Capitulo veintiocho

Thomas Drew
 

Sonrió al mismo tiempo que la cámara captura aquel momento, mi hija en mis brazos no se queda quieta y su madre no hace más que hacerle muecas.
 

El corazón se me va a salir del pecho ante tanta felicidad, desbordó arcoiris por los ojos casi.
 

— ¡Adara hermosa por favor sonríe para la cámara! - mi mamá apunta el momento mientras mi papá también le hace muecas para que mi hija sonría.

Y lo finalmente lo hace, logrando una foto perfecta espero.

— Eso ha sido difícil de lograr.

— ¡Hora de cortar el pastel! ¡La mejor parte!

Mi hermana corre feliz hacia nosotros, con el cuchillo en su mano y yo tengo miedo de que acuchille a alguien.

— Dios mío Alexa, ten cuidado por dios hija.

— Siempre mamá. - rueda los ojos y le entrega el cuchillo a Melissa, quien le agradece y comienza a cortar el pastel en forma de A, decorado con muchísimos chocolates.

El pastel ha sido un regalo de Chloe, Andrew nos dijo que estuvo toda la noche horneado para que saliera perfecto.

— Fueron cinco bizcochuelos a la basura antes de que esté le saliera perfecto... Bueno técnicamente no a la basura, porque comeremos eso lo que queda de la semana.

Esa mujer simplemente es sensacional porque esto está riquísimo.

Casi quiero ponerme a llorar como un niño al ver a mi hija con su primer año ya, se retuerce en mis brazos pidiéndome que la baje y lo hago, ella corre hacia los niños que se encuentran jugando a la mitad del jardín.

En el camino se cae dos veces, pero vuelve a levantarse y seguir.

Yo no puedo creer que el tiempo haya transcurrido tan rápido.

— ¡papá!

Me freno en seco y me volteo hacia Melissa quien me mira con los ojos abiertos.

— ¿Que dijo?

— ¡Papá!

Esa palabra sale de su pequeña boca al mismo tiempo que sus brazos se estiran en mi dirección. Rápidamente me acerco a ella y la tomo en mis brazos.

— No puedo creer que esa sea tu primer palabra, papá hoy en recompensa no irá a trabajar.

La abrazo y acerco a mi mujer hacia nosotros, tengo una sensación de plenitud en el pecho y no me cabe la felicidad.

Me estaba por ir a trabajar ese día que ella me dijo papá, me hizo demasiado feliz saber que soy primer palabra era yo. Poco tiempo después dijo mamá y Melissa casi se cae de culo.

— Creció muy rápido ¿No crees?

Envuelvo la cintura de mi mujer admirando a nuestra hija jugar.

— Aún recuerdo que cuando nos enteramos que venía en camino casi nos morimos.

Me río.

— Yo recuerdo que lo primero que dijiste fue "Thomas, tengo algo viviendo dentro de mi, y no es comida"

Nuestros padres se rien.

— Definitivamente ustedes dos no se aburren nunca ¿No? - Alexander nos mira con una ceja arqueada.

— Nunca.

Me abrazó más a Melissa y dejo que otro recuerdo me inunde la mente, cuando dió sus primeros pasos.

— Vamos cariño ven a papi.

— No debemos presionarla tanto.

— Son dos pasos hacia mi Melissa, ni siquiera dejaré que toque el suelo si llega a tambalearse.

Me sonríe antes de soltar a Adara.

— Creeme que eso lo sé.

Observó las piernitas gordas de mi hija moverse, da un primer paso y me mira con una sonrisa que le marca los hoyuelos en sus mejillas.

Es la criatura más hermosa que ví en mi vida.

Da otro paso y cuando creo que se va a caer no lo hace, da otros dos pasos hasta mis brazos y la aprieto fuertemente contra mi.

— ¿Viste eso? - miro con una sonrisa a Melissa, quien me vuelve a sonreír pero con los ojos cristalinos.

— No soy ciega imbécil.

Realmente el tiempo paso muy rápido, ya es un año de haber conocido a esta hermosa bebé, tan rosa e hinchada, llena de sangre cuando apenas nació.

Nunca sentí tanta felicidad y amor como en ese momento. Todos los miedos que tuve todos esos meses fueron en vano porque en el momento en el que nuestros ojos conectaron todo desapareció y supe que sería un excelente padre con ella.

El mundo está muy jodido para las mujeres pero haré lo que sea para que ella no pase por nada de eso.

— Estoy sorprendida de los buenos padres que son, maduraron muy rápido debo de decir. - nos sonríe mi suegra.

— Mamá, ahora soy madre ¿Que otro motivo para madurar que ese?

Me río porque se que sigue siendo la misma de siempre.

— ¡Mamá! Adara está comiendo arena. - Alice camina hacia Chloe.

Abro los ojos y, soltando a Melissa, voy hacia mi hija.

Efectivamente Alice tiene razón porque Adara me sonríe con la boca llena de arena.

— ¡Papá!

Ay dios.

La tomo en mis brazos y la meto a la casa para lavarle la boca, luego le doy un poco de jugo.

— ¿Es demasiado traviesa cierto?

Asiento hacia Andrew.

— Pero es lo mejor que me pasó en la vida, supongo que sabes lo que siento, no puedo imaginarme una vida donde Melissa no me haya dado este hermoso regalo.

Mi hija me mira con sus hermosos ojos azules mientras sus mejillas se mueven al momento de estar tomando el biberón.

— Te hace más guapo ser padre. - Alexander me guiña un ojo.

— Pero lo siento, está casado y es mío.

Melissa entra a la cocina y me quita a Adara antes de depositar un beso en mis labios.

— Siempre está bueno compartir.

— ¿Ahora tengo que pensar que jugas para el otro equipo? - entra Isabella con una bandeja repleta de vasos vacíos.

Se ríe y veo ese brillo característico en sus ojos cada vez que la mira.

Ahora, con mi pequeña familia y mi pequeño grupo de amigos puedo decir que me siento el hombre más completo del mundo, nunca pude sentirme tan pleno, ni siquiera teniéndolo todo.

Bendito sea el momento en el que Melissa apareció en mi empresa como una loca para decirme que tenía un atraso, porque ese atraso ahora está en sus brazos, mirándome y con una pequeña sonrisa en sus labios.
Ese bendito atraso hoy es lo mejor que le pudo pasar a mí vida.