La boda se realizó unos meses después en una pequeña y hermosa iglesia. Ambos quisieron una ceremonia íntima, con sólo sus familiares y amistades más allegadas. Marisol fue su dama de honor. Eva estaba hermosa en un sencillo vestido blanco de corte princesa, y Fernando estaba radiante, sonriendo todo el tiempo. Cuando Alberto cruzó el pasillo con Eva de su brazo rumbo al altar y se la entregó a Fernando, este inmediatamente se inclinó y le dio un beso en los labios sorprendiendo a todos.
El oficiante se rio y dijo —Aún no llegamos a esa parte, todavía no los caso.
Lo que provocó carcajadas generales dejando a una Eva totalmente ruborizada.
— Tengo prisa. — Dijo Fernando encogiéndose de hombros sonriendo. — No sabe lo que me costó convencerla de aceptar casarse conmigo, no quiero que se arrepienta a última hora y salga corriendo.
— Si no lo dejas hablar nunca va a poder casarnos. — Dijo Eva con una sonrisa.
La audiencia volvió a reír.
Cuando el botones dejó las maletas dentro de la habitación del hotel donde habían ido a pasar su luna de miel, Fernando le dio una propina y lo despidió. Levantó en sus brazos a Eva para cruzar la puerta lo que provocó una carcajada en ella.
Una vez que entró, cerró la puerta de un puntapié y se dejó caer con Eva sobre la cama.
— Mi esposa. — Dijo mientras la besaba.
— Mi esposo. — Respondió ella entre beso y beso.
— Te amo mi Evi, siempre te he amado.
— Y yo a ti. Fer.
— Te estaba esperando. — Dijo mientras la volvía a besar.
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Editado: 20.08.2020