Nothing is easy [editando]

Capítulo 47

Clara K.

Había muchos vestidos, todos eran hermosos, pero ni uno era de mi agrado, todos tenían pedrería, escote, sin mangas y no me quería exponer demasiado, además, tampoco sabía a dónde iría con Lucas.

-Debes de elegir uno – menciona Lorena sentándose en el mueble.

Yo me encontraba de pie, mirando con detalle cada vestido.

-No podrás saber qué vestido te gusta, si no lo pones.

-No es necesario hacerlo para saber que no me gustan. Estoy embarazada, no podré lucir bien ni uno de esos vestidos.

-Lo sé, es por ello que me di el tiempo de elegirlos, son exclusivamente para mujeres embarazadas. 

-Bueno, tienen mucho brillo, soy más de irme por la sencillez  - me excusé para evitar ponermelos.

-Hubieses comenzado desde ahí – volteo y ella se levanta, se acerca a una señorita que venía con el personal que la acompañaba.

Cuando Lorena se le acerca hasta su oído y le susurra algo, esta sale con rapidez del departamento.

-Pensé que serías de las que les gusta lo llamativo, un error mío.

-¿Por qué se ha ido?

-Oh, le mandé a ver un vestido que lo saqué de los seleccionados, porque era muy simple.

Ahora era mi turno de sentarme en el mueble para hacer descansar mis piernas, las sentía un poco adoloridas.

-Mientras esperamos a que venga, ponte las medias.

Me entrega un pequeño estuche, lo abro y dentro había lo que había mencionado, toco la tela y esta era gruesa, en el interior era acolchonado, lo que me indicaba que era para protegerme del frío, y era color beige. Me levanto y me dirijo a la habitación más cercana que era la de invitados. Me quito la bata que traía puesta, quedando solo en ropa interior, pero olvidé que tenía una sandía como barriga y se me dificulta agacharme para ponérmela.

-¡Lorena! – la llamo, ingresa a la habitación y me queda mirando – Necesito ayuda.

Ella entiende y se acerca para ayudarme, cuando ya tenía el calentador puesto, tocan la puerta y Lorena le indica que ingrese. La mujer que Lorena había mandado para que fuera por el vestido, ya había regresado y en su mano lo traía con el colgador, dándole una presentación agradable.

-Es el más sencillo que hay, debes de decir que te gusta o si no voy a cobrarlas con tu novio.

Sonrío ante su amenaza, el vestido era corto, color negro, con una falda estilo princesa, la parte de arriba tenía un pequeño escote en forma de V, las mangas eran largas y anchas, con una tela traslucida, el filo de estas era doradas. Cuando me lo pongo con la ayuda de Lorena, me sentía cómoda, y lo mejor de todo era que no me sentía fea, y me hacía disimular un poco la panza.

-Te queda divino – sonríe orgullosa – No quiero admitirlo, pero haces lucir el vestido, ahora solo faltan los accesorios.

Salimos de la habitación y regresamos donde había montado el spa, el colgante que mi estilista privada escoge es delgado, con un dije de forma de corazón. Los pendientes igual de sencillos, pero que combinaban perfectamente con el vestido. Y para finalizar unos botines con tacón pequeño.

-Siento que me he lucido contigo. No soy experta en esto, pero me encanta la moda.

-Gracias por tu ayuda.

-Nada de gracias, esto no le saldrá gratis a Lucas – dice sonriendo – Solo falta el abrigo, pero estas divina.

-¿Sabes a dónde me llevará Lucas?

-La verdad es que no, pero aún así lo supiera no te lo diría. - sonríe divertida.

-Mirándote detalladamente, creo que es un desperdicio el que no quieras trabajar como modelo. – se acerca unos pasos hacía mí - ¿No quieres que mi agencia te patrocine?

-Te denunciaré si intentas alejarme de mi futura esposa. – volteo buscando al dueño de esa voz y sonrío cuando lo encuentro. – Estás hermosa. - se dirige hacia mi. 

Mis mejillas se calientan. Él no estaba nada mal, llevaba puesto un traje gris, la corbata color marrón, la camisa blanca. El abrigo era color negro, se había depilado la barba y recortado el cabello. Estaba hermoso.

-Tú estás hermoso.

-Oh mi madre, ¿Qué es lo que acabo de ver? – me mira Lorena divertida y un poco sorprendida. – ¿Lucas sonrojándose?

Por increíble que eso pareciera, Lucas estaba con las mejillas con un poco de rubor y podía apostar que no era por el frío. Me acerco hacia él y le doy un beso casto sobre sus labios.

-¿Qué esperan? – dice Lorena sonriente. – La noche es joven, deben de disfrutarla.

Me alcanza mi abrigo que era color vino tinto y la cartera de mano del mismo color. Lorena se quedó en el apartamento, y salimos hasta el estacionamiento, Lucas abre la puerta para mi y luego se sienta a mi lado. Le da luz verde al conductor para que saliéramos.

-¿No te ha dolido nada? – es lo primero que pregunta.

-Solo los pies, pero no es nada grave.

-Estoy feliz de tenerte a mi lado. Te amo tanto que no puedo describir lo que me haces sentir.

-Eres muy dulce. – acerco mi mano hacia su rostro – Yo también te amo.

Sonríe y me besa. El camino fue directo, no tuvimos que pasar por ni una intersección, fue largo, pero llegamos rápido. Salgo del auto cuando el del valet abre la puerta, el frío me hace tiritar, y agradecí el que Lorena me hubiese hecho poner el calentador. Ingreso al restaurante del brazo de Lucas y todo se sentía irreal.

-Es uno de mis restaurantes favoritos, la mejor comida que puedan tener.

La decoración de por sí, decía “dinero”, no había la necesidad de explicaciones para saber que era un restaurante de etiqueta, donde se tenía un código de vestimenta, y la elegancia era uno de sus principales requisitos.

Lucas menciona su apellido y el camarero nos guía hasta la mesa que estaba previamente reservada. El lugar estaba climatizado, nos quitan los abrigos y nos sentamos. Nos entregan la carta y cuando comienzo a leerla no podía elegir siquiera una, porque no sabía lo que venía. Así que tomé la mejor decisión de que Lucas pidiera por mí.



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En el texto hay: mentiras, embarazo, decepción

Editado: 01.07.2024

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