Julio 28, 2017
08:12 am
| Kylan |
Cuando abro lo ojos, lo primero que veo es su flamante rostro. O lo que solía serlo. En estos momentos parece que acabara de salir del mismo infierno, arrastrándose a garras y rodillas para poder llegar a la superficie. No es que este sucia o llena de sangre, porque de hecho se nota que se la lograron llevar a casa de alguna forma para que pudiera cambiarse de ropa o algo. Su deterioro es netamente por cansancio, debilidad, ojeras por la falta de sueño y el desgaste emocional de los últimos días. La cicatriz sobresaliente de su mejilla tampoco le ayuda en el aspecto. No está herida; se metió en medio de la guerra y salió de allí sin ningún rasguño, algo completamente impropio de la chica que sabe la forma exacta de meterse en más problemas de los que existen. Se centra en mi mientras me ve comenzar a moverme, pero su cara no es de felicidad, en lo absoluto, considerando de que salí vivo por poco. Aunque conociéndola, seguramente ese es el hecho. Sus ojos parecen más oscuros.
— ¿Te duele? — pregunta, la voz suena demasiado baja.
—Como la mierda.
—Bien.
Suelto una risa seca que me hace doler hasta los dedos de los pies, y no puedo dejar de mirarla mientras se acomoda en la silla junto a mí.
—Si, creo que me lo merezco.
—Mereces que te clave el dedo en la herida, pero por hoy voy a dejarlo hasta aquí— esta vez al final solo le sonrió, no puedo hacer mucho más. Me siento realmente débil.
—Tiene toda— suelta Dallas, entrando en la habitación con Millán siguiéndole las pisadas.
No tengo idea como es que mi hermano fue capaz de escuchar nuestra conversación desde fuera de la habitación, o si es que lleva con la oreja pegada a la puerta toda la tarde, sin embargo ni siquiera me molesto en preguntárselo. Ese tipo de cosas son muy propias de él. Va vistiendo con un
—¿Como están los chicos?— pregunto de pronto, intentando sentarme en la cama un poco alarmado, porque solo entonces soy consciente de que caí antes de poder terminar con la guerra.
—Recuéstate Kylan, todos están bien— me dice mi hermano empujándome con la mano para que me recueste en a la camilla.
—Salieron todos ilesos— prosigue Millán, situándose detrás de Ty.
—Fuiste el único que no se pudo resistir a que le dispararan. ¿También querías que te salvara, no? —pregunta Ty alzando una ceja, con cierto aire de burla.
—Ustedes los Hooligans...— exclama Dallas, imitando la voz de una señora, negando con la cabeza.
—Silencio enano, vas exactamente por el mismo camino— le gruñe T. Él le muestra los dientes con gesto de desagrado.
—Espero al menos tener más estilo.
No puedo evitar rodear los ojos. —¿Como estas? ¿Como están?
—Me he encargado de que la temperatura del horno sea la adecuada para esos bollos, hermano — vuelve a entrometerse, sonriendo con orgullo e incluso me muestra su dedo pulgar.
Tyee suspira con resignación.—Estamos bien— dice al fin.
—Aunque se ha negado a comer decentemente—esta vez quien habla es Millán.
Lo miro un poco extrañado. Tiene en el rostro una expresión de reproche mientras intercambia miradas con Ty. No es la misma con la que lo hacía cuando recién la conoció, con ese interés galán. Ahora es mas bien como lo hace Dallas o Skyle cuando le reclaman algo, aunque con más firmeza. Admiración quizá.
Cambio mi atención a ella cuando se voltea.—¿Por qué?
—Las náuseas.
—¿Qué hay de tus píldoras?
—En el departamento, en el hoyo, o en algún maldito lugar.
—¿Por qué no las llevas contigo?
—Lo siento— dice ella rodeando los ojos. —No sabía que podían ayudarme a matar imbéciles en Edén.
—A mí tampoco se me ocurrió. Aunque si te ayudan a no vomitar, puede que en personas no embarazadas produzca el efecto contrario. Bien pesando, hermano— vuelve a abrir la boca Dallas. Tyee le sonríe, porque esta vez la está apoyando. Yo soy quien le gruñe.
Y esa es la cosa, nunca sabes que esperar de él. Un momento esta atacándote con las idioteces que suelta, y al siguiente te está defendiendo a muerte.
—Gracias Dallas— digo con sarcasmo.
Él me guiña el ojo. —Cuando quieras.
—Aun así, sigo creyendo que deberías llevarlas siempre contigo— vuelvo a referirme a Tyee.
—Pues de verdad lamento que los vómitos no sean mi prioridad estos días— responde, y por su tono de voz y la decisión con la que lo dice, sé que se está comenzando a fastidiar. —Es solo que acaban de matar a mi hermano, y tengo a mi mejor amiga y mi novio en el hospital, así que si, probablemente no sea de mis prioridades.
—Eso es cierto— agrega Dallas, pero esta vez completamente serio. —Skyle tuvo que arrastrarla al departamento para que descansara y se cambiaran de ropa.
— Tyee...
—Pero no te preocupes Kylan, que la próxima, antes de salvar a alguien desangrándose en el suelo, voy por un vaso de agua para tragarme esas mierdas.
Al final me callo, y me la quedo mirando mientras se cruza de brazos. El comentario fue idiota, lo sé. Per concentrarme en ella hace desconectarme de mi dolor.
—Lo siento.
—Leí tu carta— responde ella cambiado de tema, —y tienes razón, no te hubiera perdonado. No voy a decirte nada ahora, pero no sabes cuanta mierda tengo por soltar. Tendrás que hacer mucho mérito.
—Te compasare por ello el resto de mi vida.
—Espero que no te metas en más problemas, o quedaras debiendo vidas— vuelve a bromear.
—No lo hare, no más— T levanta la mirada y por fin la veo ceder un poco.
—Vale.
Intercalo la mirada entre los chicos, para hacer una pausa.
—¿Que... fue lo que sucedió? — al final vuelvo a Ty, con un poco de miedo navegando en mi interior.
Ya sé que al menos los chicos están todos bien, no hay mas muertes. Pero aun queda saber que fue lo que paso. Quien me disparo, cuantos hombres quedaron. El recuento final.
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Editado: 02.12.2020