Estoy sentada en mi despacho, dispuesta a continuar con mi jornada laboral cuando mi móvil vibra encima de la mesa al llegar un mensaje de NamYoon.
«¿Tienes tiempo para venir a cenar esta noche a casa? Es el cumpleaños de JK y lo vamos a celebrar», leo con un murmullo.
Escribo un sí y lo mando después de ver la hora que marca el reloj del móvil. El aparato vuelve a vibrar y mis ojos se abren de par en par, sorprendidos y confundidos por la respuesta: «Genial, baja cuando estés lista».
«¿Baja cuando estés lista? ¿Está aquí?», me pregunto buscando su número en mi agenda para llamarlo.
—Hola, preciosa. ¿Has terminado? —me saluda al descolgar.
—Aún no. NamYoon, ¿dónde estás?
—En la puerta del edificio donde se encuentra tu trabajo. ¿Por qué?
—¿Te has vuelto loco? Podrían verte —mi miedo se refleja en mi voz quebrada.
—Si lo hacen tendrán una vista prodigiosa. Los cristales del coche son negros.
—¿No deberías estar trabajando?
—Nos han dejado salir antes por el cumpleaños de JK. Le he comprado un regalo por tu parte y la mía.
—Gracias. Bajo enseguida.
—Aquí te espero, preciosa.
La llamada se corta, mis comisuras se elevan en una sonrisa y termino de redactar el informe de uno de mis casos. Recojo todos mis bártulos y me dirijo hacia el ascensor casi corriendo para poder verlo cuanto antes.
Lo sé, hablamos todas las noches por videollamada, pero no es lo mismo. No puedo tocar su piel ni besar sus labios y los echo de menos.
¿Quién lo iba a decir? Al final le estoy dejando entrar en mi vida y en la de mi hijo. Espero no equivocarme con mi elección.
El elevador llega a la planta baja y veo un todoterreno negro con las ventanas negras frente a mí. El cristal desciende dejando una pequeña rendija de dos dedos por la que puedo ver los ojos del rapero, más rasgados aún por la sonrisa que me dedica al verme.
Me acerco al vehículo, abro la puerta y me siento a su lado. Cierro una vez estoy dentro, él me baja la mascarilla y me besa con ternura.
—Te he echado de menos —me susurra con un abrazo.
—Y yo a ti.
—Dale la dirección a SuJung para poder recoger a WooJin —me dice señalando al conductor.
Le digo las señas para llegar a mi casa y el rapero entrelaza su mano con la mía para dejar un beso en el dorso.
—¿Qué le has comprado? —le pregunto para saber lo que ha escogido en nombre de los dos.
—Una cazadora que le gustó hace un tiempo. Tranquila, le gustará.
Cuando el chófer frena delante de mi casa, el rapero se atavía con una mascarilla y una gorra para pasar un poco desapercibido, nos apeamos del coche y entramos en la vivienda donde mis padres están sentados a la mesa junto a mi hijo, jugando al UNO.
Los tres alzan la mirada para saludarme, pero sus ojos se abren de par en par cuando el chico se quita todos los bártulos y se deja ver.
—Buenas tardes, siento la intromisión —dice el joven con una reverencia de disculpa.
—No te preocupes, eres bienvenido a nuestro hogar siempre que quieras —mi padre se levanta para devolver la reverencia con el rostro iluminado por la emoción.
—NamYoon nos ha invitado a la fiesta que le están preparando a JK por su cumpleaños. ¿Vamos? —les informo abrazando a mi hijo para dejar un beso en su frente después.
—¿Podemos ir? —inquieren los tres al unísono, llenos de ilusión.
—Por supuesto. He venido a recogeros para que no podáis escapar —contesta el rapero con una sonrisa en los labios.
—Enseguida volvemos. No os vayáis —nos advierte mi padre antes de salir corriendo con mi madre y mi hijo escaleras arriba.
El chico y yo nos reímos al verlos tan apresurados y le ofrezco algo de beber mientras esperamos sentados en el sofá.
***
El coche entra en el garaje para que nadie pueda vernos y, mucho menos, fotografiar. NamYoon nos guía hasta el salón que han decorado con globos, guirnaldas y flores. La mesa auxiliar y la del comedor están repletas de comida muy variada y dentro del frigorífico está la tarta de chocolate y nata que Elenor ha cocinado para su novio.
—Hemos tenido que estar pendiente de él todo el día para que no abriera la nevera —me comenta SuHye cerrando el electrodoméstico para que la tarta siga en el frío.
—Ha tenido que ser un gran reto. Ese chico está siempre comiendo. No entiendo como no engorda —contesto con un suspiro cansado solo de pensar en lo que han tenido que estar ingeniando para que no la abriera.
—Elenor nos avisará cuando estén llegando. Apagaremos las luces y le sorprenderemos.
—Cree que nos hemos olvidado y está un poco enfadado, sobre todo, con Elenor —me informa EunSu con una leve sonrisa pícara—. Es el primer cumpleaños que pasarán juntos, así que, imagínate cómo está.