CAPÍTULO 3
II Parte : Traición
Eva Clare
No llegué a tocar el piso, gracias a que Alek retuvo mi caída, colocando su brazo alrededor de mi cintura. Le susurré un <<gracias>> a Alek y me reincorporé.
Nos acercamos a la barra y le pedimos al barman dos vasos de Vodka rebajados con agua. Nos sentamos en los taburetes de la barra y esperamos por nuestra bebida.
—¿Siempre eres así de descuidada? —se burló Alek con una media sonrisa—. Debes estar más pendiente por donde caminas.
No respondí. El barman nos tendió nuestras bebidas en un vaso desechable color rojo. Me quedé viendo fijamente el líquido del vaso, antes de decir:
—En realidad tropecé con mis propios pies —admití con las mejillas encendidas.
Le di un largo trago a mi bebida, pero al instante la escupí e hice una mueca de disgusto.
—¡Esto sabe horrible! —me quejé. Dejé el vaso en la barra.
—¿No te gusta el Vodka? ¡si es exquisita! —preguntó enarcando una ceja.
—Pues tendrás pésimos gustos para la bebida, porque, a mi parecer el Vodka es una porquería —refuté—. Además, el alcohol es dañino para el organismo.
—¿Desde cuándo eres tan pesimista? ¡hay que vivir la vida! un poco de alcohol no hace daño —replicó con burla.
No respondí y lo ignoré. Busqué con la mirada a Sky, pero no la vi por ningún lado, hasta que ella se acercó a nosotros, tomada de la mano con Adam.
—¡Hola! ¿cómo la están pasando, chicos? —preguntó Adam, bastante animado.
—Bien —respondimos al unísono.
—Y bien, ¿qué te gusta hacer, Alek? —preguntó Skylar. Todos lo miramos atentos.
—Eh... me gusta leer y escuchar música bajo la lluvia —respondió avergonzado.
—¡Pues anímate, chico! a Eva también le gusta hacer esas cosas, ella es muy... rara ¡son tan para cual! —dijo Skylar con una sonrisa de oreja a oreja.
Alek me miró desconcertado, yo sólo le sonreí con afabilidad. Él la correspondió.
***
El reloj sonó dando las dos de la madrugada. Alek, Skylar, Adam y yo, nos manteníamos completamente sobrios, ya que ninguno quería cargar con el peso del otro. Yo solo había bebido un vaso de agua en toda la fiesta, la verdad es que no me gustaría emborracharme, porque estaba más que segura que empezaría a llorar y soltar un montón de cosas que no quisiera que nadie supiera, ¡sería muy bochornoso!
—En un momento vengo, tengo que ir a la cocina —avisó Adam, antes de levantarse y dirigirse allí.
Pasaron varios minutos y Adam no llegaba, eso empezó a preocupar a Sky.
—¿Por qué tarda tanto? —se quejó, mientras fruncía el ceño y lo buscaba con la mirada por todos lados—. ¿Y si está con otra chica? ¿y si... si...?
—¡Ya deja eso! seguro está con sus amigos. No le des tantas vueltas, y deja de sacar conclusiones apresurada —le reproché.
—Sí, seguro. De solo verlo se nota que está coladito por ti —intervino Alek, con una sonrisa tranquilizadora.
Sky, soltó un suspiro de alivio —Sí, tienen razón. No tengo de qué preocuparme.
La garganta estaba empezando a secarse me y la necesidad de beber agua me consumió.
Me levanté y les avisé que iría a conseguir algo de agua en la cocina. Me moví entre el gentío que había en la casa y caminé hacia la cocina.
Abrí la puerta y lo siguiente que vi, me dejó atónita.
Ester y Adam se estaban besando con tanta ferocidad y ensimismados en sus mundos, que no se dieron cuentan de que yo estaba allí. La verdad es que nunca me imaginé que Adam fuera a ser capaz de serle infiel a Sky, considerando que se demostraban tanto afecto, que podrían llegar a ser una pareja un tanto melosa, pero al parecer el afecto que él le demostraba a Sky era falso.
Me sentí decepcionada de él. Escuché moverse algo detrás de mí, me giré a ver qué fue, pero no vi a nadie. Alarmada, me volví hacia ellos, pero seguían igual, no sabían de mi presencia.
Decidí irme de allí.
Cuando llegué junto a Sky, que se encontraba riendo de algo que dijo Alek, le iba a contar todo lo que vi, pero el sonido de notificación de nuestros teléfonos nos distrajo.
Era un vídeo de Ester y Adam besándose. Miré a todos lados y noté que a todos les había llegado. Escuché un sollozo por parte de Sky. Tenía los ojos llenos de lágrimas y había dejado caer el teléfono al suelo.
La abracé con fuerza y ella sollozó con más fuerza.
—¿¡Qué hice para que me hiciera esto!? ¿¡Acaso no fui lo suficiente para él!?