Narra Juliette
Luego de mi pequeño combate con Chris, me fui a duchar y me cambié con la ropa que había preparado en la mañana, que básicamente consistía en un pantalón negro, una camisa a cuadros roja y azul oscuro y mis confiables Converse blancos. ¿Por qué digo confiables?
Mmm no sé... tal vez porque tienes una coordinación tal que te caes caminando descalza, y esos zapatos son los únicos de todo tu clóset con los que no te has caído...
Odio admitirlo pero tienes demasiada razón.
Salí de las duchas y me dispuse a salir del gimnasio, cuando una mano me detuvo en seco -¡Juls! Tengo una propuesta para ti- era el mastodonte, supongo querrá una revancha por lo de hace unos minutos, me giro hacia él y muevo mi cabeza con la intención de que continúe y así lo hace.
-Verás... creo que ambos sabemos que has mejorado mucho desde que te metí en el Underground de Bogotá- dijo... ¿nervioso?
-Ahá... que con eso- le dije desinteresada
-Vuelve a las peleas
-No- Contesté cortante
-¿Por qué?
-No quiero revivir el pasado
-Piénsalo de esta forma, hace meses te sirvió para desahogarte y hoy estuviste increíble, se notaba a leguas que extrañabas un buen combate- me dijo seguro de sí mismo.
-Aun con eso no lo creo- dije dudando
-¡Porfavoooooor! Vuelve conmigo- me dijo haciendo carita de perrito muerto de hambre... él sabe que nunca me he podido resistir a eso y por eso lo usa en mi contra.
-Agh eres imposible, lo intentaré pero no te prometo nada- dije ya un tanto estresada, a lo que se tiró sobre mí para abrazarme con una fuerza sobrehumana.
-¡Siiiii!
-Eres lo equivalente a un niño pequeño metido en un cuerpo gigante- le dije burlona cuando me soltó
-Pero bien que me funciona contigo ¿no?- dice con una sonrisa de suficiencia antes de yo golpearle el brazo sin casi fuerza.
-¡Oye! La violencia no es necesaria
-Habla el que me enseñó lo que sé del boxeo
-Touché
Salí del gimnasio y me fui a casa a hacer la tarea para mañana. Al terminar el trabajo, me dispuse a cambiarme por una camisa gigantesca que uso de pijama y puse a cargar el teléfono; pero antes de apagarlo recibí un mensaje de un número desconocido
*Hoy estuviste increíble*
*¿Quién es?*
*La persona a quien quieres muerta por joderte la vida*
*¿Müller?*
*El mismo*
¿Y este cómo consiguió mi número? Mañana no se salva de hablar conmigo hasta que le saque cómo rayos lo tiene, ni siquiera Chris lo tenía hasta hace un par de horas.
Decidí dejar el tema de lado porque el sueño me estaba ganando, así que lo dejé sobre la mesa y caí en un poco profundo sueño.
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Hoy me levanté más temprano de lo usual, así que bajé al gimnasio para entrenar un rato. Hice cincuenta abdominales, un par de series de saltos en lazo y para cerrar le pegué media hora al saco.
Subí a la habitación para bañarme y vestirme con lo primero que se me cruzó por los ojos al abrir el clóset, que consistió en un jean oscuro, una camiseta esqueleto corta de color blanco, un cárdigan gris y tenis del mismo color.
Bajé a desayunar, cuando me encontré con Rick y algo sorprendente; un desayuno. Giré mi cabeza en distintos ángulos y direcciones buscando a alguna señora o marcas de quemaduras en la cocina... pero nada, ¿Acaba de cocinar? Abrí y cerré mi boca varias veces tratando de articular aunque fuese una palabra, pero no habían rastros de mi voz... en estos momentos me debo ver como un pez.
Oh créeme, te ves como un pez
-Si querida, acabo de hacer un desayuno sin quemar la casa- dijo con orgullo mientras yo seguía estupefacta -¿Cómo...- logré articular pero me interrumpió -La magia de los tutoriales de internet- me dijo con la misma expresión anterior. Me senté y me dispuse a comer y oh Dios, estaba realmente bueno. Mi padre obviamente sabía que me había gustado a juzgar por su rostro sonriente.
Al terminar, me levanté y abracé a mi padre en muestra de agradecimiento por haber cocinado. -Estaba realmente bueno, espero no me envenene- le dije burlona, a lo que él rió y me dijo que aprendería a cocinar en su tiempo libre.
Al rato salí de casa en mi moto -para evitar problemas me quité el cárdigan para guardarlo y me coloqué en cambio una chaqueta de cuero- al llegar sentí de nuevo las miradas de la gente quemando mi nuca.
Ojalá se acostumbren pronto
Lo mismo digo
Ya ni me molesto en cubrir mis ojos porque sinceramente ya todos lo saben, y aparte dudo que me digan algo que no me haya dicho alguien más antes.
Llegué a mi casillero para guardar el casco, la chaqueta y sacar un par de cuadernos para las clases de la mañana.
Estaba cerrando la puerta de este con maleta al hombro cuando alguien toca mi espalda con suavidad, como si estuviera llamándome. Al ser sutil el toque, me volteé con tranquilidad para encontrarme a un chico mirándome.