Mi historia con Agostina es bastante larga, así que te recomiendo que hagas tu té favorito, tu café preferido, agarres unas galletitas saladas y esperes lo mejor. ¿Listo? ¿Lista?
Como conocí al amor más largo de mi vida
29 de Febrero del 2016
Desperté de mala gana, ya que el día anterior había llegado a mi nueva casa y me costaba dormir en el duro colchón que mis padres compraron en ese entonces. Eran al rededor de las 7:00, mi primer día de colegio. Con nueve años me dirigí al living para desayunar. Estaba lleno de cajas y casi podías caminar, mi madre me sirvió el té con leche que tomaba todas las mañanas en la escuela anterior, y que ahora tomaría antes de ir a mi nuevo colegio.
Llegué y la vi, sentada en un banco al lado de otra chica, parecían divertidas, me quedé a un costado del salón observándolas, observándola mejor dicho, ya que no podía quitar la vista de su larga cabellera, y si que era larga.
Pero Hagamos una pausa, en esos momentos aún no me definía como una persona bisexual, no me conocía en ese entonces, así que obviamente no sentía "atracción" hacia ella (Spoiler: Si que sentía atracción, sólo que no quería aceptarlo).
Agosto del 2018
Conocía a Agostina hace bastante tiempo, y aunque en un principio nos odiábamos, ahora éramos inseparables. La única excepción era esta chica: Julia, la misma chica que estaba sentada junto a ella ese Lunes del 2016, pero Julia no es importante en esta historia y probablemente no vuelva a nombrarla, pero quería dejar en claro nuestra continua rivalidad. Ellas son amigas desde que tienen memoria y cuando yo llegué, tuvieron que hacer un gran esfuerzo para integrarme al grupo.
Y aquí estaba, en sexto año, acabando la primaria y lo único que lamentaba era que no la volvería a ver, no volvería ver al amor de mi vida. Este sentimiento se me hizo bastante raro al principio, ¿Cómo podría estar enamorada de una de mis mejores amigas? Pero lo estaba, estaba perdidamente enamorada de ella.
Ese día de Agosto nos encontrábamos sentadas en el piso del salón principal. Era el lugar donde pasábamos los recreos cuando llovía y ese día de Agosto estaba más lluvioso que nunca, pero no era un recreo, nos estaban dando una charla sobre el reciclaje, no le tomábamos demasiada atención, nos perdimos acariciando nos la una a la otra. Y no, no de manera fuerte, o fuera de lugar para el ámbito escolar, éramos dos chicas pérdidas en su propio mundo. Yo acariciaba su cabello y ella pasaba los dedos por las rayas rojas y negras de mis jeans, cuando paraba de acariciarme la miraba fijamente, haciendo mi mejor cara de berrinche hasta que ella me sonreía y comenzaba a pasar las yemas de sus dedos por las llamativas rayas de mis pantalones, no nos mirábamos fijamente, no porque nos daba vergüenza, sino porque estábamos pérdidas en nuestra realidad, amo cuando apropiamos algo, juntas.
Estuve dos años y medio aguantando la tentación de tirarme encima de ella y besarla profundamente, después de tan larga espera, no importaba si me besaba o si me acariciaba las piernas, siempre estuve satisfecha con su tacto.
Verano 2017/2018
Mis padres alquilaron una quinta con pileta, ya que en esas vacaciones no salimos de la ciudad. La quinta quedaba cerca de la casa de Julia y cuando le pregunté a Agostina si quería venir, auto invitó a Julia, y estaba perfecto, quiere traer a su mejor amiga a disfrutar la pileta, está bien. Estuve todo el día tratando de encontrar un rato a solas con ella, pero nunca pasó, Julia siempre estaba ahí para meterse en la conversación. Y no la culpo, ella no sabía que yo estaba locamente enamorada de su mejor amiga, tal vez sólo trataba de protegerla.
Habíamos arreglado que se iban a quedar a dormir, pero Julia de repente se sintió mal y mi madre la llevó para su casa, al fin estaba a solas con Agostina, le propuse de ver una película de terror, aunque sabía que a ninguna de las dos nos gustaba, ella dijo que sí entonces procedí a clickear al primer título que me dió miedo en Netflix. Yo sólo quería que haya algún momento de tensión, que Agostina agarre fuerte mi mano para luego sobresaltarse y abrazarme por el miedo, pero no pasó, lo que sí pasó fue el sueño que tenía esa noche, yo quería dormir pero al mismo tiempo quería pasar todos los segundos de mi existencia junto a ella, era una lucha de yo vs yo y no sabía quién iba a ganar.
Ganó Agostina, diciéndome que apenas acabase la película nos iríamos a dormir, mi mente se encontró en paz y la pelea se había resuelto.
18 de diciembre del 2018
Era nuestra fiesta de egresados y aunque Agostina pensara que me gustaba el chico sentado a mi lado, sólo podía mirarla a ella. Habíamos tenido una pelea y ya no nos hablábamos, nuestra relación había terminado, no por nosotras, sino por Julia. Pero en cierto caso, creo que necesitábamos pelearnos, para realizar que no había un futuro para las dos, que ya no quedaba un "nosotras", que nunca habría uno.
Toda la fiesta fue incómoda, te hablaba, sosteníamos la conversación, llegaba Julia, nos separábamos y volvíamos a nuestros lugares. Así durante toda esa noche, así que al rededor de las 2:30 am decidí irme, no aguantaba verte de lejos y no poder abrazarte o decirte lo preciosa que te veías en esa camisa violeta.