Propuesta Millonaria

Capitulo ocho

Thomas Drew
 


 

Doy pasos por toda la sala, frustrado y observando el reloj cada cinco segundos.
 


 

- ¡Joder Melissa! Apurate o me iré sin ti.
 


 

Sale de la habitación poniéndose unos aretes.
 


 

- No puedes irte sin mi, yo soy la embarazada, no tú. - rueda los ojos y quisiera golpearla por ese gesto.
 


 

- Tenemos turno a las 10AM y son las... - miro mi reloj. - 9:30, con el trafico se nos hará imposible llegar a tiempo.
 


 

Se acerca a mi y con un beso en la mejilla me susurra un 《 Tranquilizate, llegaremos bien.》
 


 

- Esta bien pero sabes que odio ser impuntual, ¿ya estas?
 


 

Asiente y va en búsca de su bolso mientras yo me dirijo hacia la puerta, cuando aparece a mi lado se la ve más viva que nunca, esta bastante alegre y me pregunto si es por el hecho de ver a nuestro hijo nuevamente o son esos cambios de humor del embarazo.
 


En el auto voy pensando en si nuestro hijo saldrá con estos cambios de humor o simplemente son las hormonas.

Hay tantas cosas que preguntarle al ginecologo y no he hecho una lista, trato de acordarme de algunas de mis dudas e ir memorizandolas.

Melissa, en el asiento del acompañante llama mi atención.

- ¿Podrías, por favor, aparcarte aquí al costado?

Frunzo el ceño.

- ¿Qué? No puedo parar, estamos en la autopista.

La miro de reojo.

- Es que tengo ganas de... - se tapa la boca con la mano.

No, mierda.

En mi auto no.

- ¿No puedes esperar un minuto? A que encuentre un lugar para apar...

Y dejo las palabras en el aire en el momento en el que se agacha y comienza a vomitar en el piso de mi hermoso auto.

- ¡Joder mujer! Si no estuvieras embarazada de mi hijo te asesinaría en este mismo instante.

Escucho sus arcadas y dirijo una mano para recogerle el cabello y quitarselo de la cara mientras con la otra mano conduzco.

- Vuelve al apartamento. - se limpia la boca con la manga de su sudadera. - me cambiaré y llamaré para avisar de nuestra tardanza.

Asiento y, con un gruñido, espero a la próxima salida para poder dar la vuelta. Abro las ventanillas para que entre un poco de aire y se vaya este olor a vomito que me esta quemando las fosas nazales.

Intento no mirar el piso de mi auto, porque en cuanto lo haga sé que me desmayaré.

Llegamos a nuestro edificio y ella prácticamente corre hacia dentro mientras yo me dedico a, ahora sí, mirar el desastre.

De repente me dan arcadas y salgo del jodido auto, mientras voy hacia el ascensor llamo a mi secretaria.

- ¿Señor Drew? ¿Que tal su viaje?

- De maravilla, podrías, por favor, mandar a alguien a que venga a limpiar mi auto, esta en el aparcamiento de mi edificio, Melissa y sus vomitos matutinos lo han estropeado todo.

Quiero llorar al recordar como se encuentran mis alfombras de cuero en este momento.

- De acuerdo, y felicitaciones nuevamente por su paternidad.

- Gracias, dejo la llave del carro con el recepcionista.

- Esta bien señor, que tenga buen día.

Asiento, aunque sé que no puede verme y cuelgo.

Que tenga un buen día.

Mi día ha empezado para la mierda, espero que no siga así.

(...)

- Ya he llamado y me han cambiado el horario recién cuando les dije quien era el padre, resulta que el hecho de que seas tu hace que tenga ciertos privilegios que otros pacientes no.

Sonrio para mis adentros pero no saco la vista de la autopista. Hemos tomado su carro y accedió a que lo conduciera porque se sentía culpable de haber arruinado el mío.

Estaciono frente al hospital y ella deposita su mano sobre la mía, en cuanto la veo esta con esa sonrisa nuevamente en su rostro.

- Vamos a ver a nuestro bebé, otra vez.

Sale completamente feliz del auto y me contagia su alegría, me ha dado un dolor de cabeza de la mierda después de que arruinara las alfombras de mi carro pero ahora, viéndola tan contenta, hace que ese dolor desaparezca.

Nos acercamos a la recepcionista que me sonríe coquetamente, ruedo los ojos y envuelvo mis brazos alrededor de Melissa.

- Tengo una cita con la doctora Vence.

- ¿A nombre de quién? - chilla, prácticamente, la rubia sin separar sus ojos de mi, cosa que hace que mi dolor de cabeza vuelva y más fuerte.

- De mi marido, Thomas Drew.

Melissa observa recelosa a la mujer mientras esta asiente y al fin baja la vista hacia los papeles que tiene en frente.

- ¿Melissa Wilson? La doctora la esta esperando, hace ya una hora. - pone mala cara al pronunciar esto último y la mujer a mi lado, la mirá como si la sobrará.

- Me he entretenido mucho con mi marido, ya sabe, hormonas de embarazada. - se da media vuelta y yo, como un perrito faldero, voy tras ella, loco por quitarle ese vestido tan ajustado que se ha puesto hace tan solo unos minutos.

Ya, junto a la ginecologa, ella nos deja a solas unos minutos mientras Melissa se acomoda en la camilla, con las piernas abiertas.

Ayudandola a subirse y a acomodarse le pregunto lo que quería preguntarle hace unos minutos.

- ¿Que ha sido eso? Con la recepcionista.

Pone los ojos en blanco.

- ¿No has visto como te miraba? Te comia con la mirada prácticamente y debia marcar territorio.

Entorno la mirada en ella.

- ¿Marcar territorio? ¿Hay un territorio para marcar?

- Lo hay desde que le dijiste a mi padre que nos casabamos en dos meses, sos mío.

Me acomodo entre sus piernas, ahora abiertas debido a la forma de esta camilla y puedo observar que no trae bragas.

- ¿Y tu ropa interior?

Se sonroja.

- Sabía que iba a tener que hacer esto y no quería estar cambiandome.

Asiento y paso mis dedos por su hendidura pero me sujeta la muñeca, impidiéndo que mi dedo se abra paso entre su humedad.



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En el texto hay: amor, miedos, embarazo

Editado: 15.08.2021

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