Un Destino Prometido

*30*

—Isabelle yo... No alcanze a hablar con tu padre, cuando entré ya estaba mal y tenía el... periódico sobre el escritorio — trato con todo su ser de no echarle culpas a ella por no esconder ese papel, pero la mirada desencajada de Isabelle le hizo creer que ella no había sido la causante de aquel suceso.

—No... Yo... Yo hize lo que me dijiste...

Su respiración agitada sumado con los nervios de antes pasaron la cuenta al cuerpo de Isabelle quien se desvaneció como una hoja de papel, William logro sostenerla antes que cayera al suelo, con desesperación iba a gritar por auxilio pero recordó que el marqués se encontraba muy delicado al otro lado de la puerta y no era prudente gritar de esa manera y menos para pedir ayuda para su hija, así que la tomo en sus brazos y entro al cuarto que estaba más cerca, la coloco sobre la cama como si de una porcelana se tratase y corrió a tocar la campañilla, que con el brusco movimiento soltó una gruesa capa de polvo, pudo detallar que hacía mucho nadie usaba esa habitación.

Mientras algún criado o doncella llegaba tomo su pañuelo y lo paso por el rostro sudado de Isabelle, al verla en ese estado de fragilidad le partió el alma en dos, su rostro reflejaba un velo de ternura e inocencia, pasó sus manos por la mejilla sintiendo su sedosa piel, pero esa nueva sensación de ternura y sobreprotección no duro mucho, sus sentidos se alertaron al ver que la temperatura de ella estaba subiendo de manera muy rápida, nuevamente tocó la campanilla pero con más fuerza y rapidez que antes, mientras llegaba alguien, él hacía mil maromas para sacarla de su inconsciencia sin éxito alguno, ya desesperado golpeó fuertemente la pared lateral de la habitación, ¡Isabelle no reaccionaba y tampoco llegaba nadie! quizás solo fueron segundos lo que había pasado pero al verla en ese estado de letargo, el tiempo pareció ir cada vez más rapido.

Cuando la doncella se asomo por la puerta dispuesta a reprochar el atrevimiento de William por entrar a la habitación de la difunta marquesa, no espero ver a William golpear fuertemente la pared y menos que su semblante pasivo hubiera cambiado por uno lleno de desesperación, no dijo nada hasta que al adentrarse a la habitación vio el cuerpo tendido de su ama.

-¡Dios santo, mi niña! - grito la doncella dejando los trastes en la primera mesa que encontró. -¿Que a ocurrido Milord?

William relato rápidamente lo sucedido, mientras Nina revisaba el estado de su ama y al ver que no entraba en razón, salió rápidamente de la habitación entrando casi al instante con un frasco frasco de vidrio , lo destapó con torpeza y se lo acerco a oler, al sentir que reaccionaba le dió a tomar un poco del té que anteriormente había mandado a pedir y nuevamente cayó inconsiente, pero esta vez sumida en un profundo sueño, William casi grita desesperado al ver que otra vez se desvanecía.

—¡Por Dios mujer, había despertado! — la doncella lo miro asombrada de la actitud preocupada de él.

—No se preocupe Milord, la niña últimamente a estado demasiado inquieta y a eso le agrego lo de su padre, creería que es solo producto del agotamiento — respondio mientras la cubría con una manta. — le agradezco y espere afuera mientras mando a alguien por el medico, tan pronto le confirmen lo que la señorita tiene, le pido que salga de la casa, no quiero mas murmuraciones entre los empleados

—De acuerdo, esperaré abajo, pero por favor no la deje sola, yo ire a buscar quien llame el doctor.

—Como ordene Milord

Bajo rápidamente las escalas y se encontró a medio camino con el ama de llaves, le indico que la señorita se encontraba mal de salud y que necesitaba de urgencia que mandara por un médico, dió indicaciones de cómo atender a los señores de la casa como si del dueño se tratase, nadie vaciló, ya sabían que el sería el futuro esposo de su ama y nadie se atrevió a reprochar. Aprovechando que todos los empleados estaba al pendiente de sus amos, sigiloso se escabullo hasta la biblioteca donde minutos antes estaba el marqués, camino hasta el escritorio, sin necesidad de revolcar sobre el, vio que debajo del periódico sobresalía un sobre marcado lo saco y leyó, no tenía remitente, y solo estaba marcado con el nombre del marqués y escrito en el letras grandes "LEER CON URGENCIA" no cabía duda que dentro de ese sobre estaba el periodico, Isabelle si había hecho lo que le él le había pedido, ¿Quién podía haber hecho eso? Dejo todo como estaba y volvió hasta el salón donde le habian indicado esperar.

El médico llego más rápido de lo esperado y el diagnóstico no fue muy alejado de lo que Nina había dicho, se culpo en parte porque sentía que la presión que estaba cayendo sobre ella en los últimos dias él responsable directo era él, abandonó la casa al saber que el síntoma febril había cesado y que habia despertado, prefirió no molestarla en ese momento con sus dudas acerca del periódico, así que partió a casa de Carlos, necesitaba saber qué noticias tenía acerca de la casamentera.

Cuando llego a su hogar Carlos ya se encontraba allí, su semblante perturbado y rostro pálido le indico que no había nada bueno en todo, antes que comenzara sirvio dos copas de coñac para calmar la ansiedad que fluía en el ambiente.

—¿Como te fue? — pregunto William acercándole una copa a Carlos.

—A mi bien, pero si me preguntas por la casamentera... Mal — William frunció el ceño sin entender —Se suicidó, cuando fui a buscarla estaban haciendo el levantamiento del cuerpo, según escuché se ahorcó en la habitación de su casa.

—Eso es ridículo, cómo podría alguien ir a un baile, armar un escándalo y luego llegar a casa con el pensamiento de matarse.  No, no es posible.

—Lo mismo pensé yo y  por fortuna un amigo estaba en el caso y me permitio entrar a hurtadillas a la casa. William, parecía un campo de batallas la habitación de la señora, si fue un suicidio, esta mujer lucho mucho para morir.

La ironia en las palabras de Carlos dejaba mucho en que pensar, cada vez ese nudo se ataba con más fuerza y con ello aquel enigma se hacía peligroso y amenazaba con destruir todo a su paso. ¿Porqué? ¿Quién? Y Porque demonios involucraban al marqués y su hija.




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