Ya en casa, Eva conversaba con sus padres en la cocina.
— Conseguí unos muebles hermosos, son de madera estilo antiguo, se supone que los entregan hoy mismo.
— ¿Y la pintura, al final de qué color fue? — Preguntó Mayra.
— Azul claro, y los muebles son blancos, pero pienso pintar puertas y los cajones de azul para que contrasten.
— Nos espera mucho trabajo. — Dijo Alberto sonriendo.
— No tanto. — Respondió la joven. — Marisol y Adán quedaron de venir más tarde para ayudarme a pintar las paredes.
Celia entró justo en ese momento
— Mayra ¿Me puedes…? — Se detuvo abruptamente al ver a Eva con sus padres… luego de un momento de dudas la saludó un poco fríamente. — Hola Eva.
— Hola Celia ¿Cómo estás?— Eva sonrió tratando de apaciguar las cosas.
— No sabía que estabas aquí.
— Evita llegó anoche. — Dijo Mayra sonriendo —Estamos planeando lo de su local.
— Ah qué bien. — Luego de un momento añadió dándose la vuelta. —No los interrumpo entonces.
Dijo mientras salía.
Eva se levantó y la siguió.
— ¡Celia! — Dijo alcanzándola. — ¿Podemos hablar?
La mamá de Fernando se detuvo y se giró lentamente sin decir nada.
Eva suspiró
— Supongo que me odias.
— No. — Dijo Celia negando con la cabeza. — No te odio, siempre te he visto como una hija y sabes que te he querido mucho.
— ¿Entonces?
La mujer dudó un momento
— Me dolió muchísimo ver a mi hijo con el corazón roto. No tienes idea de lo que sufrió cuando te fuiste. Estaba destrozado y le costó mucho recuperarse… Creo que nunca lo hizo del todo.
— Me culpas…
— Él te adoraba, Evita. — Dijo Celia bajando la mirada
Eva tomó aire.
— ¿Hubieras preferido que me quedara a su lado sin saber lo que yo sentía? — Se acercó un paso más. — ¿Qué hubiera pasado después? ¿De verdad crees que Fernando podría ser feliz con una unión sin amor?
Puso una mano en el hombro de la mujer.
— ¿Y yo, hubiera sido feliz?
Celia se quebró… Abrazó a la joven y empezó a llorar. Eva le devolvió el abrazo.
— Perdóname hija. — Le dijo luego de un momento. — Sé que tú también sufriste, pero… ¡Me ganó el sentimiento de madre!
— Lo entiendo. — Dijo Eva limpiándose las lágrimas pues también había llorado. — Pero no me gusta que ustedes y mis papás se hayan separado por nosotros; y mucho menos que me guardes tanto rencor.
— No… — Dijo acariciando su mejilla. — No te odio, créeme. ¿Qué va a pasar con ustedes ahora?
— No lo sabemos. — Dio Eva sonriendo tímidamente. —Decidimos iniciar desde cero, conocernos nuevamente sin forzar las cosas… Ya veremos a dónde nos lleva esto.
— Serías mi nuera ideal. — Dijo Celia con una sonrisa. — Pero tienes razón, no hay que forzar las cosas.
— Y tú mi suegra perfecta. — Eva la abrazó. — Pero si las cosas no llegasen a funcionar… Por favor no terminen tú y Javier la amistad con mis padres. — Se separó un paso. —No dejes que lo que haya entre Fer y yo arruine el cariño de tantos años entre ustedes.
— Te lo prometo. — Dijo Celia sonriendo. Se volvieron a abrazar y luego la vecina se fue.
Eva regresó con sus padres.
— ¿Todo bien? — Preguntó su papá con preocupación.
—Todo perfecto. — Se sentó de nuevo ante la mesa. —Creo que ya aclaramos las cosas.
— Me alegra mucho. — Dijo Mayra tomando su mano
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Editado: 20.08.2020