No estoy muy de acuerdo con lo que ha decidido mi compañero TaeJoon, pero no me gusta verlo enfadado y, para qué vamos a engañarnos, tampoco puedo negarle nada cuando me pone esa mirada tierna e inocente.
Estoy tomando un poco de agua en la cocina de SuHye cuando alguien llama a la puerta. Me acerco levantando mi mascarilla y abro.
Los ojos de la chica se clavan en mí y me pierdo en ellos. Son rasgados, pero de un color muy inusual para una coreana. ¿Cómo es posible que sean de un azul tan oscuro? Nunca he visto unos ojos como esos y, la verdad, son hermosos.
SuHye me trae de las nubes con un leve empujón y me dice que deje paso a la recién llegada. La observo mientras recorre el apartamento haciendo fotos de las estancias y mi corazón late a mil por hora cuando, por una décima de segundo, sus ojos se clavan de nuevo en mí.
Me siento en el respaldo del sofá cuando ambas toman asiento y le dejo claro que yo no soy el novio de la escritora, aunque mi voz ha sonado como si fuera culpable de algo.
Mi amiga le hace una pregunta después de leer el nombre de la chica en la tarjeta y descubro que se llama Bae EunSu.
Ya está. Es lo único que he entendido porque comienzan una conversación en español de la que no consigo entender ni una palabra.
La joven se despide de nosotros, cierro la puerta y me bajo la mascarilla, asombrado. Me acerco a la escritora y le pregunto:
—¿Qué ha pasado?
—El mundo es un pañuelo, JoMin —me responde con una sonrisa nostálgica en los labios rosados.
—¿Eso qué significa?
—Estuvimos en la misma clase hasta que la universidad nos separó —me explica lavando el vaso que he utilizado y cogiendo su bolso para marcharnos.
—¿Es amiga tuya? —Inquiero anonadado por esa noticia que me va a ayudar mucho.
Ella asiente cerrando las ventanas y nos ponemos en camino hacia el garaje.
***
Entramos en el aparcamiento de la casa y la chica suspira, saliendo disparada hacia la puerta para entrar en la vivienda.
—No huyas de mí. Cuéntamelo, por favor —le pido siguiéndola de cerca y poniendo cara de pena para conmoverla.
—¿Para qué quieres saberlo? —Me pregunta dejando el bolso en el recibidor. Se queda quieta por unos segundos y, como si hubiera leído mi mente, continúa—: Espera, ¿te ha gustado? —una sonrisa pícara eleva sus comisuras y me hago el indignado, quitando mi cara de pena para dar la vuelta y alejarme de ella, hacia la cocina—. ¿En serio? No huyas de mí. Cuéntamelo, por favor —ataca con la misma técnica que yo he utilizado con ella.
—¿Qué ocurre? —Quiere saber TaeJoon sentado en el sofá junto a todos nuestros compañeros de grupo y Elenor, editora de nuestros cuentos y novia de JK.
—Parece que JoMin ha encontrado a una chica digna de su interés —contesta la escritora al sentarse en el regazo de su novio.
—¿Quién es esa afortunada que me va a quitar los abrazos de mi hermano pequeño? —Inquiere la editora recibiendo una leve mirada asesina de JK.
—Una amiga mía del colegio. Resulta que es la agente inmobiliaria que va a vender mi apartamento. Quiero quedar con ella un día para tomar un café. Estás invitada, amiga —le dice a Elenor intentando ignorar mi rostro asombrado por ese detalle que se me había escapado.
Seguro que lo han hablado en su conversación en español, pienso con la voz tierna y un poco apagada de la chica en mis oídos.
—Estupendo. ¿Cuándo la vas a llamar? —Quiere saber la editora mirando de reojo hacia la cocina mientras yo doy un sorbo de agua.
—Pues… Aún no lo he decidido, pero seguro que pronto.
Y como son unas hermanas muy malas con sus nuevos hermanos, la conversación la continúan en español para que ninguno entendamos nada, sobre todo, yo.
Un pequeño gruñido sale de mi garganta, cojo el vaso de agua de la encimera y subo con zancadas fuertes hasta mi habitación. Si no van a decir nada interesante que comprenda, no me interesa estar en la misma estancia que ellas.