Tengo que confesarlo, durante unas horas me he concentrado demasiado en mi trabajo y he olvidado que estaba acompañada esta noche.
Me quito los auriculares para dejarlos encima de la mesa, al lado del micrófono, cierro todos los archivos que he abierto en mi portátil y la cojo mientras me levanto para ir hacia el sillón donde veo a YoonKi con la cabeza en el respaldo, dormido.
Le dedico una sonrisa al ver la tranquilidad en su rostro y rozo su rodilla con la punta de mis dedos para despertarlo.
El chico abre los ojos, desorientado, clava su mirada en mí y se incorpora en el sillón para levantarse unos segundos más tarde.
—Te has quedado un poco dormido —le digo sin mover ni un músculo al tenerlo a muy pocos centímetros de mí.
—No, solo he descansado la vista durante unos minutos —me contesta intentando mantener a raya un bostezo.
Sonrío ante el comentario, miro la hora en mi móvil y le pregunto:
—¿Te apetece desayunar antes de ir a descansar?
—Me parece bien. Tengo hambre.
—Estupendo. En la cafetería de la emisora dan muy buenas tostadas y café.
—De acuerdo. Si no hay mucha gente, mejor.
—No creo que haya más de dos o tres personas, pero si vemos a mucha gente, iremos a donde tú digas —le propongo dando media vuelta para caminar hacia la puerta de salida.
Nos subimos al ascensor y bajamos hasta la planta baja para entrar en la cafetería. Como he predicho, solo hay dos clientes y la camarera con la que he hecho amistad durante todos esos meses en los que ella lleva trabajando en el local.
La saludo con una leve reverencia de cabeza y un movimiento de mano, me siento con el chico en la mesa más alejada de los demás clientes y le dejo ver la carta que está encima del servilletero.
Tras decidirlo, me levanto para ir hacia la barra y dejarle el pedido a la camarera. Regreso con el cantante y me siento mientras espero a que nos avisen de que nuestro desayuno está listo.
—¿Qué te hizo llegar a hacer la audición para ser un idol? —le inquiero para comenzar a conocerlo mejor, tal y como le dije a Jan.
—Desde siempre me ha interesado la música, aunque la audición la hice más para la parte de producción y no sé cómo acabé cantando y bailando —contesta apoyando los codos en la mesa para inclinarse un poco hacia mí y susurrarlo.
—Parece que te engañaron. Supongo que verían todo tu potencial y no quisieron desperdiciarlo dentro de un estudio.
—Gracias por pensar tan bien sobre sus intenciones. Lo cierto es que le quedaba un hueco por tapar y yo estaba allí, en el momento y lugar oportuno.
—Como fuese, ahora estás en lo más alto de tu carrera, además, puedes también producir tus canciones y las de otros idols famosos.
—Eso sí. Tengo muchos proyectos abiertos y espero terminarlos antes de fin de año o tendré mucho estrés.
Mis ojos se clavan en la camarera que me llama desde la barra, me levanto para coger nuestro desayuno y regreso para continuar la conversación.
***
Definitivamente, la primera impresión nunca es la que cuenta. No se debe juzgar un libro por su portada y YoonKi me lo está demostrando.
Es posible que parezca frío a simple vista, pero si escarbas en su interior y le vas conociendo descubres a un hombre tierno, encantador, divertido y hablador cuando debe serlo.
Ha sido un descubrimiento impresionante que aún no me creo que esté hablando y riendo con él.
Bajamos en el ascensor hasta el aparcamiento del edificio, me monto en el coche y le indico la dirección de mi apartamento. Frena delante del portal y clavo mi mirada en él con una sonrisa que no puede ver por la mascarilla.
—Gracias por tu compañía y por el transporte —le digo para agradecerle que me haya estado acompañando durante toda la mañana.
—No hay de qué. Ha sido interesante observar cómo trabajas.
—No es gran cosa. Tu trabajo es más interesante y divertido con ese programa que grabáis para vuestros seguidores. Vosotros lo disfrutáis haciendo y ellos viéndolo.
—Hablando del programa… El viernes que viene grabaremos otro. ¿Te apetecería… venir? —me pregunta con las palabras algo ininteligibles al no abrir bien la boca para pronunciarlas con claridad.
—Creo que me estás invitando a la grabación de un nuevo episodio —comento haciendo que él asienta con la mirada clavada en la calle, con timidez—. Estaré encantada.
—Bien. Le diré a las chicas que te recojan y podéis ir todas juntas.
—Estupendo. Muchas gracias. Te veo el viernes.
—Hasta el viernes. Qué descanses.
Salgo del coche, me despido de él con un movimiento de mano cuando entro en el portal, subo a mi apartamento para dejar el bolso y los zapatos en el recibidor y me dirijo hacia la habitación para caer encima de la cama con una sonrisa de oreja a oreja en los labios y los ojos cerrados por el cansancio.