Con tanto ensayo y grabaciones no he podido volver a ver a Elenor desde el día que me invitó a desayunar en su casa, desde hace casi una semana ya. Hemos hablado por chat, pero no es lo mismo. Me he dado cuenta de que necesito escuchar su voz un poco ronca y clavar mis ojos en los suyos, tan diferentes a los que se puede ver en cualquier parte de este país.
Me ha contado que la han contratado en otra empresa y me alegro de que pueda alejarse de su jefe. No conozco a ese hombre, mas no me cae nada bien.
Hoy estoy un poco disperso y no consigo darle el tono que quiero a la canción mientras la grabamos en el estudio de la empresa.
NamYoon me mira extrañado, frunce el ceño y me pregunta:
—¿Qué te ocurre? Es raro que no te salga a la primera o, como mucho, a la segunda vez. ¿Hay algo que te preocupa?
Pues claro que me preocupa. El concierto se acerca y aún no le he dicho a la chica quién soy en realidad. No tengo ni idea de cómo se lo tomará cuando lo descubra en el concierto al que la he invitado. ¿Cómo puedo no estar desconcentrado?
Me muerdo el labio inferior y lo miro sin saber cómo decírselo.
—He… He estado… —no sé cómo decirlo y, estoy seguro de que me caerá una bronca por exponerme a los periodistas y los rumores de esa manera.
—Has estado viendo a una chica —concluye mi amigo con una leve sonrisa en los labios, pero también una mueca un tanto disgustada.
—¿Cómo lo sabes? ¿Me ha visto algún fotógrafo? —inquiero temeroso de exponerla a ella a las habladurías.
—Cuando regresaste el sábado por la mañana olisqueamos el perfume a fresas que desprendía tu traje. No creemos que utilices perfume de mujer, ¿o sí? Jomin también nos contó que te vio salir a hurtadillas de tu habitación.
—¿Me he estado escondiendo de vosotros para nada?
—Es que no tienes que esconderte de nosotros. Somos amigos, compañeros de trabajo y de casa, somos hermanos, queremos que nos tenga la suficiente confianza para contarnos lo que te pase, lo que te perturbe, lo que te preocupe y, por supuesto, lo que te haga feliz. No vamos ni a juzgarte ni a encerrarte para que no salgas de estas paredes. Eres joven, es normal que quieras salir a divertirte, siempre que tengas cuidado, porque no eres un don nadie —me explica mi amigo haciendo que encuentre las razones por las que él es nuestro líder.
—Tienes razón. No es que no os tenga confianza, pensé que no me dejarías salir con ella por ser una desconocida. Me equivoqué, claramente.
—¿Y quién es? ¿Cómo se llama? ¿A qué se dedica?
—Es una chica increíble. Se llama Elenor y trabaja en una editorial. La conocí en el gimnasio que tuve que buscar porque el de la empresa está inhabilitado. Nos vemos todas las mañanas allí y, ahora, chateamos todos los días. Me siento bien con ella y sus ojos verdes…
—¿Ojos verdes? —me interrumpe mi amigo con rostro extrañado.
—Es extranjera, española, para más detalle. Hace cuatro años que está viviendo y trabajando en Seúl.
—Podría ayudarnos a traducir las cartas que nos llegan de nuestras seguidoras latinas.
—Supongo que sí. ¿Seguimos con la grabación? Creo que ya sé cuál es el tono perfecto para esta parte. Y, por cierto, la he invitado al concierto de la semana que viene.
—Estupendo, te has inspirado. Espera —me dice dando media vuelta en la silla para poder mirarme—. ¿La has invitado? No creo que eso sea una buena idea.
—Tranquilo, ella no sabe a qué me dedico. He omitido la parte de que soy famoso. Solo le he dicho que trabajo en la industria musical. Quiero revelárselo en el concierto, cuando me vea en el escenario —respondo preocupado por la reacción de ella.
—¿Cómo crees que se lo tomará ella cuando sepa que le has omitido esa parte?
—No estoy seguro, pero espero que no me odie por ello.
—Jinkook, no sé si es lo más conveniente que se entere delante de tantas personas que nos adoran. No soy nadie para aconsejarte, sin embargo, me parece que será mejor que se lo digas antes —me propone angustiado por el escándalo que la chica desconocida pudiera montar en el concierto.
Lo miro durante un minuto, en silencio y sopesando lo que me ha dicho. Tal vez tenga razón y deba decírselo antes y no darle esa sorpresa delante de tantas personas que estarán gritando, aplaudiendo y vitoreando por nosotros.
—Se lo diré antes del concierto. Que ella decida si quiere ir o no después —concluyo al poner los cascos en mis oídos para empezar a grabar.
***
El equipo de grabación de nuestro programa de entretenimiento ha venido para grabar otro nuevo capítulo antes de que acabe la temporada que están emitiendo en ese momento.
En esta ocasión, nos han preparado todo un montón de cosas para poder ilustrar tres cuentos que inventemos en tres horas, divididos en tres grupos. Somos seis los miembros del grupo presentes en el set, ya que YoonKi se está recuperando de un accidente.
Nos separamos en tres parejas y, mientras uno se inventa el cuento, el otro ilustra la historia para que los niños puedan entenderlo mejor.