Ninguna vida es perfecta, nadie tiene la vida perfecta, no conozco a alguien que me diga, mi vida es perfecta!!
Pero si hay vidas que casi se acercan a un ideal, esa era mi vida y mi familia, jamás crecí rodeada de lujos y comodidades, mis abuelos maternos no quisieron saber nada de mi madre cuando ella elijio a mi papá, que a ojos de mis abuelos Thomas y Catherine no era un hombre digo de ella por no ser un importante heredero. Si no todo lo contrario, era el hijo de unos humildes campesinos de origen mexicano, que migraron a Estados Unidos en busca de mejores oportunidades. Mis abuelos Carlos y Luciana.
Cómo dejarían que su única hija, una veldad, así como una rica heredera de una importante trasnacional, y joyerías, entre diversos negocios, terminará casada con un hombre de una casta inferior. Era un atros crimen, he hicieron de la vida de mis padres un verdadero infierno hasta que desaparecimos de la faz de la tierra para ellos, mi madre nunca más supo de sus padres y aunque fue feliz con nosotros, en el fondo le dolía no saber de ellos. Mis abuelos jamás entendieron que más allá del dinero, importa el amor. Que la vida sin amor no es nada, hay gente que puede ser millonaria pero ser infeliz y miserable.
Nunca olvidare las palabras de mi madre, yo tenía tan solo once años, cuando una de mis amiguitas dijo que era infeliz por ser pobre, pues sus papás no habían podido comprar le la muñeca que quería.
Recuerdo...
-Mami, se puede ser feliz siendo pobre - mi mamá de encontraba preparado la cena, y dejo de cortar las verduras y me miró extrañada.
-A que se debe la pregunta Evelyn? - al ver qué no diría nada mi mamá siguió hablando - no quisiera que mi hija se volviera alguien superficial y materialista. Todo depende de las circunstancias hija, no se puede ser feliz cuando se vive en la miseria o no hay nada para poder comer, pero tampoco puedes ser completamente feliz cuando tienes toda la riqueza del mundo, las personas pueden ser malas y crueles al punto de humillar, son personas tan vacías que nada bueno hay en ellas. Mis padres, tus abuelos, tienen mucho dinero, pero no me tienen a mi y mucho menos han visto a sus únicos nietos crecer, no han visto en lo hermosa que eres y en lo ocurrente y divertido que es tu hermano Carlos. Vale más tener un corazón agradecido y humilde que uno superficial y egoísta
Fin del recuerdo...
Cuánta razón tenia mi madre hoy lo veo, al ver quién es este hombre sentado frente a mi, con una mirada fría como el tempano más grande de hielo, y junto a él a su izquierda mi aún suegra, la que nunca me quiso y siempre me desprecio desde que trabajaba en la empresa de mi suegro, el cual no se encuentra aquí por estar delicado de salud. Y para rematar a su derecha, la mujer que él verdaderamente ama, la dueña de su corazón, Florencia Berdusconni.
Aquí frente a mi tengo al egoísmo, la superficialidad y la humillación personificados en tres seres que podrán tener todo el dinero del mundo, pero vacíos por dentro. Y yo solo quiero que la tierra me trague y me escupa en otro lugar, me siento intimidada ante estás tres personas que tanto me odian, y el motivo no lo se.
-Señora Lovenjoy, - levanto la mirada al escuchar mi apellido de casada - firme los papeles de divorcio, como sabe usted firmó un prenupcial, donde solo se le entregará una modesta cantidad de dinero y se quedará con la propiedad que fue de sus padres en vida, y...
-Casa que mi hijo rescató, ya que está iba a ser embargada por el banco - mi suegra sin un poco de educación interrumpió al licenciado
-Si señora, eso ya lo sabemos, -noto algo de frustración en su forma de hablar - fui yo quien arreglo los papeles, como decía, puede firmar aquí, aquí y aqui- me señala las hojas donde certifican que pronto seré una mujer divorciada y con el corazón roto, el dinero jamás me importo, crecí sin él, pero el amor, el amor que siento por este hombre me duele más.
-No necesito el dinero, lo más importante es la casa de mis padres, solo eso pido.
-No te hagas del rogar, acepta los, tampoco es la millonada, lo suficiente para que vivas en lo que encuentras un trabajo - me dice mi aún esposo.
Sin mirarlo, firmó cada hoja, sintiendo como sientos de navajas se filtran por mi piel causando un daño irreparable. Una vez firmados el hace lo propio y así es como terminó estos diez meses de matrimonio.
Justo cuando estaba por irme, su voz fría y autoritaria me detiene -Necesito hablar contigo Evelyn.
-Para que quieres hablar con ella hijo, ya está finiquitado todo.
-Si amor, está ya no tiene nada que hacer aquí
-He dicho que necesito hablar con ella - grita haciendo que su madre, Florencia y yo nos asustemos, siento como me arrastra con el hasta su despacho, uno donde estuve cientos de veces cuando trabajaba para el, como secretaria de vicepresidente y tenía reuniones con mi ex jefe y ex amigo, azota la puerta, y escucho que le pone el cerrojo, está enojado y no se por qué, ya me fui de su casa, ya firmé el divorcio, es libre. Ahora que.
-Supongo que ahora te irás con el maldito abogaducho ese, - no se de qué habla, si yo con Maximiliano no he tenido contacto alguno desde hace tres meses - Bien, puedes largarte con el, al fin ya no somos nada, es más, nunca lo fuimos, para lo que te necesitaba ya lo logré. Nada que decir, mi amada ex esposa - su aliento a menta choca contra mi rostro, me siento cohibida, no poseo una buena autoestima, su presencia, su cuerpo, todo de el me intimida.
Me sujeta del mentón de manera lenta y cuidadosa, como si tuviera miedo de lastimarme, que gran ironía, tiene miedo de lastimarme, cuando ya lo ha hecho, cuando incluso me ha logrado matar en vida.- Pero sabes una cosa mi amada Evelyn, por más que te toque, y te bese tu siempre me recordarás, y sabes porqué - reparte besos, tiernos y delicados por mi rostro, ese es el hombre que amo y que me amó todos esos días y todas esas noches en estos últimos casi cinco meses - porque tú eres mía, tu cuerpo, tu mente, tu corazón, toda tu me perteneces y todo yo te pertenezco - de la nada siento su boca impactar con la mía, es un beso lleno de amor, donde puedo sentir el amor de el hacia mi, ese que dice él que no existe, pero si está presente, me acerca más a el, como si intentará fundir su cuerpo con el mio, de un momento a otro siento sus besos en mi cuello y yo me dejó hacer, por él, el único hombre que he amado y amare. Justo en esta oficina, donde fue nuestro primer beso y también el último.