Narra Juls
No pude lograr que Matt se largara, así que terminé accediendo a que me acompañara a entrenar para la pelea de mañana. Pocas veces me he sentido menos preparada para una pelea que ahora, lo de mi padre ha consumido mi tiempo como el fuego consume a un fósforo.
Al llegar al gimnasio, saludé a la señora detrás del mostrador con la poca cortesía que puedo ofrecerle y caminé directo al fondo del local, mientras veía a un Chris no muy contento mirándome fijo con los brazos cruzados; ahí yo solo podía pensar en que le había dicho que estaría lista para entrenar en una hora y había pasado como una hora y media.
-Eh... ¡Hola Chris!- Le dije mientras escondía el aparente nerviosismo en mi voz.
-Juliette más te vale tener una buena excusa para llegar hasta ahora- me dijo frunciendo el ceño, no creo que en serio se haya molestado, por lo que busco alguna señal de que esté mintiendo o al menos bromeando pero mi búsqueda aparenta ser en vano.
Nos miramos fijamente por los quince segundos más incómodos de mi existencia, y de veras empiezo a temer que esté enfadado porque eso significa que me hará entrenar como si no hubiese un mañana, dejándome literalmente muerta. Fue cuestión de un par de segundos más cuando el muy... hijo de su querida y amada madre se empieza a carcajear, tanto que incluso las otras personas voltean a vernos.
-¡...Debiste...ver... tu... cara...!- me dijo entre risas mientras yo me ponía de todos los tonos de rojo existentes gracias a la cólera y a la pena que estaba pasando.
-Ja ja, muy chistosito Crawford
-De hecho sí lo fue, ahora sí a lo que viniste; a calentar esos flácidos músculos tuyos- dijo mientras su risa por fin cesaba.
-¡Flácidos los tuyos!- le dije mientras empezaba a saltar la soga
-Oooye con mis músculos no te metes
-Mírame hacerlo, mastodonte
Entre insultos y risas del genio -a quien de hecho ni noté en todo el entrenamiento- se hicieron las ocho de la noche, por lo que cuadramos con Chris que mañana vendría a entrenar apenas saliera de la escuela, para luego irnos al Underground para la pelea.
Müller dijo que iría a verme porque quería ver cómo me destrozaban, el muy maldito hijo de su madre creía que iba a perder, pero no le daría el gusto.
A la mañana siguiente...
Me desperté por el sonido de la alarma, la cual esta vez no tiré ya que la había puesto desde mi celular y pues tampoco soy tan bestia para dañar un celular.
Eso lo pongo en duda, mujer
Me bañé y me vestí con tenis negros, pantalón del mismo color, una camiseta gris y una chaqueta verde botella. Salí de casa y llegué a la escuela como siempre, la parte buena del asunto es que es viernes, por lo que no tendré que volver hasta dentro de dos días.
-Hoola Juls, ¿Cómo vas?- me dijo un chico con un tedioso acento francés al que reconocí como el del chico con nombre de marca de bombillos, mi semana iba tan bien...
Les cuento un pequeño detalle que a la genio se le olvidó, a eso del miércoles el francesito le pagó el arreglo de nuestra bebé y todo quedó bien; excepto por el pequeño detalle de que ella lo mantiene a metros... o por lo menos lo había logrado hasta hoy.
Wow consciencia, quien diría que volviste a aparecer
Sé que no puedes vivir sin mí, pero aww eres una ternurita por recordármelo
Pff seguro
-Apurada, para tu información
-Oh vamos, sé que no es así, no me mientas querida Juls
-Juliette, ¿y por qué se supone que te estaría mintiendo?
-Por el hecho de que falta media hora para la primera clase
¡Mierda! Nos atrapó querida
-Emm... yo... agh, creo que si te estoy mintiendo es porque eres tan insoportable que es harto compartir los mismos cinco centímetros cuadrados contigo- le dije mientras abría mi locker y sacaba el libro junto con el cuaderno de álgebra.
Sin embargo, bombillo no se apartó de mi lado, por lo que no tuve más remedio que entablar conversación con él. Acabo de descubrir que no es tan fastidioso como lo esperaba, pero eso sí, lo de idiota arrogante no se le quita, es como de esas etiquetas en los envases de vidrio que por más que restriegues con todas tus fuerzas no le haces ni cosquillas.
Durante el resto del día estuvimos hablando, no iba a perder la oportunidad de hacer algo medianamente parecido a ser sociable. Me contó que es amante de los clásicos -aunque eso ya se sabía por lo del hermoso carro parqueado frente a la escuela- y que de paso era directo y sarcástico, lo cual me agradó por así decirlo. No le dije nada de la pelea de esta tarde porque sinceramente lo último que quiero es gente que me conozca ahí dentro.
Al salir de clases, me dirige directo al gimnasio, donde estuvimos entrenando con Chris por el resto de la tarde hasta que el reloj marcó las nueve menos quince, por lo que nos teníamos que ir al Underground. Él es la única persona a la que dejo subirse en mi bebé por el nivel de confianza tan bestia que nos tenemos, pero eso sí, yo manejo siempre ya que no es que confíe mucho en sus habilidades.