La semana se me ha hecho eterna, pero por fin, ha llegado el fin de semana. Por suerte, hoy tengo planes y puedo salir de la zona de guerra que es mi casa.
La relación con mi padre sigue sin ser de las mejores y estoy harta de estar yendo desde la oficina a mi casa y viceversa. Necesito un poco de aire fresco y hoy es un buen día para ello.
Cojo las llaves del bol de la entrada y escucho la voz de mi padre que me habla desde el sofá mirando la tele y con una cerveza en la mano:
—¿Vas a follar con el primero que encuentres?
Me quedo quieta, con la mano en el pomo de la puerta, y respiro hondo.
—¿Y qué si así fuera?
—Ten cuidado, solo falta que te quedes preñada.
—Tranquilo, si eso pasara ni te enterarías. Estás más tiempo borracho que sobrio. Que te vaya bien el día —le digo al salir de la vivienda para montarme en el coche.
Respiro hondo para calmarme, arranco el motor y me marcho hacia el centro comercial.
Llamo a mi amiga cuando aparco en el garaje subterráneo y le pregunto dónde está:
—Sube hasta el octavo piso —me dice con voces gritando detrás de ella.
Cuelgo y me dirijo hacia el ascensor. Cuando las puertas se abren me encuentro con un enorme hombre que me impide el paso hasta que mi amiga llega a nosotros y le pide que me deje paso.
SuHye me agarra de la mano y me guía hacia una sala con muchos monitores, varias personas y dos mesas llenas de pasteles y bebidas.
Estoy alucinando y no sé qué está pasando.
—¿No íbamos a tomar un café? —Le pregunto clavando mis ojos en ella, confundida.
—Y lo haremos. Aquí. EunSu, te presento a Elenor, mi editora y amiga —me presenta a una chica que no es para nada coreana y estrecho su mano.
—Encantada de conocerte. Me han hablado mucho esta semana de ti, sobre todo, de tus inusuales ojos para ser coreana —comenta la editora al sentarse de nuevo en la silla.
—No ha sido por mí la información —añade mi amiga al guiñarme un ojo.
—Entonces, ¿quién? No creo que tengamos más amistades en común —me siento entre ambas, con buenas vistas hacia los monitores que tenemos delante.
—Mi amigo quedó un poco impactado por tus ojos. Estaba conmigo en el piso, ¿te acuerdas?
—Ah, sí. Lo confundí con tu novio.
—Ese. No lo viste sin mascarilla, ¿verdad? —asiento con la cabeza y le doy las gracias a la chica que nos trae el café que hemos pedido—. Es él, el de pelo rosa —apunta con el dedo hacia uno de los monitores y mis ojos se quedan clavados en el chico.
No es posible que un hombre se vea tan atractivo vestido con un simple chándal y el pelo rosa, pienso tragando la saliva que se ha acumulado en el interior de mi boca.
—Tenemos una leve sospecha de que está interesado en conocerte mejor. La pregunta es: ¿tú estarías dispuesta a conocerle? —Me inquiere mi amiga antes de dar un sorbo a su café.
No puedo creerlo. Es imposible que ese chico esté interesado en mí. Y menos lo estará cuando descubra el infierno que me espera cada día en casa.
—Creo que lo estás pensando demasiado para que tu respuesta sea un sí —comenta la editora al sacarme de mi ensimismamiento.
—EunSu, ¿te encuentras bien? —Quiere saber mi amiga preocupada por mí.
Trago la congoja que se me ha quedado atascada en la garganta y asiento antes de dar un sorbo a mi café.
—No sé si voy a tener tiempo para citas. Tengo mucho trabajo atrasado en la oficina —contesto cuando creo que mi voz está recuperada por contener las ganas de llorar.
—Los fines de semana no trabajas. Podríais quedar para el sábado que viene o el viernes por la noche —propone la escritora con seguridad y confianza, toda la que a mí me haría falta en ese momento.
—Déjame pensarlo un poco más —respondo para alejarnos de esta conversación—. ¿Quiénes son los otros seis chicos?
—¿Has oído hablar del grupo BT7?
—Vagamente. No suelo escuchar mucha música moderna. Soy más de clásica.
—Eres de las mías. Pues son un grupo de K-pop muy famoso. TaeJoon, el de la sudadera roja, es mi novio. El de la sudadera blanca es JK, el novio de Elenor —me explica mi amiga señalando a los que salen en la pantalla del monitor para decirme sus nombres.
—Vaya. Sí que son famosos para que el centro comercial les haya dejado cerrar dos plantas enteras —digo cuando se lo escucho al chico llamado HoYung.
—Los conocen internacionalmente y han ganado muchos premios importantes —la voz de la escritora suena con orgullo y sus ojos brillan cuando la cámara enfoca a su novio en un primer plano.
—¿Cómo hacéis para llevar adelante la relación? No creo que algunos “fans” estén muy contentos con la noticia.
—Nadie ajeno al equipo conoce nuestras relaciones. Las mantenemos en secreto por eso mismo —explica Elenor señalando a mi amiga y a ella misma.