Narra Juliette
Salimos de la heladería casi que volando en dirección al hospital, tardamos unos 15 minutos en llegar y les juro que fueron los minutos más largos de mi existencia.
Al llegar al dichoso sitio, caminé hacia lo que parecía ser donde las personas preguntaban por sus familiares o amigos; eso teniendo en cuenta el hecho de que la gente corría hacia allí con rostro preocupado y respirando con fuerza para luego preguntarle algo a la enfermera que se encontraba sentada detrás de un computador y salir corriendo en dirección a los ascensores.
Puede que yo sea muy bestia cuando estoy molesta, pero corriendo y gritándole a la pobre enfermera de turno no voy a ganar nada, así que camino hacia el mostrador con Matt a mi lado, ya que él se ofreció a quedarse incluso cuando prácticamente lo eché varias veces.
Al llegar al mostrador, lo primero que noto es que la señora que se encuentra detrás del computador se encuentra bastante estresada, y de hecho la entiendo, no debe ser fácil que te griten cada cinco minutos en busca de una persona que no tienes idea quién es.
-Hola, ¿a quién buscas?- me dijo sonriente, mis respetos a ella; está estresada y aun así me está ofreciendo una sonrisa. Yo en su lugar ya hubiera mandado al carajo a alguien.
-Si... hola, busco a Rick Jones
-Deme un segundo... ah sí, piso 4 habitación 418
-Muchas gracias
Nos alejamos del mostrador a paso apresurado, he de admitir que pocas veces en la vida he sentido tanto pavor; pero por favor, hablamos del hombre que me crió y que nunca me abandonó pese a todas las circunstancias. Si él se llegara a ir de mi vida, no tengo idea de qué sería de mí; él es la única persona en la que realmente confío para lo que sea.
Llegamos al ascensor y Matt marcó el cuarto piso, el ascensor se cerró y un escalofrío me recorrió de pies a cabeza; los recuerdos de aquel día invadieron mi mente como una ráfaga de viento que entra por una ventana abierta momentos antes de una tormenta.
Cuando el ascensor se detuvo, cualquier rastro que hubiera de valor en mí se fue de vacaciones directo a Tailandia. Instintivamente, -y de hecho aún no tengo ni la más remota de porqué lo hice- agarré la mano de Matt con fuerza; él al principio se tensó, pero supongo que al entender el motivo se relajó al instante y terminó de agarrar mi mano con seguridad.
Caminando a través del pasillo hacia la habitación, me preparaba mentalmente para el escenario que estaba a punto de presenciar al cruzar esa puerta; me preparaba para ver lo peor o lo mejor, no un punto intermedio.
Al llegar a la habitación, abrí la puerta con cautela y busqué con la mirada a mi padre por toda la habitación, no estaba. Ahí, mi cuerpo se tornó del mismo tono de las paredes blancas que adornaban el hospital en cada dirección a la que mis ojos miraban; sentí como el alma dejaba lentamente mi cuerpo, me empezaba a sentir mareada y sabía que no traería nada bueno.
Matt al parecer notó eso, ya que afirmó aún más mi mano a la suya y su otra mano libre se apoyó sobre mi espalda, supongo que sintió como mis piernas flaqueaban y el mareo empezaba a ser aún más fuerte.
-¿A quién buscas, Juls?- Me dijo el aludido mientras me miraba burlón desde lo que supongo era detrás de la puerta del baño que tenía la habitación, me volvió el alma al cuerpo mientras un par de lágrimas traicioneras bajaban por mis aun pálidas mejillas. No lo dudé dos veces y solté a Matt para correr a abrazarlo –sin tanta fuerza por el tema de la bala que entró a su cuerpo cuando intentaron matarlo-
-¡Dios! ¡Me diste un susto de muerte!- le dije mientras lo soltaba y él volvía a la camilla.
-¿Y ese quién es y qué hace contigo?- dijo mi padre serio mientras miraba fijamente a un punto detrás de mí, oh cierto que Matt está ahí; creo que hubiera sido una buena idea el comentarle que mi padre siempre ha sido extremadamente sobreprotector conmigo...
Mmm... que te digo, solo esperemos que Rick no arme una escenita como las que ya ha hecho antes
Narra Matt
Entramos a la habitación y al ver la cama vacía la sentí palidecer e incluso casi que la vi en el suelo, por lo que la aferré mejor a mí. Pasaron un par de segundos cuando veo a un hombre bastante alto, pelo castaño y ojos grises oscuro -¿A quién buscas, Juls?- dijo mientras la aludida me soltaba para correr a abrazarlo; pocas veces la he visto así de emotiva.
-¡Dios! ¡Me diste un susto de muerte!- dijo mientras lo soltaba y lo ayudaba a volverse acostar en la camilla. Acabo de ver una faceta de Juliette que dudo vaya a olvidar pronto, por primera vez vi el miedo cruzar sus ojos y posteriormente el alivio mientras diminutas lágrimas caían como gotas de lluvia por sus blancas mejillas. Pero... como todo lo bueno de esta vida, duró pocos segundos porque una potente e intimidadora voz llamó mi atención.
-¿Y ese quién es y qué hace contigo?- oh no... ¿el padre es sobreprotector? Como supongo ya se lo sospechaban, él no se encontraba muy feliz que digamos de que su hija esté con alguien más, por así decirlo.