Te estaba esperando

Capítulo 23

Entre Mayra y Eva prepararon de comer mientras Alberto leía el periódico en la mesa de la cocina. Sonó el timbre y Alberto acudió a la puerta, un instante después regresó con Fernando.

— Buenos días. — Saludó el joven. — Disculpen que interrumpa el desayuno, pero necesito hablar con Alberto.

— Pasa Fer. — Dijo Mayra. — ¿Quieres un café?

— Si gracias. — Respondió el joven sentándose frente a Alberto y luego dirigiéndose a él. —¿Podrías encargarte de mis pacientes unos días? Quisiera tomar vacaciones. Ya hablé con mi papá y él me va a apoyar también con la consulta.

— Si claro, déjame organizarme para poder combinar las agendas.

— Gracias. — Sonrió y luego miró a Eva. — ¿Quién es la joven? ¿Nos presentas?  

Dijo mientras le guiñaba un ojo a la chica.

Mayra y Alberto se mostraron sorprendidos.

— Fer. ¡Es Evita mi hija! — Exclamó Mayra algo incrédula.

Fernando se levantó de su silla y se acercó a Eva extendiendo la mano.

— Hola mucho gusto, me llamo Fernando, soy tu vecino.

Eva sonrió y le estrechó la mano.

— Hola, soy Eva, acabo de llegar.

— ¡Bienvenida! — Fernando acercó y le besó la mejilla — ¿Ya te instalaste?

— En esas estoy. — Dijo la joven mientras ponía un plato frente a su intrigado padre.

Mayra también los miraba con curiosidad.

— Toma Fer. — Dijo entregándole una taza con café.

— Gracias Mayra.

Los cuatro se sentaron ante la mesa.

— ¿Y a qué te dedicas? — Se dirigió de nuevo a Eva.

— Voy a poner un salón de uñas.

— ¿Uñas? — Preguntó extrañado.

— Si, uñas postizas, de acrílico y esmaltado semipermanente.

— ¡Ah! Entiendo. — Asintió. — ¿Dónde lo vas a instalar?

— ¡Aquí mismo! — Exclamó ella sonriendo. — Papá me cedió su cochera y la voy a acondicionar. Él ya construyó un baño durante mi ausencia, ya sólo me falta pintar, amueblar y decorar… ¡O sea todo!

— ¿Cuáles son tus planes? — Preguntó Alberto a su hija.

— Primero, quiero ir a comprar la pintura, y ver algunos muebles. Necesito una mesa de trabajo, un par de sillas, algunos anaqueles, una cajonera y quizá un sofá.

— ¿Necesitas dinero cariño?

— No papi, gracias. Estuve ahorrando casi todo lo que ganaba con Lolis, creo que me va a alcanzar para lo necesario.

— Evi, papá y yo habíamos ahorrado para que tu fueras a la universidad. — Dijo Mayra. — Ese dinero está disponible para que termines de instalarte.

— ¡Gracias mami! Pero guárdenlo, si llego a necesitar, les pido ayuda, pero de momento creo que tengo todo cubierto. — Dijo acercándose a su mamá y dándole un beso en la mejilla.

— Tengo la mañana libre. — Dijo Fernando. — Si quieres, te puedo llevar a donde gustes.

Eva lo sopesó un momento.

— ¿No te molesto?

— No. — Respondió él con una sonrisa. —Me encantaría poder ayudarte.

— Gracias, entonces acepto. —  Sonrió y tomó un bocado.

— ¿Has pensado de qué color vas a pintar? — Preguntó Mayra.

— Rosado definitivamente no. — Respondió Evita luego de tragar su comida. — Casi todos los salones de uñas tienen ese color. Me gusta el color negro, así que quizá los muebles sean negros y buscaré algo que contraste bien para las paredes.

— ¿Qué tal un color lila? — Preguntó la mamá. — Podrías poner varios tonos de Lila, incluso el sofá, y darle vista con accesorios morados, como unos cojines o algo así.

— Suena bien. — Dijo Eva sonriendo. — Papi ¿Tienes el teléfono del rotulista?

— ¿Ya tienes el diseño? — Preguntó Alberto.

— Si, Julián me lo hizo y me gustó mucho.

— ¿Julián? — Preguntó Fernando levantando una ceja.

Eva se sonrojó un poco.

— Es un chico con el que estuve saliendo. — Contestó.




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