Estoy nervioso, muy nervioso. Vamos a pasar todo el día en el parque de atracciones junto a las chicas, pero no recordaba que me dan miedo las atracciones. ¿Qué voy a hacer cuando la chef quiera subirse? «No lo he pensado con claridad», me digo sentado en el sofá, esperando a que mis compañeros terminen de arreglarse para irnos.
Veo por el rabillo del ojo que JK entra en la cocina ataviado con el pijama todavía. Frunzo el ceño y pregunto mientras él bebe un sorbo de leche:
—¿Por qué no te has vestido?
—Yo no voy —contesta con seriedad.
—¿Por qué? ¿Qué ha pasado ahora? ¿Dónde está noona?
—Se ha ido a la editorial a trabajar.
—¿Un domingo? —inquiero extrañado.
«¿Qué ha ocurrido entre estos dos para que la chica haya decidido trabajar un domingo en vez de venir al parque de atracciones con nosotros?», me pregunto intentando leer la mente de mi compañero.
—Pronto se va a lanzar el libro que está supervisando el nuevo editor —gruñe con la mandíbula tensa mientras se deja caer en el sofá, a mi lado.
—JK, ¿te puedo dar un consejo? —me asiente con la cabeza y la mirada clavada en sus pies—. No continúes con los celos. Está bien que quieras mantener a la persona que quieres lejos de cualquiera que pueda hacerle daño, pero así también demuestras que no confías en ella.
—Confío en ella, en quien no confío es en él.
—Ya lo sé. Yo lo entiendo. ¿Lo has hablado con Elenor?
—Aún no. He pensado en darle una sorpresa cuando regrese. Le cocinaré y hablaremos para arreglarlo. No he podido dormir en toda la noche sin tocar su cuerpo —me confiesa con los ojos vidriosos.
—Soluciónalo.
—Lo haré. Disfrutad en el parque —nos desea cuando los demás miembros del grupo aparecen en el salón listos para ponernos en marcha.
***
Sigo nervioso cuando entramos por la puerta del parque de atracciones, pero no por estar allí, sino por lo que pueda pasar con el maknae del grupo y su novia.
—¿Estás bien? No tenemos que subirnos en nada si no te gusta —me susurra la chef creyendo que mi estado anímico es por mi miedo.
—Estoy bien. No te preocupes. Me subiré a todo lo que tú te subas —le aseguro abrazándola mientras caminamos hacia una de las atracciones.
Hacemos la cola para llegar hasta el vagón del tren que dará un paseo por todo el parque y no dejo de abrazar a la chica durante todo el trayecto. No me gustaría estar en el pellejo de JK en ese momento.
Compramos comida en un puesto cercano y nos la comemos un poco alejados de toda la gente que está disfrutando del parque para que no nos reconozcan.
Charlamos, reímos y casi nos atragantamos hasta que las reservas se agotan y continuamos con el paseo para que WooJin, el hijo de la novia de NamYoon, pueda montarse donde le apetezca.
Por un momento quiero mirar el teléfono y mandarle un mensaje a mi compañero para saber cómo va la reconciliación, pero después pienso que podría estar con las manos en la masa y cortarle todo el rollo. Así que, intento controlar mi curiosidad y saludo a WooJin cuando el coche de la atracción pasa por delante de nosotros.
—Estás muy raro —me dice Elisabeth rodeando mi cintura con su brazo para pegarme a ella.
—Estoy un poco preocupado por JK y Elenor. Le va a preparar una cena para disculparse por lo de ayer.
—Genial. Seguro que a ella le encanta.
—Eso espero.
***
Ya es casi medianoche cuando los chicos y yo llegamos a la casa acompañados por nuestras respectivas parejas. Me apeo del vehículo antes que nadie, abro la puerta para ver si la estancia está vacía y entro con Elisabeth de la mano.
Intento escuchar algún indicio de que el maknae ha conseguido que su novia le perdone, pero no escucho nada. «¿Qué habrá pasado?», me pregunto con curiosidad.
—Deberíamos ir a descansar. Mañana será un día largo para todos —nos aconseja nuestro líder con un bostezo, imitando a WooJin.
Asentimos para darle la razón, nos despedimos al llegar a las puertas de nuestras respectivas habitaciones y dejo que la chef entre primero.
—¿Estás segura de querer quedarte esta noche? Puedo llevarte al hotel…
—HoYung —me interrumpe rodeando mi cintura con sus brazos—. ¿No crees que deberías disfrutar este momento? Aunque, si prefieres que me vaya…
La pego a mi cuerpo con fuerza y la beso con pasión mientras enmarco su rostro entre mis manos.
—No quiero que te vayas. Por mí como si quieres quedarte aquí para siempre —le digo entre besos.
—No me iré —contesta con una sonrisa en los labios y una mirada pícara que enciende cada músculo de mi cuerpo.
La guio hasta la cama, caemos encima del edredón y no puedo dejar de besarla a la vez que mis manos recorren cada recoveco de su piel suave.