritorr)

Después tuve un problema de salud en el que no pude escribir tres semanas, y lo que escribí terminé borrándolo, pero aquí estamos de regreso. Con un capítulo bastante largo, el más largo que he escrito no solo para esta novela, sino para cualquier otra, por el momento.

Espero disfruten de el. Nos leemos Xoxo

 

********

 

Ya habían pasado algunos días desde que Alonzo habló con Tomás, y no había logrado aclarar sus ideas sobre lo que tenía que hacer en cuanto a su relación con Alicia, si eso no fuera suficiente ella estaba actuando demasiado extraño con él. Sentía que lo estaba evadiendo, si por alguna razón Alicia hablaba de algún tema con él, solo eran cosas relacionadas con Adrián. Él estaba llegando a creer que ella ya se estaba cansando de cuidar a su hijo, pero la misma quedaba descartada cuando los veía juntos, Alicia y su pequeño hijo cada día se entendían mejor, no es que en algún momento no hubiera habido una conexión entre ellos, y todo era gracias a Alicia, ella desde el momento cero había sido encantadora y Adrián sin poder evitarlo había quedado rendido a sus pies.

 

«Y tú también», añadió mentalmente.

 

Irónicamente esa conexión preocupaba a Alonzo. Él no estaba seguro de que fuera buena idea que estuvieran tan unidos, porque al hacerlo cuando Alicia decidiera que ya no quería saber nada de ellos, y tarde o temprano eso pasaría, su hijo sería el que más sufriría con la partida.

 

«Y tú», reiteró para sí.

 

De alguna forma tenía que asegurarse que el recuento de los daños fuera el menor cuando se diera esa ruptura, en especial, porque Adrián a su corta edad ya había sufrido demasiado abandono en lo que a mujeres se refería. Primero por parte de su madre, y segundo por su primera niñera que lo había dejado solo sin importarle que estuviera hambriento. Alonzo era consiente, aunque no le gustara reconocerlo que Tomás tenía razón y no había forma de impedir que su hijo siguiera haciendo un lazo tan grande con Alicia.

 

Seguro de que debía romper ese lazo que había surgido entre ellos, lo más pronto posible, empezó a entrevistar a posibles candidatas a niñeras, pero de las cinco chicas con quien se había entrevistado ninguna la convencía, así que las rechazó a todas por la misma razón, ninguna de ellas era Alicia.

 

―Tengo que aceptar que estoy enamorado de Alicia. ―murmuró en voz alta.

 

―¿Qué dices? ―cuestionó Ezequiel sin levantar la vista de los documentos que estaba revisando.

 

―Solo pensaba en voz alta.

 

«Lo mejor es que me concentre en el trabajo, ya después encontraré que hacer con mi vida», recriminó así mismo.

 

―¿Seguro? ―insistió―. Llevas varios días retraído. Si tienes algún problema, te puedo ayudar. ―ofreció sincero.

 

―Gracias, pero no creo que quieras llenarte la cabeza con problemas sin ningún interés.

 

―Si esos problemas llegan a afectar tu productividad me interesan.

 

«Touche», pensó Alonzo. Ante la insistencia de su jefe Alonzo cedió, después de todo un consejo no le caería nada mal.

 

―Estoy buscando una nueva niñera para mi hijo, y no logro encontrar a la persona indicada.

 

―¿Por qué?

 

―Ninguna me convence, no estoy seguro de que ninguna de ellas esté dispuesta a quedarse con él sin importarles nada más.

 

―¿Por qué deberían de hacerlo? Solo son su niñera no su madre.

 

―Necesito una garantía de que mientras esté trabajando o estudiando sean capaces de cuidarlo hasta que yo regrese.

 

―Entiendo. ¿Qué pasó con la niñera que tenías? Por lo que me habías dicho parecía la mujer maravilla. ―Alonzo se tensó, por más que trataba de encontrarle defectos a Alicia no podía, y lamentablemente el mote de la mujer maravilla no le hacía justicia a su parecer.

 

―Lo es, por eso creo que lo mejor es que ella ya no cuide de Adrián.

 

―¿Perdón?

 

―Sé que parece extraño, pero el hecho de que Alicia sea un encanto y siempre esté dispuesta a ayudar, tenga una sonrisa en la cara y su corazón sea inmenso.

 

«Esa es mi hermana», confirmó Ezequiel mentalmente.

 

―Sigo sin entender cuál es el problema.

 

―Ese precisamente, ella es tan perfecta que el momento en que decida irse mi hijo va a sufrir demasiado.

 




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