Las chicas ya se han marchado hacia la casa y me decepciono cuando me doy cuenta de que la abogada y su hijo no están por ningún lado. Se han ido sin despedirse y no entiendo el motivo.
Cojo mi móvil del bolsillo de mi pantalón, nos despedimos del equipo y nos montamos en la furgoneta mientras decido si mandarle un mensaje a la chica o no.
—NamYoon —me llama Jan desde el asiento de al lado—. ¿Te encuentras bien?
—Estoy pensando en la demanda.
—No te preocupes. Estoy convencido de que HaNeul nos librará de eso —comenta YoonKi mandando un mensaje con una sonrisa en los labios.
Asiento para darle la razón, le dedico una leve sonrisa disimulando mi decepción y continúan hablando sobre la emoción de volver a los escenarios después de aplazar todos los conciertos por la pandemia.
***
La furgoneta entra en la urbanización y, unos segundos más tarde, en el garaje. Nos despedimos del conductor y nos dirigimos hacia la cocina para cenar con las chicas.
Aún estoy pensando si mandarle un mensaje a la abogada cuando escucho una voz conocida y alzo la mirada con sorpresa.
WooJin se acerca a mí para abrazarme y veo que los padres de la chica también se encuentran en la estancia.
—Espero que no os importe que los haya invitado a cenar —dice Elenor dejando un plato en la mesa y guiñando un ojo en mi dirección.
Le dedico una sonrisa de oreja a oreja llena de agradecimiento y solo puedo negar con la cabeza como contestación.
Nos sentamos alrededor de la mesa y cenamos sin que mi mirada se desvíe cada dos por tres hacia la abogada, sentada frente a mí, entre su padre y su hijo.
Noto que las mejillas de ella se sonrojan y baja la mirada a su plato o a cualquier otro lugar que no sea mi rostro.
Sigo sin entender su comportamiento y siento que Elenor me da un pequeño codazo para captar mi atención.
—NamYoon, ¿me acompañas a coger un juego de mesa? Necesito a alguien alto para poder cogerlos —me pregunta haciendo una señal muy rara con sus ojos.
—Cariño, yo también soy alto —protesta JK a punto de levantarse para acompañarla.
—Pero NamYoon lo es más —contesta ella apoyando su mano en el hombro del maknae para que vuelva a sentarse—. No tardaremos.
No me da tiempo a dar una respuesta cuando me coge de la mano y me lleva hacia el despacho común que utilizamos como sala de reuniones. Cierra la puerta detrás de nosotros y susurra:
—Te gusta HaNeul.
Me quedo petrificado, congelado, sin saber qué decir o hacer. La chica da una palmada delante de mi rostro y parpadeo saliendo del ensimismamiento en el que había entrado al quedar sorprendido con esa confirmación para nada prevista.
—Vamos, Namu. Ambos sabemos que te gusta. ¿Qué es lo que te detiene para no pedirle una cita? —quiere saber la editora con curiosidad.
—Me desconcierta. A veces pienso que podría ser correspondido, pero ella comienza a portarse de una forma extraña y no lo entiendo.
—Por supuesto que eres correspondido. HaNeul no puede tener una relación sentimental con sus clientes, así que, tendrás que esperar a que se termine el asunto de la demanda.
—¿Estás segura?
—Muy segura. Hemos hablado con ella mientras grababais el episodio y te aseguro que le gustas. Aunque, me parece que también tiene miedo.
—¿Miedo? ¿De qué?
—No lo sé con exactitud. Danos tiempo a las chicas y a mí para que podamos descubrirlo e informarte. De momento, estate atento de WooJin.
—¿No soy atento ahora?
—Sí, claro. Me refiero a que seas un poco más. Juega con él todo lo que puedas e intenta no mirarla mucho porque se inquieta —me explica Elenor señalando hacia el altillo del armario donde están los juegos de mesa guardados.
—Lo intentaré. ¿Cuál cojo?
—El que sea. Era solo una excusa para hablar contigo —contesta encogida de hombros sin darle importancia al asunto.
Me rio al ver su expresión descuidada, agarro el primero que veo y salimos de la habitación para regresar al salón donde nos están esperando para jugar.
La editora se acerca a JK que está un poco enfadado y le deja un beso en los labios mientras le susurra algo al oído. Mi compañero me mira y le devuelve el beso a su novia con demasiada gana. Parece que ha comprendido la argucia de su chica y la ha perdonado.
***
WooJin salta de alegría en cuanto la ficha que compartimos en el juego llega hasta el final antes que todos los demás y me abraza con fuerza agarrado a mi cuello.
Le devuelvo el abrazo y su madre se levanta de la silla recogiendo su bolso del respaldo. Apremia a su padre para que se ponga en marcha con unos toquecitos en el brazo y le habla al pequeño:
—Cielo, es tarde. Tenemos que irnos.
—No quiero irme, mami —contesta el niño con los labios fruncidos.