“Al final, mi deseo se cumplió...”
Y pude sentir como poco a poco mis ojos se abrían, con trabajo pues sentía mis ojos pesados, y en cuanto trate de levantarme se me dificulto, mi cuerpo estaba sobre el suelo tumbado en una posición muy incómoda, claro que solo a mí se me ocurriría dormirme toda la bendita noche en esta posición y haciendo frío.
Sin más me levante lentamente, camine lentamente arrastrando los pies hasta mis cortinas que estaban cerradas como de costumbre, así que decidí abrirlas. Cuando las abrí pude notar que ya estaba saliendo el sol y eso solo podía significar una sola cosa.
—Vaya...me he levantado más temprano que de costumbre, bueno supongo que empezare a arreglarme. —dije esto para mí mientras iba a mi armario—.
En el momento en que empecé a cambiarme de ropa, sentía que algo se me olvidaba...algo muy importante así que me esforcé por recordarlo, pero termine de cambiarme y no lograba recordar “eso” tan importante, aun pensando me fui a mi pequeño tocador donde tenía solo un peine y un listón en forma de moño, tome mi peine y empecé a desenredar mi cabello, mirando a la nada sin recordarlo, por un momento me di por vencida pero entonces al terminar de desenredarme el cabello y ponerme mi moño recordé el sueño que había tenido la noche pasada, pero en cuanto alce mi vista con expresión de asombro no pude ver mi expresión en el espejo, no podía ver mi reflejo para nada, solo podía ver el espejo pero sin nada, nada...y me vino a la mente el sueño más claro,
—Oh...cierto desee ser invisible...! —dije con asombro y seguí—Wow, nunca pensé que esto sería posible...es decir, estoy contenta de que mi deseo se cumpliera pero...no me lo esperaba sinceramente. —
Pasaron unos cuantos segundos hasta que por fin lo había asimilado...es decir mi deseo se cumplió literalmente de la noche a la mañana, yo no pensé que así funcionaria los deseos pensé que era al paso de los días que la gente se olvidaría de mi existencia.
—Ahora todo será diferente, mi vida ya no será la misma desde hoy. —
Al pronunciar esas palabras me gobernó un alivio muy grande, como si al fin pudiera respirar sin presión, sin remordimientos, sin mirar atrás, en este momento decidí que no volvería a mirar atrás sin importar lo que pasara. Desde ahora podré tener una vida normal, siendo una niña normal. Pero por un momento pensé en mis padres, y recordé lo duro que sería mi repentina “desaparición” Aunque bueno...no es como que les importara, ¿cierto? Solo fui una carga todo es tiempo, pero ahora ellos por fin serán libres...! Ya podrán vivir sus vidas por separado! Ya no hay algo que los mantenga atados, yo ya no estaré en medio. Mi madre podrá estar con aquel hombre que le saca una sonrisa, mi padre podrá encontrar a una mujer que esté dispuesta a amarle sin ver sus defectos... ¿Que estoy diciendo? ¿Ahora decido la vida de mis padres? Debería de sacarme de la cabeza estas idioteces de una vez, ellos sabrán que hacer con su vida...al final ya no existo.
Habiendo aclarado mis pensamientos, ya me hacía con la idea de que mis padres no notarían si quiera que saliere de mi cuarto y bajaba las escaleras, pero creo que me había apresurado a los hechos pues cuando había bajado las escaleras, pude ver a mi padre sentado en su lugar, a mi madre sirviendo mi desayuno...todo era como siempre, entonces me acerque para ver si me notaban y al instante mi madre me hablo.
—¡Cristal, buenos días! ¿Cómo has dormido? —.
Me quedé unos segundos mirando a mi madre atónita sin entender cómo era posible que ella pudiera verme...pero decidí actuar como siempre.
—Bien madre, hoy me levanté más temprano—respondí sentándome en mi lugar—.
—Si lo he notado, vas a desayunar por primera vez después un tiempo con tu padre—dijo mi madre con una pequeña sonrisa, claramente fingida—.
Asentí y empecé a comer mi desayuno rapido, solo mirando mi plato. Como de costumbre mi padre sin poder hablar de frente conmigo, incluso cuando ya lo hizo una vez y mi madre siendo una hipócrita. ¿Así es como debe de ser una familia? No, no lo creo...pero ya me he acostumbrado tanto que algunas veces pienso que es normal. No digo que todas las familias son o tienen que ser “perfectas” pero los padres tratan de hacer lo mejor que pueden y mis padres alguna vez también trataron pero...al parecer no funciono. Y con todo esto termine mi desayuno, deje mi plato en el lavabo, fui a la entrada de la puerta, tome mi mochila y me despedí de mis padres.
—¡Adiós, nos vemos! —
—¡adiós Cristal, ten un buen día como siempre! —respondió mi madre con entusiasmo asomándose de la cocina—.
Y cuando ya estaba por cerrar la puerta escuche una despedida más de la persona que menos esperaba que lo hiciera.
—... ¡Cristal espero tengas un gran día! —exclamo mi padre desde el comedor—.