Es domingo y me despierto con alegría al saber que voy a pasar todo el día consintiendo a mi pequeño en todo lo que quiera hacer en este maravilloso día de verano.
Me atavío con unos pantalones cortos vaqueros, una camiseta de tirantas y unos zapatos cómodos. Salgo de mi habitación y entro en la de mi hijo para despertarlo.
Como todas las mañanas, mi padre está dormido a su lado con uno de los cuentos en su pecho.
—Despertad, dormilones —les digo a ambos al descorrer las cortinas para que entre la luz del sol.
Los dos abren los ojos despacio y con dificultad y me miran mientras me dirijo a la cama para dejar un beso en la frente de mi pequeñín.
—¿Qué hora es? —me pregunta mi padre con la voz adormilada.
—Hora de ponerse en marcha para disfrutar de este hermoso día. ¿Quién quiere ir al cine?
—¡Yo! —responden al unísono alzando las manos por encima de sus cabezas con alegría.
—Pues, arriba. Desayunamos y nos vamos.
Le hago cosquillas a mi hijo, lo cojo en brazos y lo llevo hasta la cocina. Lo siento en una silla de la mesa rectangular y resoplo cansada al soltarlo. Está creciendo mucho y aumentando de peso.
—Abuela, ¿tú también vienes al cine? —le inquiere a mi madre cuando le pone un bol de cereales delante.
—Por supuesto. No vais a ser los únicos que os divirtáis. ¿Cuál vamos a ver? —contesta mi progenitora con una gran sonrisa en los labios.
—Ahora miraremos la cartelera —comento al servirme una taza de café.
—Yo quiero una de acción —habla mi niño con la boca llena de cereales.
—No hables con la boca llena. De camino al cine miramos las películas que hay.
***
Llegamos al centro comercial donde se encuentra el cine, compro cuatro entradas y nos sentamos en los asientos que nos han asignado. Mi pequeño está emocionado por ver, por fin, la nueva película de uno de sus actores favoritos: Dwayne “The Rock” Johnson.
Las luces se apagan, nos acomodamos en los asientos preparados con las palomitas y alzamos la mirada hacia la pantalla para ver los próximos estrenos.
La sala no está muy llena, ya que la película lleva más de un mes en los cines, y los pocos que somos estamos en completo silencio. Veo por el rabillo del ojo que una pareja entra en la estancia y se sienta unos asientos más abajo que nosotros.
Me parecen un poco extraño al estar tapados con las mascarillas y, él además, con una gorra que oculta su cabello.
Mi atención regresa a la pantalla grande para ver una escena muy graciosa y sonrío más cuando escucho la carcajada de mi niño. Hacía días que no lo escuchaba tan alegre y, ahora, he conseguido que su felicidad regrese.
***
La película ha estado genial y ya es hora de salir de la sala para dirigirnos a nuestro siguiente destino. Agarro la mano de mi pequeño, nos ataviamos con las mascarillas y estamos a punto de bajar las escaleras cuando escucho una voz conocida que me llama:
—¿Haneul? ¿WooJin?
Ambos miramos a nuestra espalda, entrecerramos los ojos para poder identificar a esas dos personas que me recuerdan a la pareja que vi entrar en la sala y reconozco el color de ojos de la chica. Tan inusual en una coreana.
—¿EunSu? —pregunto mientras ellos se acercan a nosotros con los ojos medio cerrados por la sonrisa debajo de la mascarilla.
—¿Estábais en la misma sala que nosotros?
—Eso parece. Creo que os he visto entrar cuando ya estaban los trailers. ¿Qué hacéis en público, juntos? —le susurro al darle un abrazo como saludo.
—Nadie le reconoce si no pueden verlo. Es un poco fastidio porque quiero presumir de novio, pero tengo que conformarme con lo que hay. ¿Qué vais a hacer ahora?
—Lo que decida el príncipe de la casa —contesto señalando a mi hijo que se está comportando de un modo demasiado tierno para no querer achuchar al cantante como a un peluche.
—¿Por qué no venís con nosotros? Ahora nos vamos a encontrar con los demás en el salón de juegos. Estoy seguro de que estarán encantados de que os unáis a nosotros —propone JoMin con la voz susurrada para no llamar la atención y acuclillado delante de mi hijo para jugar con él mientras le hace cosquillas.
—¡Sí! ¡Mami, vamos al salón de juegos! —exclama mi pequeñín con entusiasmo y riendo a carcajadas por las cosquillas.
—Nenita, vete con ellos. Seguro que lo pasaréis mejor que con nosotros —añade mi madre intentando contener la risa al ver el rostro de mi padre, maravillado de volver a ver a un miembro de BT7 tan cerca.
—Perdón, no sabíamos que estabais acompañados. Pueden venir con nosotros si quieren —comenta EunSu haciendo una reverencia como disculpa y saludo a la vez a mis padres.
—¿Podemos? —quiere saber mi progenitor con emoción en la voz y dando un paso hacia mi hijo y JoMin.
—Por supuesto. Usted fue quien lo llevó a la firma de libros, ¿verdad? —mi padre asiente con los ojos brillando de felicidad y le estrecha la mano que el chico le ha ofrecido—. Vengan con nosotros. NamYoon se alegrará mucho de verle.