Hoy es viernes, hizo frío al amanecer, lo cual es curioso, teniendo en cuenta que hace sólo una semana, la temperatura era la suficiente como para hacerte sentir la necesidad de tener puesto únicamente ropa ligera. Sólo faltan 3 días para que nos vayamos «o nos echen» de aquí, pero las cosas transcurren como si eso no fuese a suceder; digo, la rutina es la misma, tal vez, en un intento vano de hacernos creer que aquel hecho no ocurrirá. Lo cual, por lo que ha transcurrido en estos últimos días, creo a mi propio parecer, que no habría motivo alguno por el cual tal hecho no se llevase a cabo; pero, aún así, mi padre parece actuar como si esperara que algún hecho fortuito cambie la situación actual; lo cual, probablemente sea una idea alimentada por el hecho de que nos debimos de haber ido a fines del mes anterior, pero se pospuso, debido a que en ese entonces no habia alguien que ejeciera, el trabajo de mi padre, situación que ahora era distinta.
O quizás por que hubo una vez en la que ya había ocurrido esto, hace tres años; su contrato terminaba justo el 31 de diciembre y faltaba poco para que llegará aquella fecha, por lo que mi padre quiso renovar, pero la dueña se negó, afirmando que ahora serían sus hijas las que se harían cargo del negocio, lo cual muy probablemente era falso; lo que creemos (mi padre y yo), y que además, existen hechos concretos que avalan nuestra hipótesis, la cual nos hace pensar que quisieron 'deshacerse' de mi padre, debido a que en ese entonces su estado de salud era algo frágil, aunque su aspecto daba a parecer que su condición era realmente grave; uno de esos hechos son las palabras que según mi padre le dijo el propio esposo de la señora tiempo después:
— Yo se lo he dicho a mi señora, le he repetido e insistido más de una vez; «él está mal, está muy mal, haz que se vaya, está enfermo, podría morir en cualquier momento ¿Y después? La culpa caerá hacia nosotros, debes hacer que se vaya»; pero, que bien que al final te recuperaste y que ahora estés mejor.
Aquella vez ambos estábamos completamente convencidos de que nos iríamos de aquí, y ya nos habíamos hecho a la idea, habíamos transportado nuestras cosas del espacio en donde estaban hacia uno de los cuartos que habían en el primer piso; el cuarto media (incluyendo el área del baño) 3 x 5 m, tal vez, ahora que lo pienso... «¿Cómo logró entrar el ropero por la puerta de aquel cuarto?, pues, no lo recuerdo», junto a aquel ropero también había una cómoda, un estante para libros, un estante para platos, algo como un estante de metal para tv, aparte de algunas frazadas y mantas puestas sobre una mesa, además de unas cajas y los tablones de mi cama desarmada.
En aquella vez, habíamos pensado en distintas cosas que podríamos hacer para ganar dinero luego de irnos de aquí, era verano, por lo que algunas de nuestras ideas tenían que ver con eso; por ejemplo: vender helado, gaseosas y refrescos mientras durara el verano; también tener un puesto en el mercado que había cuadras abajo, o de ayudante en un restaurante; entre otros.
Habíamos aceptado nuestra situación, y no recuerdo que ni él, ni yo, estábamos tristes o algo parecido, al contrario, al menos por mi parte recuerdo haber estado entusiasmado por todas las cosas en las que podríamos trabajar. Aunque no recuerdo si habíamos pensado en algún en donde quedarnos, puede que si, pero no lo recuerdo.
Aquella vez supe que nos quedaríamos, si no me equivoco el 1 de enero, el día que nos teníamos que ir. Según lo que supe después, por palabras de mi padre, es que el hermano de la señora, había venido para saludar a su padre, primero por Navidad y luego por Año Nuevo, al parecer el desconocía sobre nuestra situación, de la cual se entera por su padre justamente ese mismo día, 1 de enero, el día que teníamos que irnos; al parecer después de enterarse de lo que sucedía, decidió intervenir y luego de una larga conversación, logró convencer a la señora para que acceda a realizar otro contrato; las únicas nuevas variantes que yo recuerde que se hayan agregado fueron dos; el primero, un pequeño incremento en el pago semanal del alquiler del local o establecimiento «como quieran llamarle» y el segundo, que el nuevo contrato era para un periodo de 2 años, a diferencia de los anteriores contratos que eran solo por un año y que tenían que renovarse cada año.
Esa vez nos 'salvamos' en el último minuto, justo en el momento en el que estábamos preparándonos para irnos, fue cuando nos dijeron que podíamos quedarnos, claro, si queríamos; mi padre aceptó, elaboraron el nuevo contrato, lo firmó, y nos quedamos. Luego de eso, no se porque, pero me quedé durmiendo en ese cuarto con todas las cosas durante algunos días más; después de todo, había televisión, una televisión cuadrada en la que daba un par de canales, pero, televisión y eso me era suficiente.
Hoy las cosas no son como aquella vez, la realidad es diferente, pero parece que mi padre no está «o no quiere estar», consciente de eso, y parece que quiere creer que algo similar va ocurrir ahora pero eso no va a suceder, al menos yo, no creo que algo así vaya a suceder, ya que esa vez nos íbamos a ir ya que nuestro contrato ya había terminado y teníamos que retirarnos; ahora es distinto, nuestro contrato (el mismo que se firmó aquella vez) era para dos años y eso ya se cumplió en enero de este año, y no se volvió a firmar un nuevo contrato.
Entonces tal vez te preguntes «Si ya venció el contrato y no firmaron uno nuevo, ¿Por qué siguen ahí?» pues la respuesta se podría resumir en una palabra: Deuda. La razón por la cual seguimos aquí, es por que tenemos una deuda y no tenemos dinero para pagar.
#2963 en Novela contemporánea
#5144 en Joven Adulto
vida adolescente, vida cotidiana y crecimiento, relato en primera persona
Editado: 04.06.2021