Querido, no corras tan rápido.
No saques conclusiones, con la mirada apenada hacia tu futuro.
Solo detente y escucha tus lágrimas.
Suspende el ritmo de tus palabras.
Porque algún día, entenderás el plan de dios.
Y así, podrás respirar…
Arrebatando ese gran peso en tus hombros.
Perdonando tu pasado, abandonando los bajos recuerdos.
Ningún momento será más verdadero,
Cuando le preguntes a tu alma el malestar que te agobia.
Cuando ella te ayude a encender la luz, que apago tus sueños.
Está en ti, solamente en ti…
Los demás pueden decirte que creas lo que ellos creen.
Y no es así, tienes que creer en lo que tú quieras.
Algún día lo verás, y podrás respirar…