Entre Mayra y Eva prepararon de comer mientras Alberto leía el periódico en la mesa de la cocina. Sonó el timbre y Alberto acudió a la puerta, un instante después regresó con Fernando.
— Buenos días. — Saludó el joven. — Disculpen que interrumpa el desayuno, pero necesito hablar con Alberto.
— Pasa Fer. — Dijo Mayra. — ¿Quieres un café?
— Si gracias. — Respondió el joven sentándose frente a Alberto y luego dirigiéndose a él. —¿Podrías encargarte de mis pacientes unos días? Quisiera tomar vacaciones. Ya hablé con mi papá y él me va a apoyar también con la consulta.
— Si claro, déjame organizarme para poder combinar las agendas.
— Gracias. — Sonrió y luego miró a Eva. — ¿Quién es la joven? ¿Nos presentas?
Dijo mientras le guiñaba un ojo a la chica.
Mayra y Alberto se mostraron sorprendidos.
— Fer. ¡Es Evita mi hija! — Exclamó Mayra algo incrédula.
Fernando se levantó de su silla y se acercó a Eva extendiendo la mano.
— Hola mucho gusto, me llamo Fernando, soy tu vecino.
Eva sonrió y le estrechó la mano.
— Hola, soy Eva, acabo de llegar.
— ¡Bienvenida! — Fernando acercó y le besó la mejilla — ¿Ya te instalaste?
— En esas estoy. — Dijo la joven mientras ponía un plato frente a su intrigado padre.
Mayra también los miraba con curiosidad.
— Toma Fer. — Dijo entregándole una taza con café.
— Gracias Mayra.
Los cuatro se sentaron ante la mesa.
— ¿Y a qué te dedicas? — Se dirigió de nuevo a Eva.
— Voy a poner un salón de uñas.
— ¿Uñas? — Preguntó extrañado.
— Si, uñas postizas, de acrílico y esmaltado semipermanente.
— ¡Ah! Entiendo. — Asintió. — ¿Dónde lo vas a instalar?
— ¡Aquí mismo! — Exclamó ella sonriendo. — Papá me cedió su cochera y la voy a acondicionar. Él ya construyó un baño durante mi ausencia, ya sólo me falta pintar, amueblar y decorar… ¡O sea todo!
— ¿Cuáles son tus planes? — Preguntó Alberto a su hija.
— Primero, quiero ir a comprar la pintura, y ver algunos muebles. Necesito una mesa de trabajo, un par de sillas, algunos anaqueles, una cajonera y quizá un sofá.
— ¿Necesitas dinero cariño?
— No papi, gracias. Estuve ahorrando casi todo lo que ganaba con Lolis, creo que me va a alcanzar para lo necesario.
— Evi, papá y yo habíamos ahorrado para que tu fueras a la universidad. — Dijo Mayra. — Ese dinero está disponible para que termines de instalarte.
— ¡Gracias mami! Pero guárdenlo, si llego a necesitar, les pido ayuda, pero de momento creo que tengo todo cubierto. — Dijo acercándose a su mamá y dándole un beso en la mejilla.
— Tengo la mañana libre. — Dijo Fernando. — Si quieres, te puedo llevar a donde gustes.
Eva lo sopesó un momento.
— ¿No te molesto?
— No. — Respondió él con una sonrisa. —Me encantaría poder ayudarte.
— Gracias, entonces acepto. — Sonrió y tomó un bocado.
— ¿Has pensado de qué color vas a pintar? — Preguntó Mayra.
— Rosado definitivamente no. — Respondió Evita luego de tragar su comida. — Casi todos los salones de uñas tienen ese color. Me gusta el color negro, así que quizá los muebles sean negros y buscaré algo que contraste bien para las paredes.
— ¿Qué tal un color lila? — Preguntó la mamá. — Podrías poner varios tonos de Lila, incluso el sofá, y darle vista con accesorios morados, como unos cojines o algo así.
— Suena bien. — Dijo Eva sonriendo. — Papi ¿Tienes el teléfono del rotulista?
— ¿Ya tienes el diseño? — Preguntó Alberto.
— Si, Julián me lo hizo y me gustó mucho.
— ¿Julián? — Preguntó Fernando levantando una ceja.
Eva se sonrojó un poco.
— Es un chico con el que estuve saliendo. — Contestó.
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Editado: 20.08.2020