Sentí que mi corazón latía a mil por hora mientras el se acercaba lentamente hacia mi, sin apartar su mirada ni un solo segundo, no quería huir, pero no tenía opción, voltee rápidamente hacia ambos lados antes de tomar una decisión, arranque un pedazo de tela de mi vestuario y con el vende mi tobillo para darle soporte a la articulación y que no doliera tanto al moverme, voltee nuevamente hacia donde estaba el, quedaba solo a unos escasos metros de mi, me puse de pie al terminar de amarrar el vendaje, y sin pensarlo más gire mi cuerpo y corrí, corrí como pude, ignorando el dolor molesto que sentía en mi tobillo, lo que importaba ahora era escapar, parecía que podía lograrlo, ya podía ver los árboles al final del salón, pero... Era muy tarde, el se encontraba justo al lado mío, la rapidez con la que el se desplazaba era inhumana, y esa mirada parecía ser de un demonio, no quise entrar en pánico, aún tenía una pequeña esperanza, pero... golpeo su cuerpo contra el mío con tal fuerza que me saco volando golpeándome contra una de las paredes que se encontraban en la entrada del templo, cómo pude me levanté y continúe corriendo, pero el nuevamente me empujó y esta vez termine atravesando la corteza de varios árboles, con cada golpe que me daba sentía que algo dentro de mí se rompía, hasta que llegó un punto en que deje de sentir dolor, no supe con precisión cuando fue que el impacto llegó a su fin, lo único que sabía es que llevaba un buen rato viendo un nido de pájaros de plumas azules que revoloteaban por los alrededores, una sonrisa se asomó entre mis labios, al poco rato pude sentir algo fresco que resbalaba por mi mejilla, con dificultad lleve mi mano hacia mi rostro y lo toque, al verlo supe enseguida que era, "sangre".
-Esto te ganas por meterte en lo que no debes Hanon. - incline mi cuerpo hacia enfrente, lo que provocó que una sustancia desagradable de color rojo oscuro saliera de mi boca. -Esto no parece ser una buena señal. - limpie mis labios y coloque mis manos contra el suelo, en un intento por levantarme sentí algo que oprimía mi pecho y me dificultaba poder respirar, flexione las piernas, y una vez juntas las dejé caer hacia un costado, me ayude de mi mano izquierda apoyándome contra una roca de gran altura. Centre la poca fuerza que tenía en mis piernas, para lograr ponerme de pie, una vez que lo hice, recargue mi cuerpo en ella.
-Pobre niña, creo que tanta sangre no te va bien.
-Pero si es el enano, ¿Ahora que quieres Sylas? ¿Vienes solo a hacerme sentir mal?
-Sabes, los nombres tienen mucho poder. - dijo mientras una flor energía de la palma de su mano.
-No me interesa lo que tengas que decir.
-Debería, las personas como tú suelen ponerle nombre a lo que sea, así sienten que están por encima de todo. - dijo al momento que olía la flor. - Aunque, debo admitir que tienen razón, tú tienes un arma muy poderosa, ahora la pregunta es ¿Sabes cómo usarla?
-No estoy para esas cosas Sylas.
-Esa es una respuesta incorrecta. - se acercó a mí, coloco la flor detrás de mi oreja, y está enseguida se cerró, tomando la forma de un botón. - Cuando se abra, tú estarás lista para afrontar cualquier cosa.
-Es solo una flor.
-Te equivocas, ella, eres tú, son una sola, y cuando comience a abrirse... Quizá sea el final para alguno de los dos. - dijo sonriendo.
-Espera! No te vayas, ¿De quienes hablas? ¡Sylas!
-Si Mueres ahora créeme que sería lo mejor, así te ahorrarás todo lo que está por venir.
-No pienso hacerlo, así que contesta mi pregunta.
-Prepárate, porque el se está acercando. - dijo mientras las ramas que rodeaban todo su cuerpo lo hacían desaparecer.
-Ese enano me dejó con la duda, no sé que trama con tanto misterio.
Intenté moverme, cuando una ráfaga de viento azoto los árboles que se encontraban cerca, algo me decía que el se encontraba justo detrás de mi, podía sentir su presencia la cual me erizaba la piel, tenía miedo de voltear, este momento era muy similar a las veces en que sabes que alguien está en tu cuarto y no es precisamente un humano, deseas conciliar el sueño e ignorarlo, pero él sigue ahí, solo que esta vez no cuento con una cobija que me haga sentir protegida.
-Vete - susurre mientras cerraba con fuerza los ojos, quería gritar, pero lo único que salía de mi garganta era un sonido chillante.
-Tu - dijo poniendo una de sus manos sobre mi hombro.
-No me toques - dije con voz quebrada, girando mi cuerpo para apartar su mano. - No vuelvas a hacerlo. - pude ver la furia apoderarse de el, cerraba sus puños con tal fuerza que estos sangraban, su expresión se había vuelto más sombría, llevo su mano a mi cuello y me levanto.
-Tu, tú, tú....
-Bájame - logré decir,
-¿Donde esta?. - pregunto acercando su rostro al mío, después me bajo sin apartar su mano de mi cuello.
-¿Vas a hacerme daño?, No creo que puedas, no más de cómo me encuentro, estoy al borde de la muerte. - acercó sus labios a mi oído y dijo;
-Eso lo decidiré yo.
-Déjame ir. - una lágrima salió sin darme cuenta. - Si no puedes, termina con mi agonía, ¡Matame!