Pequeña gran mentirosa

CAPÍTULO 4

Dimitri 

 

— ¿Qué haces? — preguntó Fede, mi amigo 

— Estoy esperando que Damián regrese. 

— Él está bien, mandé a uno de los chicos para que lo siguiera, si algo le hubiese pasado ya lo sabríamos. 

Tal vez sonaba como un padre demasiado protector, pero tenía muchos enemigos y cualquiera buscaba una oportunidad para atacarme, a pesar de mantener oculto a mi hijo, siempre existía la posibilidad de que alguien quisiera vengarse, haciéndole daño a Damián.

Mis amigos y enemigos sabían muy bien que para mí, la familia es muy importante y siempre trataban de atacarme en mis puntos débiles.

Miraba desde la ventana, esperando la llegada de mi hijo. El muy desgraciado se había escapado de la casa hace unos días, insistía en asistir a la universidad a lo cual yo me negaba, él no necesitaba esa basura para dirigir el negocio, solo necesitaba lecciones de vida y manejar una buena arma. 

Cuando quise retar a mi padre e irme a la universidad, pensando en que yo no sería líder del negocio de la familia, lo único que conseguí fue que mataran a mi mejor amigo, a Martín. 

— Me indican que esta por llegar a la casa — indicó Fede. 

Damián era mi único hijo, ¡Mi heredero!, y si él quería estar en la universidad yo estaría cerca para protegerlo. 

Vi como el auto de mi hijo entraba a la casa, me sentí más aliviado al verlo. A los pocos minutos él entró a la casa. La persona que lo seguía llegó a mi oficina 

— Buenas, señor 

— ¿Qué fue lo que hizo mi hijo estas horas? — pregunté 

— Bueno, estuvo con una chica … 

— ¿Con una chica? — inquirí 

— Estuvieron en un área boscosa, el joven le estaba enseñando a disparar…

— ¿Una chica?... no le conozco ninguna novia a mi hijo 

— No creo que sea su novia, al parecer recién se conocen, ella es muy bella, tez blanca y pelirroja… 

¿Pelirroja?, esto era una maldición. Yo tenía cierto rencor hacia las pelirrojas y es que una de ella me había roto el corazón, no solo eso me había destruido, me había matado, tomó mi corazón con sus manos y lo desangro. Jezabell Brooks, la última vez que la vi estaba con su hermoso vestido blanco, caminando hacia el altar y el imbécil de Jeicy la esperaba, ese maldito que se interpuso. Nunca comprendí por qué lo prefirió a él, yo le ofrecí todo mi amor, estaba dispuesto a todo por ella, a cuidarla, amarla y formar una familia. Pero Ciara se presentó en su apartamento amenazando de muerte, no podía dejar que ella le hiciera daño a Bell y por eso quería estar a su lado, pero después de la boda ella desapareció, nunca más la volví a ver, la he buscado y perdí la esperanza de encontrarla. 

Un Nolán nunca se rinde, ese era el lema de mi abuelo, pero creo que yo había perdido esa batalla. 

¿Qué paso son Ciara, la madre de Damián?, esa desgraciada que profesaba de su amor para mí, terminó casada con mi hermano, Cian Nolan. Aunque en realidad él no era mi hermano. Mi madre murió cuando yo tenía cinco años, mi padre se volvió a casar, pero su pareja ya traía compañía, un bebé de meses que no era de mi padre, pero igual él decidió adoptarlo. 

Por eso la insistencia en que yo fuera el líder del negocio familia, porque si no aceptaba mi hermano sería el encargado, pero él en realidad no tenía sangre pura de los Nolan. 

— Al parecer tu hijo tiene tus mismos gustos… — se burló Fede. 

— ¡Cállate Fede! — nos quedamos otra vez solos con mi amigo en mi oficina. 

— ¡No perdón!, es que a ti ya no te gustan, ahora prefieres, morenas, castañas o rubias, pero no pelirrojas — y es que Fede sabía que ahora mi elección siempre eran como él las detallaba, nada de pelirrojas —, ¿Cómo te fue con la rubia de la otra noche? — preguntó 

— No estuvo nada mal, pero es demasiado intensa, insistía en que nos viéramos otra vez, así que me excuse diciéndole que me iría de la ciudad; pero sabes ¿Qué me dijo? — negó —, quiere que vaya a su casa mañana — Fede empezó a carcajearse —, iré solo porque la verdad tener sexo con ella fue bueno, pero después te juro que voy a bloquear su número telefónico y no la volveré a ver nunca más. 

— Deberías de dejar de jugar con las mujeres de esa manera — advirtió mi amigo. 

Me serví un trago, mientras escuchaba las palabras de mi amigo — Una mujer me destruyó, me debilitó, tú mejor que nadie conoce lo que sufrí por ella ¿Prefieres que ande como muerto en vida por la casa? ¿O mejor me tiro a cualquier mujer y estoy feliz? 

— Sabes que todo lo que hiciste fue para protegerla… 

— ¡Pero regresé por ella!, yo estaba dispuesto a enfrentar a Ciara y a quién fuera para protegerla, para tenerla entre mis brazos, para que fuera solo mía y ella prefirió irse con ese idiota — tomé el vaso y bebí su contenido de un solo, después tomé la botella y empecé a ingerir como si se tratase de agua. 

— ¡Hey! ¡Deja eso! — Fede me quitó la botella de las manos — Ya superaste tu problema de alcoholismo y no vas a regresar otra vez —. Después de la partida de Bell, me refugié en el alcohol, solo así podía estar en paz, dejar de pensar en ella, Fede fue el único que estuvo a mi lado y me ayudo a salir en el hoyo en el que me había metido. 

—  ¿Sabes qué?, mejor vámonos de fiesta, necesito una buena mujer en mi cama esta noche — Mi amigo solo suspiró ante mis palabras, sabía que lo único que le quedaba era aceptar mi propuesta. 

 

(...)

 

¡Bueno! ¡Aquí estaba!, en un pequeño pueblo de Inglaterra buscando la casa de una mujer, la cual no me interesaba. Lo que tenía que hacer por un buen polvo. Iba manejando despacio, ya que según el gps estaba cerca.

Llegué a una casa… normal, como todas las de este lugar, la verdad que el pueblo era bastante pequeño y se notaba que su población también era pequeña. Me estacioné y le envié un mensaje a Kimberly. Bajé y esperé a que ella saliera de su casa, miré la casa de a lado, básica como el resto, pero la única que llamaba mi atención, ya que se notaba que su jardín estaba muy bien cuidado. 




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