Hemos desayunado, jugado, almorzado y vuelto a jugar con todos los chicos en la casa de ellos y, ahora, me dispongo a sacar la tarta de cumpleaños que hemos preparado las chicas y yo para NamYoon.
Clavo las velas en la parte superior del pastel, las enciendo con unas cerillas y espero a que SuHye apague las luces para darle la sorpresa a mi novio.
Comenzamos a cantarle mientras me acerco a él llevando la tarta en mis manos, mi hijo se sienta a su lado para ver su reacción y veo cómo el rapero se tapa la boca con las manos por la sorpresa.
—Feliz cumpleaños, cariño —le susurro después de que él sople las velas.
Se levanta en toda su altura, me quita la tarta de las manos para dejarla encima de la mesita auxiliar delante del sofá, enmarca mi rostro con sus manos y me besa haciendo que mi respiración se agite.
—¿Qué deseo has pedido? —le pregunto con un murmullo y la voz ronca.
—Ya tengo todo lo que deseo. No necesito nada más —contesta con la frente apoyada en la mía y echando un vistazo hacia los demás que están repartiendo los platos y riendo.
Lo abrazo con fuerza, le dejo un beso en los labios y le entrego el cuchillo para que corte la tarta.
Nos comemos el pastel hablando y riendo todos juntos mientras los chicos cuentan algunas anécdotas de cuando solo eran aprendices en la agencia.
***
Las horas se pasan demasiado rápido cuando nos divertimos con las personas que queremos y esta vez no es una excepción. El móvil de NamYoon suena cuando llega la hora de que se vayan al aeropuerto y mantengo la compostura para que no note mi tristeza.
Los chicos recogen las maletas de sus respectivas habitaciones, bajan las escaleras y se detienen antes de salir para dejarnos un beso, cada uno a su respectiva pareja.
El rapero coge a mi hijo en brazos, me deja un beso en los labios junto con un abrazo, le dice algo a WooJin en el oído que lo hace asentir con confianza y determinación y, a regañadientes, se marcha con sus compañeros hacia el aeropuerto.
Nos quedamos con las chicas hasta que casi anochece y regresamos a la casa de mis padres para descansar.
Mi hijo y yo nos duchamos, cenamos junto a mis padres y nos vamos a dormir. Me tumbo en la cama, miro el móvil para ver si NamYoon ha llegado ya a Pekín y escucho unos pasos descalzos que se acercan despacio.
Me incorporo para clavar mi mirada en la puerta y veo cómo se abre para dejar paso a mi hijo con los ojos medio cerrados por el sueño.
—Mami, ¿puedo dormir contigo esta noche? —me pregunta con una voz lastimera que me hace sonreír.
—¿Has tenido una pesadilla? —asiente con la cabeza y le hago una señal con la mano para que se tumbe a mi lado—. ¿Echas de menos a NamYoon?
—Mucho. ¿Cuánto tiempo estará fuera?
—Solo unos días. Tiene que trabajar. Su música no se promociona sola y tiene que dar algunas entrevistas. Estará de vuelta antes de que te des cuenta de que no está.
—Mami, ya me estoy dando cuenta de que no está. Quiero dormir en la casa con los chicos. Casi parece que tienen mi edad —se ríe mi hijo con suavidad, ya que está medio dormido entre mis brazos.
—Ya lo sé, cielo. ¿Quieres que te lea uno de sus cuentos?
—¿Por qué no lo llamamos?
—Cielo, no sé si habrá llegado. Aún no me ha avisado —mi móvil suena con la llegada de un mensaje y veo que es de él—. Parece que me ha escuchado.
—Llámalo, mami.
Lo busco en mis contactos y le doy a la videollamada para poder verlo antes de dormir. El rostro del chico aparece en la pantalla con una sonrisa y lo saludamos con un movimiento de mano.
—¿Estáis durmiendo juntos sin mí? —nos inquiere intentando parecer serio y enfadado.
—Sí, papi. Te echamos de menos —responde WooJin abrazado a mí con fuerza para darle envidia al rapero.
—Yo también os echo de menos. No os acostumbréis a dormir sin mí —nos advierte con un dedo amenazador delante de la cámara.
—Eso no podemos prometerlo, pero lo intentaremos. ¿Cuándo regresas?
—El martes por la mañana, pero estarás en el colegio, así que, no te veré hasta que salgas.
—Qué rollo. ¿No puedo quedarme contigo para verlo cuando aterrice? —me pregunta con cara de corderito para darme lástima.
—No. El colegio es lo primero. Te recogeré e iremos a la casa para estar con ellos todo lo que quede de día —contesto con autoridad.
—HaNeul —me llama el rapero cuando ve que mi hijo cierra los ojos con cansancio—. Te amo.
—Yo también te amo. No tardes en volver.
Le envío un beso, corto la videollamada y me acomodo al lado de mi hijo para cerrar los ojos y soñar con el rapero, solo con él.