Al llegar a casa, lo único que quería era ir a mi cuarto a dormir y eso hice. Fue fácil pasar desapercibida porque por lo visto solo mamá se encontraba en casa, seguramente papá se había ido a trabajar y mis hermanos no sé.
Llegue a mi cuarto y me tumbe.
— Te odio Nicholas Bayle.— dormí pensando en todo y buscando alguna respuesta clara sin éxito.
Me desperté y no estaba en mi cuarto, pero me sonaba demasiado familiar esta habitación. Me levanté confundida y salí de esa habitación.
Pero me había dado cuenta de algo, tenía el aspecto de una Harper de 16 años.
— Querido tengo miedo.— era la voz de mi abuela, pero no podía ser, ella estaba muerta.
— Cariño, los dos prometimos cuidar de ellos, de nuestro hijo y de nuestros nietos... Ellos son lo más importante.— ¿Podría ser este momento mi respuesta clara?
— Lo sé, pero tengo miedo de que no lo logremos, de que ellos estén en peligro cuando nosotros no estemos.
— Estarán bien... Alex sabrá lo que hay que hacer.
— La pequeña Harper.— quería ir a verlos, pero necesitaba respuestas.
— Odio la idea de que no tenga sus recuerdos.
— Míralo por el lado bueno, de esa manera la estamos protegiendo.
— No, no lo estamos haciendo... Esos dos chicos le hacen bien, además cuanto crees que puede durar esto, Harper cada cierto tiempo tiene que hacer eso para no recordarlos.
— No le hacen bien... Ellos dos la destruirán de la peor manera.
— ¿Cómo estás tan segura de eso?
— Él está con Dominic nuestro enemigo y el otro es un monstruo.
— Somos cazadores, pero eso no significa que debamos matarlos a todos, existen criaturas buenas.
— Esas criaturas no lo son... Los dos sabemos que Dominic hará lo que sea para matar a Alex y a nuestros nietos.
— Por encima de mi cadáver.— sin querer me moví un poco haciendo que unas llaves de la mesita se cayeran.
— ¿Querido? — mierda.
— Silencio.— mis piernas quedaron pegadas al suelo.— ¿Harper? — me envolvió la oscuridad.
Esta vez el lugar era distinto, estaba acostada en el pasto y a mi lado estaba un Ethan de 14 años como mucho. Pero esta vez había una diferencia, mi yo de 14 años estaba a su lado.
Eso significaba que ellos claramente no podían verme.
— Harper.— mi yo de 14 años se giró para verlo.
— ¿Qué pasa?
— No te alejarás de mí, ¿verdad?
— ¿Por qué piensas que lo haría?
— Soy un monstruo.— ella se levantó e hizo que él también se levantara.
— Ethan no lo eres, eres un hombre lobo... Pero eso no te hace ser un monstruo, eres un chico muy extrovertido y siempre te preocupas por los demás.
— ¿Por qué no te alejas? Tengo miedo de que en alguna Luna Llena, cuando estemos juntos te haga daño.
— Si me fuera, cuando volvieras a tu estado normal, ¿quién te curraría las heridas? ¿Quién te diría que no eres un monstruo? ¿Quién estaría a tu lado cuando te derrumbaras? No me puedes pedir que me aleje de ti, eres demasiado importante para mí.
— Harper yo...
— Te quiero Ethan Montgomery.
— Yo también te quiero Harper Clifford.— otra vez esa oscuridad.
Esta vez estaba en un lugar totalmente diferente, era un bosque, pero no me acordaba de él. A lo lejos vi a una Harper y a un Nicholas de unos 15 años.
— Nicholas, es mala idea.
— No lo es, venga súbete.
— No, no quiero que por tu culpa muramos a la edad de 15.
— Tengo 16.
— Me da igual.
— Juro que no te pasara nada.
— No, yo te espero aquí, tú ve a cazar.
— Bueno... ¿Estás segura?
— Sí.— Nicholas se acercó a mí yo de 15 años y le beso la mejilla.
— Quédate aquí, prometo no tardar.
— No te preocupes... Estaré leyendo.— le enseño un libro.
— Vale.— y se fue.
Estuve viendo como leía el libro hasta que de pronto, vi a lo lejos un hombre con una sonrisa demasiado aterradora.
— Aléjate de ella.— olvidé que no podían verme ni oírme.
Mi yo de ese momento se dio cuenta de ese sujeto y se levantó asustada.
— No te haré daño.
— ¡Nicholas!
— Me temo que estamos nosotros dos.— estaba demasiado cerca de ella. Paso su nariz por mi cuello técnicamente.— Hueles muy bien.
No sabía que más hacer, no podía hacer nada y sentía repugnancia en esos momentos.
— Por favor, déjeme ir.
— No.— en un movimiento muy rápido, el hombre me mordió. Mi yo de ese momento gritó de dolor, pero nadie venía a ayudarla. Cuando él acabó saco un cuchillo e hizo unos cortes por mis brazos y se fue.
No sabía que hacer, esto era demasiado frustrante. De pronto oí pasos y pensé que sería otra vez ese hombre para matarme. Pero era Nicholas.
— ¡Harper! — se acercó a mi cuerpo.
Yo también me acerqué.
A lo lejos vi a mis padres corriendo hacia mí. Mamá apartó bruscamente a Nicholas y papá me atendía.
— Aléjate de ella.— le demando con rabia.
— Yo...— Nicholas estaba asustado.
— Elizabeth... Déjalo en paz... Él no tiene la culpa.
— Es tu culpa, mi niña esta así por tu culpa... Por dejarla que supiera de este mundo.