¿por qué a mí?

Capítulo 1

Era de noche. Estaba muy emocionada porque era el primer día de clases. El tiempo no avanzaba. El reloj decía que eran las cinco y me tenía que levantar a las siete de mi cama.

Y lo mejor era el cambio de escuela, ahora iría a la 초등학교 (chodeunghakkyo)¹. Era lo mejor que me había pasado, estaría en otra escuela.

Me quedé pensando en cómo sería. ¿Cómo serían mis compañeros? ¿La escuela era grande? ¿O pequeña como el preescolar? Tenía muchas ganas de ir. Miré otra vez el reloj y eran las seis. Uf. Que reloj más lento.

«Riing», por fin sonó. Salté de mi cama y corrí a bañarme. No me detuve a jugar en el agua porque no podía tardarme. Si lo hacía un poquito iba a llegar tarde. Mi omma me había dejado el uniforme planchado en mi habitación para no andar con prisas al último.

Bajé a desayunar un cereal y miré a mi appa muy enojado por Hye-ri, mi hermanita recién nacida.

— Adiós. No tengo nada que hacer aquí— dijo mirando mal a mi mami.

Se fue golpeando la puerta y diciendo muchas cosas que yo no lograba entender por lo bajito que decía todo. Me asusté mucho.

Acabé mi cereal y antes de otra cosa me fui casi corriendo a la escuela. Mi mami estaba muy enojada también y en el camino estaba llorando.

Llegué a una escuela enorme. Era un verdadero lugar para gigantes.

— Me voy a perder, omma— le dije bastante emocionada y nerviosa. Pero lo importante era el ya estar ahí.

Llegué a mi salón, estaba más grande que mi habitación y con colores claros y muchos dibujos. Eso me gustaba. Me senté en el lugar de adelante para escuchar mejor a la seongsaeng².

— Quítate, Hye-jung, aquí nos vamos a sentar mis amigas y yo— escuché decir a Yang-mi, una de las niñas que me hacían la vida de cuadritos en el preescolar. Otra vez no.

— ¿P-por qué?— le pregunté. Siempre me corría de donde yo estaba.

— Porque quiero. Ahora vete de aquí, fea— me mandó. Me fui del lugar, no quería pelear en el primer día de clases.

Llegaron más niños al salón,de veras tenía miedo de que me corrieran también de mi nuevo lugar o peor aún, del salón.

Llegó una señorita pequeña y muy joven. Tenía el cabello castaño y su piel muy blanca. Era la maestra.

— ¡Buenos días, niños!— nos saludó la maestra haciendo una reverencia.

— Bue-nos-días-ma-es-tra— le contestamos todos al mismo tiempo.

— Mi nombre es Park Ji-soo y seré su maestra durante este año. Me gustaría saber sus nombres.

— Mi nombre es Kwon Hye-jung— empecé. Yang-mi se rió y le dijo algo a otra de las niñas, ella me miró feo.

— Mi nombre es Choi Yang-mi— le siguió ella. Ahora le tocaba a uno de los niños.

— Yo soy Jung Ji-cheong— se presentó.

Así le siguieron todos diciendo su nombre.

La maestra nos puso a hacer sumas y restas.

Sonó la campana para recreo y me fui a sentar con Sun-hee y Eun-bin. Todo estaba muy bien hasta que llegó Yang-mi.

— ¿Te puedes ir de aquí? No te queremos— me corrió.

— Si, Hye-jung, vete— siguió Eun-bin. Sun-hee no dijo nada. Me fui del lugar.

Llegué al jardín— muy bonito— y me puse a llorar. Mi appa siempre decía que sólo lloraba la gente miedosa y yo era una miedosa.

¿Por qué me corrieron? ¿Qué les hice para que no me quisieran con ellas? Se me venían muchas preguntas que no me podía contestar. Regresé para juntarme con más niños.

Salí del jardín y antes de que pudiera bajar las escaleras, sentí que dos me agarraron, para que Ji-cheong me pegara.

— Llevala al salón, hyung— le dijo el que me pegó al niño más grande.

Salí corriendo pero no podía. Ellos me iban correteando hasta el salón. Cuando entré, Yoon-do me aventó y Ji-cheong cerró la puerta.

Escuché que se empezaron a reír de mí. ¿Por qué tenían que ser amigos de Yang-mi? Eso me hizo enojar.

Corrí hasta la puerta y la empujé como pude, pero el más grande detenía la puerta. Empecé a llorar otra vez, no podía salir de ahí y no llegaba nadie.

— ¡Cállate!— me gritó Yoon-do. Me asusté.

Se empezaron a reír más. Me asomé por un hoyo que estaba en la puerta y no había nadie deteniéndola. Ahora si podía salir.

Abrí la puerta y me fui corriendo al baño. Ahí no podían entrar los hombres. Me dolían mucho mis rodillas, mi brazo— del que me salía sangre— y mi cabeza.

Algo apachurró mi corazón, así se sentía estar triste y lo peor, siempre después de algo así salía llorando.

Sonó la campana para entrar a clases otra vez. Tenía mucho miedo y no quería regresar. Pero también si no volvía la maestra me iba a regañar.

El salón estaba cerrado y tuve que tocar la puerta.

— ¿No escuchaste la campana, Hye-jung?— me preguntó.

— Perdón, maestra. No vuelve a pasar.

Ella nos puso actividades de inglés y de escritura. Me la pasé pensando en lo que había pasado hasta que sonó la campana para salir.

— Señora, su hija estaba muy distraída. Por favor hable con ella— le dijo la maestra a mi omma.

Mi mami se fue y me llevó a casa.

— Debes poner más atención— me dijo mi mami. No contesté nada—. Hey, te estoy hablando.

— Está bien, omma.

Me puse más triste. Sabía que le diría a mi appa y el si me iba a regañar. Cuando llegamos estaba con cara de enojado.

— Ji-seok, me dijo la maestra de Hye-jung que estaba muy distraída. Yo ya le dije.

— Hye-jung, ya te he dicho que yo no tuve oportunidad de estudiar. ¡Tú si la tienes y no la valoras!— me regañó.

Appa, yo...

— ¡Appa, nada! Escuchame bien, niña, si vuelvo a recibir una queja, estarás castigada ¿oiste?

— Si, papi.

Me fui a llorar. No quería que mi papi me regañara por ser una llorona. No iba a aguantar ni un poquito ahí.

¹. Escuela primaria o elementary school.
². Maestra.

Otra cosa: La historia se desarrolla en Corea del Sur, pero cabe aclarar que NO es un fanfic aunque algunos personajes sean idols del kpop.



#26022 en Otros
#2166 en No ficción
#4024 en Novela contemporánea

En el texto hay: bullying, acoso, autodesprecio

Editado: 27.11.2019

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.