Nothing is easy [editando]

​​​​​​​Capítulo 36

Capítulo 36

Hace 7 meses atrás.

Admiramos a todos los que lo han tenido difícil en esta vida, incluso mucho más a los que han tenido que luchar para sobrevivir el día a día, pero envidiamos a los que la han tenido fácil, aquellos que nacieron en una cuna de oro, que no les hacía falta nada.

Quizás nosotros somos aquellos guerreros que tenemos que luchar para sobrevivir el día a día o quizás somos aquellos que nacimos en cuna de oro, pero lo único seguro es que todos sufrimos en esta vida, todos lloramos y hemos tenido deseos de morir.

Nada es fácil, muchos lo han dicho, otros lo han pensado.

Rodearte de personas que no tienen la misma carencia que tú, te lo hace difícil. Por el simple hecho que no puedes llevar su ritmo. Algunas veces tienes que mentir que no tienes ánimos para salir, otras que prefieres algo tranquilo.

Mientras tú luchas y te esfuerzas en el trabajo, para sustentar los gastos en tu hogar, tus compañeros solo planean salidas, compras en tiendas de marca o campamentos en un fin de semana.

Algo así vivió Clara, por no decir siempre. El último año de colegio fue triste y aliviador, siempre tuvo que declinar las salidas en grupo.

Nunca culpó a nadie, sentía que su padre no tenía la culpa de lo que les pasaba, porque solo era una tormenta, la cual muy pronto iba a salir, pero ¿A qué costo?

Una semana antes de aquella salida accidentada, le llegó una notificación al teléfono, la cual indicaba que había sido agregada a un chat grupal. Optó por salirse, pero pensó que lo mejor era permanecer en silencio, leyendo lo que escribirían y no había la necesidad de participar. 

Dos días después le contó a su padre sobre el reencuentro de sus compañeros de clases, esperando un comentario negativo, pero lo único que recibió fue un jalón de orejas por parte de él. Era una mujer joven, tenía que disfrutar de ello.

Era bueno que trabajara, pero debía de apartar un tiempo para ella misma, porque nunca sabrás cuándo será el último día. A pesar de no haber participado en la plática del chat, había decidido ser parte de ella. Se lo merecía luego de años sin descanso.

Un día antes de la emocionante reunión recibió un mensaje, sabía quién era, porque había guardado todos los números dentro del chat. Era una compañera, que siempre estuvo a su lado y que fueron muy íntimas en la época del colegio.

El mensaje que recibió fue «¿vamos juntas mañana?»

Dudó en responder, pero fue una respuesta afirmativa, ese día quería ser alguien diferente, alguien que no tenía preocupaciones por su economía, quería ser una joven disfrutando de sus 20’.

Aquella compañera la iba a recoger en su auto, tenía que estar lista temprano, y así lo hizo. En un vestido muy hermoso, con unos tacones altos, se sintió la mujer más sexy que existía en el mundo, le hizo una hondas a su cabello y su maquillaje no fue espeso, fue suave, algo característico en ella.

El sonido del claxon le dio aviso que su compañera estaba afuera, su padre le dio un fuerte abrazo y le dijo que se divirtiera todo lo que podía, porque se lo merecía.  

—Estás hermosa — fue lo primero que escuchó al entrar al auto. — Los años no pasan por ti.

—Tú no te quedas atrás — sonrió Clara.

Aquella morena que la había ido a recoger, no paró de hablar de todo lo que había logrado en estos años, se le veía lo feliz que estaba. No le enojaba que hablara de sus hazañas, porque si hubiese logrado todo lo que le estaba contando, ella también hablaría sin parar. 

 Cuando llegaron, lo primero que captó su atención fueron el cambio físico que habían obtenido los hombres y mujeres con los que había crecido. Eran más altos de lo que recordaba, algunos estaban gordos, otros musculosos y uno que otro eran solo ellos, enfundados en camisas sin ni una arruga, con reloj en la muñeca, bañados de perfumes, peinados. Las mujeres igual, gordas, delgadas e incluso contorneadas, con hermosos vestidos, pantalones y blusas que le daban una hermosa elegancia y espontaneidad, era evidente que muchos de ahí se habían pasado largas horas frente al espejo para arreglarse. 

Algunos se sorprendieron al verla, no era la misma muchacha de hace un par de años. Estaba maquillada y con un vestido muy sexy. Las mujeres la miraban y analizaron su vestimenta, era obvio que no era un vestido de una marca reconocida, pero no le quitaba lo hermoso que era.

Estaban en un pub privado, quizás no era la mejor opción para el primer encuentro luego de años, por el ruido, pero fue lo mejor que se les ocurrió. Estar con ellos era como si el tiempo nunca hubiera pasado, eran los mismos, traviesos, graciosos, divertidos, y el cotilleo era lo que más abundaba.

Algunos ya estaban casados, como Limber que tenía 3 años de casado con una alemana y que estaba en Perú solo de vacaciones, otros tenían hijos y ni siquiera se habían casado, como Mirta, que tenía dos hijos y uno de ellos era hijo de uno de los hombres que estaban en esa reunión. Algunos estaban a punto de casarse, como Marcos, que tenía un año de noviazgo con su prometida y que hace dos meses le había propuesto matrimonio.

En el colegio era el típico chico alto, guapo que tenía a la novia más guapa del salón. Un sueño inalcanzable para muchas. Sus rasgos faciales se habían definido, su quijada, aquella barba bien recortada, ni siquiera se había preocupado en peinarse, pero lucía muy atractivo.

Cuando dio la noticia de su matrimonio muchas se vieron decepcionadas, aún sabiendo que no podían tener una oportunidad con él, porque estaban casadas.

La reunión había comenzado con el pie derecho, todos estaban animados, muy alegres, estar en ese lugar les recordaba el tiempo que habían sido imprudentes, cuando lo único que les importaba era salir a pasear y pasarla con los amigos. 

Se habían formado grupos, se habían juntado con los que más confianza tenían, algo tan común. 



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En el texto hay: mentiras, embarazo, decepción

Editado: 01.07.2024

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