Salvaje

~Excursion~

Di un suspiro profundo una vez más, mientras me recordaba las razones por las que debía abandonar la comodidad de mi apartamento, odiaba hacerlo, pero amaba mi carrera, lo bastante como para sacrificar un par de meses en la selva,tenía que hacer un historial de las plantas que se encontraban ese lugar, aunque era un tanto extremo salir de la ciudad e ir a una isla poco estudiada por el hombre, pero el profesor de Botánica así lo deseo, y lo odio por eso, ¡¿como se atreve a sacarme de mi cómoda vida rutinaria para ir de excursión a un lugar desconocido?! , bien, creo que estoy exagerando, pero de algo si estaba segura, en verdad lo odiaba.

-Hanon! ¡¿Estas ahí?!

-No, ya estoy en la selva cubierta de barro - conteste sarcásticamente.

-¿Puedo pasar?

-Adelante, mi apartamento es tu apartamento. - tome la maleta y la coloque sobre la cama.

-¿Estas de broma verdad? - dijo señalando la maleta.

-No, ¿Que tiene de malo llevarla?

-No iras de vacaciones, toma, te traje esta mochila, guarda tus cosas en ella.

-Pero ya están guardadas, ¿acaso quieres que las saque de la maleta para pasarlas a la mochila?

-Exacto, que lista eres - dio unos leves golpes en mi nuca.

-Giselle! ¡Ya no soy una niña! - aparte su mano.

-Ese es el problema, date prisa, o se irán sin nosotras.

-Esta bien. - terminando de empacar nuevamente, salí de mi apartamento y cerré con llave, extrañaría este lugar, todavía no iba y ya sentía como mi mundo se venía abajo.

-Deja de mirar la perilla de tu puerta, volveremos en menos de lo que te imaginas.

-Giselle, eso no me consuela y lo sabes.

-Vamos, ¿cuando fue la última vez que saliste de viaje? ¿Hace un año?

-Nunca, siempre evite las excursiones escolares, fingía estar enferma o mentía diciendo que se murió mi mascota.

-Tu si que estabas loca, pero bueno, llego el día que tanto evitabas.

-Lo se. - le di la espalda a mi puerta y camine detrás de Giselle con la mirada en el suelo, de verdad quería que se suspendiera y que sólo hubieran clases normales, pero, siendo realista, eso no pasaría.

-Anímate mujer! - Giselle tomo mi mano antes de entrar al auto, y una vez dentro se sentó a mi lado.

-Espero que esto termine pronto.

-Así será.

llegando al gran muelle el profesor salio del auto y platico por un momento, con los hombres que se encontraban ahí.

-Lo siento chicos, el barco que pedimos zarpo esta mañana, era una emergencia, no quisieron dar detalles de eso, pero nos prestarán cuatro botes, así que iremos en equipos de seis, ya están avisados, salimos en cinco minutos, no se vallan, lo digo por usted señorita Maquenzey.

-Si lo se, aquí estaré - conteste.

-No se preocupe profesor, aquí se la cuido yo, no nos iremos sin ella - dijo Giselle.

-Se supone que eres mi amiga.

-Por esa razón no puedo permitir que te vallas.

-Okey, chicos vengan, quiero los grupos formados, en el primero irán Marco, Luis, Antonio, Mariela, Hanon,  José y Giselle, los llevará el señor Valdez, se encuentra en el primer bote, en el segundo....

-Odio esto.

-Hanon, nos toco en el mismo bote, ¿no es genial? - dijo Marco

-Tu lo has dicho, no lo es.

-Hanon!

-No lo digo por el, lo digo por el bote.

-¡Todos arriba! ¡¿No falta nadie!?

-No!- contestaron todos al unísono.

-Bien, podemos irnos- dijo el profesor.

Si que esto iba a ser un viaje largo, pero ya no había vuelta atrás, los botes habían zarpado al mismo tiempo, ahora solo me encontraba entre las olas y un sin fin de pláticas, canciones y risas de mis compañeros, esto era horrible, sin duda quería tirarme ahora mismo al mar para que me comieran los tiburones, aunque viéndome en el estado en que me encontraba, seguro que me dejarían vivir por lástima.



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En el texto hay: dioses, romance

Editado: 09.08.2021

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