Solo tú

131. HoYung

La semana ha sido caótica y estresante por la inminente salida de nuestro nuevo álbum. No he tenido tiempo de ver a Elisabeth, aunque sí hemos hablado todas las noches para contarnos lo que hemos hecho en el día y las ganas que tenemos de vernos otra vez. 

Parece que nuestra relación va viento en popa, pero también soy consciente de que ella piensa si quedarse en Corea o regresar a Japón o China donde tiene sus restaurantes. 

No sé lo que pasará, no obstante, atesoraré cada segundo con ella como si fuera el último. 

Ya es fin de semana, por fin, y entramos en el set de grabación para grabar un nuevo episodio del programa. 

Los chicos y yo vemos que han dispuesto varias máquinas de juegos que encontrarías en un salón de recreativos por toda la sala y no podemos esperar a preguntar qué es lo que haremos. 

El director no quiere decirnos nada hasta que estemos listos para empezar la grabación y no nos queda más remedio que esperar mientras nos peinan y maquillan. 

Veo por el rabillo del ojo que Belinda entra en el set, mi compañero la saluda con un beso al bajarle la mascarilla y la chica se posiciona detrás de una de las cámaras de vídeo.

La observo en el reflejo del espejo y su mirada verde se clava en mí. Se encamina hacia mí, me saluda apoyando la mano en el hombro para no molestar a la maquilladora y me hace una señal con los ojos para que mire hacia la mesa de los aperitivos. 

Miro en la dirección que me indica y mis ojos se abren de par en par, a la vez que mis labios se ensanchan con una gran sonrisa de oreja a oreja. 

—Ve antes de que empecemos —me aconseja la chica con una leve caricia en el hombro antes de marcharse. 

Me levanto en cuanto la maquilladora termina de ponerme presentable para la grabación y me acerco a la mesa de los aperitivos donde han dispuesto una hornilla de gas portátil. 

Abrazo a la chef por la espalda y le dejo un beso en el cuello como saludo. 

Elisabeth se sobresalta al no esperarme, se ríe acariciando mis manos que la tienen atrapada contra mí y gira un poco la cabeza para poder mirarme con los ojos celestes brillando como dos estrellas. 

—Ahora entiendo por qué me dijiste que tenías que trabajar. ¿Por qué no me has dicho que trabajabas aquí? —le pregunto en un susurro para que solo ella pueda escucharlo. 

—Quería darte una sorpresa. ¡Sorpresa! —contesta dando la vuelta entre mis brazos para poder mirarme y rodear mi cuello con sus brazos. 

—Me encanta la sorpresa. ¿Y qué vas a hacer? 

—Cocinar lo que escojáis. 

—-Bien, hay comida en el episodio. Y voy a poder ver y probar cómo cocinas. 

—Ya lo probaste hace dos semanas —me recuerda. 

—Eso no cuenta. Eran canapés. Cualquiera puede hacerlo, incluido yo. Ahora probaré la buena cocina. 

La chica se ríe y bajo su mascarilla de nuevo para poder dejarle un buen beso en los labios hasta que el director me llama para empezar. 

—No te alejes mucho —le advierto al soltarla a regañadientes para acercarme a mis compañeros.

Nos sentamos en los sofás dispuestos en medio de la estancia para dar la entrada y escuchar lo que haremos.

—Este episodio es un especial trabajo en equipo… —comenta el director sentado en el suelo, enfrente de nosotros.

—¿Cada uno va a tener que jugar a una de las máquinas? —interrumpe JoMin.

—Para probar su trabajo en equipo preparamos un total de dieciséis misiones…

—¿Dieciséis? Esas son muchas misiones —comenta TaeJoon en esta ocasión, sorprendido por el número tan elevado.

—Si lográis pasar cinco podréis iros a casa antes —termina el director haciendo que nuestros ojos se abran de par en par, asombrados y confundidos a la vez. 

—¿De verdad tendremos el resto del día libre? —pregunto con esperanza.

—Por supuesto.

—Creo que las haremos todas o no nos dirían esto —dice YoonKi haciendo que nos riamos todos. 

—Antes de empezar, JoMin y NamYoon tienen un castigo pendiente —les recuerda el director sacando unos pantalones floridos de una caja. 

—Oh, vaya. Ya no me acordaba de eso —comenta nuestro líder avergonzado antes de ponerse el pantalón. 

Mientras esperamos a que los dos se cambien, las cámaras paran de grabar unos minutos y yo me acerco a Elisabeth para abrazarla. 

—¿Dónde están las chicas? —inquiere rodeando mi cintura para pegarme a ella.

—Van a llegar más tarde porque tenían cosas que hacer.

Regreso al sofá para ver a mis compañeros ataviados con los pantalones de flores y comenzamos las misiones.

 



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En el texto hay: romance, amor

Editado: 12.05.2023

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