Poeta Absurdo (荒诞诗人 )

Requiem

 XXI:Ciclones.  

Caigo en un ciclón emocional que me hace dominar aptitudes de mi persona que creía muertas. Pero mientras más caigo en ese ciclón más daño me hago, nunca esperaba encontrar la paz que tanto añoraba en algo tan caótico como lo son las suaves palmas de tus manos que además de acurrucarme tapaban tus mentiras destructivas.

Solo tengo sentimientos que ahogan y doctrinan mis más profundos deseos, pero, no hago nada por tenerlos. Solo soy producto de las culpas más intensas de mi ser, soy el esclavo de un amo que mi mente opto por obedecer. Llámalo como quieras al desorden que tengo en mi cabeza, no quiero darle un nombre al despojo de mi felicidad, al culpable de que no quiera volver a mi vida normal.

¿Soy un cobarde por no seguir el camino más dócil?, ¿Soy valeroso por elegir una vida más arriesgada?

La respuesta me la brindo mi vida propia, llegó y con sutileza susurro: "no eres ninguna de ellas, no eres más que una persona que huye de una vida fácil o difícil. Huyes porque no quieres vivir, huyes porque optas por sobrevivir"

Cuánta razón hubo ante mi propia perdición, cuanta sabiduría ante alguien que lo creía saber todo. Me acobarde de seguir y solo opte por lo único que se hacer bien, sobrevivir. 

  XXII: Trago de Cicuta

Oro amargo, rayo de sol marchito, has hecho de mí un absoluto desperdicio humano. Brinda en mí una nueva alegría, brinda en mi más sabiduría para que cada día que siga con mi aburrida vida me consuma más el hecho de no poder unirme a las sinfonías de la verdad y la razón que fortificarían mi emoción de ser una mejor persona.

Qué le has hecho a mis mañanas pues se han vuelto lúgubres, qué le has hecho a mi alma que ahora contamino a todas las flores que llegan a mi palma, que me has hecho para que en mis cinco sentidos yo pierda la calma.

No puedo vivir sabiendo que soy malo en un mundo de ingenuos que anhelan ser buenos, Beberé cicuta para reconocer que le doy la espalda a mis días grises, beberé para que los bellos pétalos de tu alma en mí no mueran, beberé pues soy un infeliz desalmado, beberé porque pierdo el control, beberé por lo perdido que estoy, beberé hoy y mañana porque lentamente pierdo lo que me queda de corazón.

Tarde o temprano mi alma se convertirá en otro triste perdedor.

  XXIII: Amar a Dios. 

Llantos como acido desfiguran mi cara, escucho cantos de ángeles añorando que encuentre mi compostura que se ha envuelto entre mentiras y pecados que no dejo de cometer una y otra vez. Dios no descifra como darme un perdón ante tanto daño que he hecho, no sabe cómo perdonar mis errores, se absuelta de reconocerme como hijo, me duele, pero lo admito. Soy el que tenía la opción de cambiar, el que poseía una oportunidad en su vida. Soy el que me da la calma que necesito ante tantos desastres que azotan mi puerta y mi juicio. Mi conciencia se hace una con el amor propio que había perdido, mis pensamientos se hacen un laberinto, uno que no creo que tenga inicio o final. Lo que estoy sintiendo no puedo expresarlo con palabras, no puedo ni siquiera sentirlo de una manera natural, me cuesta creer que yo este así, que yo de tantas personas en el mundo tenga la oportunidad de sentirse así. Dios, si eres tú el que me está dando este placer en mi vida dame una señal, dime si eres el que convirtió mis días azarosos en una consagración, necesito saber si tú eres el responsable de tal pasión. Te amo Dios y acepto tu ayuda, dime que puedo hacer para dejar de llorar, dime rápido pues mi vida quiero acabar. ¿Por qué no contestas?, ¿Acaso olvidas y dejas de lado a una de tus mejores creaciones?, dime porque esa conmoción que llenaba mi existencia se ha ido, dime porque no puedo dejar de perder el control, dime porque si he hecho todo lo que me pides no me puedes dar tus brazos y amarme como uno de tus hijos, solo dime Dios, dime…

  XXIV: Carta al que llamo padre.

Dedicado al sujeto falta de valor que no ha querido ver a su propio hijo en 16 años: seré más que tú y creeme que lo unico que quiero es que sufras de la misma forma que yo lo hice.

No te conozco y no me conoces, me haces daño incluso cuando no estas presente, tengo tu sangre, tu maldita y contaminada sangre que seguramente es la causante que tenga la voz que me hace hacer todas las malas cosas de mi vida. No te echo la culpa de mis errores, pero, estoy siendo afectado porque tu repentina ida me da la ilusión de que soy uno. No sé qué sea para ti, no tengo ni la menor idea sí que te gusta que te llame padre, no tengo forma de saber cuáles sean tus sentimientos hacia mí, hacia al que probablemente llamas hijo. Poco a poco se mas de ti y solo quiero alejarme más de la idea de que tu hayas sido el responsable de que la persona que más amo en este mundo que es mi madre haya llorado por un patán como tú, quiero irme ya del legado que me has dejado, dejar de lado que seas el que más estropicio me ha causado y aun así en quince años no hayas tomado un maldito teléfono para decirme hola. Hago esta carta con el fin de desahogarme, con el fin de dejar todo en el pasado. Quiero mejorar padre mío, si soy tu error más grande saldré adelante, si soy tu culpa más abrumante seré mejor que tú. Todo este tiempo he querido superar a la mujer que te amo, ser mejor que ella aunque me ha costado varias lesiones a su corazón tan dañado, debí de ver que mi reto más grande eres tú, no eres un obstáculo para mi felicidad, eres desde hoy el reto que tendré en mente todos los días de mi vida. Seré mejor que tú, tenlo por seguro, idiota.

 XXV: Una carta. 

Esto te lo dedico a tí, Melisa.

Separados es la forma en la cual me siento más cerca de ti, me preguntó cómo estas, que estarás haciendo mientras yo te escribo esto; probablemente estés durmiendo o planeando que hacer mañana. ¿Recuerdas las noches que parecían infinitas?, Yo sí, me cuesta trabajo creer lo vital que eres para mí a la hora de querer algo, siempre me preguntó qué harías y como lo lograrías,  creo que por eso fallo tanto, porque no soy tú. Te veo de vez en cuando en el vacío espacio en el que nos vemos obligados a interactuar, siempre he querido iniciar una conversación y te absuelves regresándome la frialdad que alguna vez yo te di. Siempre me preguntó por ti y si hice bien al dejarte ir, siempre estás en todo momento en los intervalos que hay entre las cosas que hago para estar despierto, te veo muy a menudo en mi sueños y aunque a todos se lo niego yo aún te quiero. Veo con orgullo que has superado tus penas o al menos disimulas más lo que sientes día a día.




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