Nunca sueltes mi mano.
Capítulo 1
En una la casa de la familia Ferretti , solo se escuchaban los gritos, de una pareja disfuncional, las cosas iban de mal en peor, ya tenía tiempo que no se tenía una conversación sana, sino que ya los gritos era parte de su vida de hecho ya esa relación no tenía ni un arreglo.
−¡Ya no te aguanto Rafael! No sé ¿De dónde sacas que te soy infiel? –pregunta exasperada.
−¡¿Que de dónde lo saqué?! ¡Te parece poco! Si yo te vi con él en el restaurante con la muy acaramelada.
−Solo fui a tomar una copa con un amigo solo eso –espeto muy molesta la mujer.
−Solo eso ¡¡¡No me quieras ver la cara!!! Si ya te han visto varias veces con él –espeto igual Daniel con muchísima frustración.
−¡Ay no empieces! Si de hecho ni estamos casados, esa era la razón de no quererme casar contigo, sabía que yo no podía con todo esto, ya no tienes tiempo para mí, solo te la pasas trabajando. –dijo al borde de la histeria.
−Trabajo para su bienestar, no sé ¡¿Cómo no puedes ver eso?! –pregunta muy molesto.
En ese momento un chillido se escuchó de una habitación…
−Ve a ver que tiene la niña –dijo ya Daniel muy molesto.
−¡Yo! ¿Por qué? Si no es solo mía, también es tuya, tú eras el que quería tener un bebe ¡No es así! Anda cuídala tú, yo no tengo ganas. –Hablo sin moverse de su lugar.
−¡Por Dios! ¡Eres insoportable! Pero la niña no tiene la culpa, dejando ahí a su mujer para ir a ver a su hija que estaba llorando. −Ya bebe no llores, papi está aquí –cargando a su hija y dándole el biberón.
Rafael Alejandro Ferretti, 32 años, Director general de una empresa de telefonía, solo trabajaba ahí para adquirir experiencia antes de tomar la Dirección de la empresa de su padre. Teniendo una buena posición económica, tenía una relación de dos años con su actual pareja Marcia Ponce, una joven que entró a trabajar a la empresa donde era su asistente, ahí se enamoraron y procrearon una hija, la llamaron Alexa Daniela Ferretti Ponce, la cual apenas tenía 3 meses de nacida.
La cuestión era que Marcia, no se acostumbraba a su vida de esposa y madre, no quiso casarse con Rafael, solo aceptó vivir en pareja por sus miedos a no poder con dichas responsabilidades. No le gustaba la vida que ahora tenía y se negaba a renunciar a su vida antes de estar en pareja con Rafael, de hecho; no quería ser madre, sino que fue que se embarazó por un descuido.
Cuando Rafael, supo que iba a ser padre su vida a su alrededor cambió, solo le daba prioridad a su familia, pero Marcia no veía eso, ella solo quería seguir divirtiéndose, viajando, quería su vida como antes la llevaba sin complicaciones.
Rafael le tenía mucha paciencia, su embarazo se tornó desastroso para los dos, ya que ella se sentía encerrada, sentía que estaba en un laberinto sin salida, en una situación en la que ella no quería estar. Aunque Rafael ponía todo de su parte, ella simplemente odiaba ser esposa y madre, no era lo que deseaba ya que sentía que no nació para eso.
Aunque no le faltaba nada en el aspecto económico, ella no se sentía bien, ya que deseaba su libertad, esa libertad a la que estaba acostumbrada, a salir con amigos, trabajar, viajar e ir a una buena fiesta, beber hasta caer sin preocuparse de nada, ni por nadie.
En el trabajo todas las chicas que trabajaban en la compañía, le tenían envidia a Marcia, se había llevado al soltero más codiciado, ya que Rafael aparte de ser guapo, él se desvivía por ella. Trataba que su estabilidad estuviera bien, antes él vivía en un departamento ya que era soltero, pero a raíz de que se unió con Marcia, compró una casa para su comodidad, más al saber que estaba esperando un hijo de él.
De ser una simple asistente, terminó en una gran casa, con uno de los empresario más guapo de la ciudad de San Francisco, aunado a eso; que ella no pertenecía a su estatus, de hecho su familia no estaba de acuerdo con dicha unión, ya que ella no era de una familia rica, su apellido era muy simple, aun así Rafael se enamoró y decidió vivir con ella.
Sin embargo ella, no era feliz, nada de lo que Rafael, le proporcionaba la hacía feliz, él al principio pensó que era por las hormonas del embarazo, que tal vez naciendo él bebe, volverá hacer como antes, pero no; al contrario las cosas empeoraron, cada vez se le veía menos interesada en Daniela.
De hecho hasta le pidió una niñera, ya que ella no soportaba los chillidos, ni hablar de cambiarla solo se negaba hacerlo, no le dio de su leche, pidió que le cortaran la leche con medicamento ya que no iba a soportar ese horrible olor que expedía por su causa, pocas veces se le vio amorosa con su bebe.
Esas eran una de las cosas que Rafael no soportaba, la indiferencia que tenía con su hija Daniela, tal parecía que no la quería ¡Si era su bebe! Pensaba que eran las reacciones después del parto, por el trauma de dar a luz. Pero ya Daniela tenía 3 meses y las cosas no cambiaban, al contrario, varias veces él llegaba del trabajo, ella no se encontraba en la casa.
Desde que nació Daniela ella le rehuía, no había querido volver a estar con él, aunque ya había pasado la cuarentena, alegando que se sentía muy cansada de cuidar a su hija, pero las cosas se salieron de control ¡Cuando la niñera renunció! Eso puso peor a Marcia, ya que no quería hacerse cargo de la niña.
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Editado: 28.12.2022