"La muerte esta tan segura de su victoria, que nos da toda una vida de ventaja"
anónimo
No lo veía venir, había sentido muchos malestares, pero siempre pensé que era porque había dormido mal, los síntomas fueron avanzando y cada día fueron peores, cuando decidí ir al médico ya era demasiado tarde.
En mis manos tengo los resultados de los estudios, "mieloma múltiple" – fase terminal – incurable – tratamiento: paliativos, para un deceso tranquilo
Tiempo estimado de vida: 4 meses
Me detuve en las últimas frases "tratamientos paliativos" "4 meses". No podía recibir eso porque no me iba a servir de nada, igual me iba a morir y ese dinero podría servir para alguien con más posibilidades.
Salgo del hospital y me detengo en los vidrios de las afueras, me observo y me detallo, en realidad nadie se iba a dar cuenta de mi ausencia, soy una persona tan sosa y sin tanto show, veo mi vestimenta, un pantalón azul, camisa blanca, hoy no utilice maquillaje, mi palidez es evidente, la gente pasa a mi lado, ni me ven, soy invisible, quiero gritar, pero no puedo, siento que perdí mi tiempo y mi vida intentando que otros estén bien, pero nadie se acordó de mí, ni siquiera yo misma.
Empiezo a caminar por las calles de Bogotá sin rumbo fijo, recuerdo que tengo un trabajo, aunque sea un asco de trabajo, tengo que cumplir. Vendo casas o eso es la idea del empleo, pero hasta en eso me va mal, hoy por ejemplo tengo una cita con un potencial cliente en Soacha y para mi desgracia o suerte, es en un lugar que para mí actual situación es un peligro "Casa Museo Salto del Tequendama"
Me demore más de lo habitual en llegar, el Transmilenio estaba atestado de gente, parecemos sardinas en lata, me pongo a pensar en que gran parte de mi vida ha pasado entre los vagones sucios de este medio de transporte, jamás están vacíos y rara vez hay asientos disponibles y hoy no es la excepción a la regla.
Llego a mi destino, estación san mateo y para mi suerte tengo que caminar bastante, cuando llego me recibe un golpe frío y un aura de tristeza, me acerco a un grupo de personas que están viendo la espectacular cascada, un señor mayor nos cuenta a los presentes una de las innumerables historias de este lugar, es sabido que el río Bogotá es lo más contaminado que hay por estos rumbos, sería un milagro del cielo que se descontaminaran o sea es imposible que esa agua sea limpia; el señor nos sigue contando que desde ese momento, algunas personas decidieron quitarse la vida en la cascada, pues la muerte era segura, no sólo por la caída, sino por la toxicidad de las aguas del río, esto conllevó a que el lugar fuera estereotipado como el 'lago de los muertos', y de esa manera fue perdiendo progresivamente su atractivo turístico.
Me atrevo a acercarme hasta las barandas y observar tanto su majestuosidad como la altura, escucho a lo lejos cuánto es 139 metros, me asombro y ese instante me desconecto de las demás personas, me debato en hacer lo que muchos hacen, acabar hay en una caída libre desde esa altura, pero no sería una cobarde, quien se quita la vida es un cobarde con todas las letras.
Entró al museo, doy vueltas y vueltas, creo que ya el chico que atiende ahí lo tengo mareado, el viejo nunca llego, miro el reloj y son más de las 4 de la tarde, otro negocio fallido. Pienso en que debería renunciar al cabo son 4 meses lo que faltan para mi partida. Me decanto por dar una vuelta por el mirador, pero del lado donde la gente se quita vida, obviamente yo no lo voy hacer; camino hacia allá y en el trayecto me encuentro un maletín, miro la marca y es de los caros, para lograr obtener uno se tiene que trabajar mucho, al levantar la vista me encuentro con un hombre dispuesto a tirarse, me quedo en silencio detallándolo, es algo mayor y muy guapo, en sus épocas mozas tuvo que ser un tumbalocas, me acerco y lo escucho maldecir
- Ey tu ... ¿qué vas a hacer? – se asusta al escuchar mi voz, me voltea ver y me atraganto al ver semejante belleza y está a punto de aventarse hacia el río putrefacto –
- Váyase ... largo ...
- Dame una razón válida para irme, porque te digo algo debe ser muy buena como para hacer semejante acto tan cobarde – lo veo dudar –
- Ya le dije lárguese – corro y me acerco y quedamos al mismo nivel, listos para tirarnos-
- Te tiras tú y lo hago yo también, yo si tengo razones para hacerlo, pero no soy una cobarde – me mira a los ojos y hago el intento de tirarme y me jala y caemos, pero hacia el mirador –
- ¡¿Qué hace?!
- Lo que tu ibas hacer ...
La gente se aglomera a escuchar el sonido, veo que se va a retirar, pienso que este tonto va hacer otra cosa para llevar a cabo su plan, así que lo persigo, veo que se dirige a un carro último modelo, me sonrío, porque si yo con el diagnóstico y con la pobreza a flor de piel, no me pensado en quitarme la vida porque este ricachón lo va hacer, apresuró el paso al ver que ya entró en su auto, así que me coloco al frente para que no se vaya
- Ey ... ¿para dónde vas? – me mira a través del cristal del auto, lo enciende y acelera, pero no avanza –
- ¡Loca! Quítese del medio o me la llevo por delante – me quedo ahí, no me muevo –
- Cobarde, cobarde, cobarde, cobarde ... – bufa y sale del auto, me jala del brazo y me mete en el auto –
- ¡Cállese loca! – arranca el auto y avanza a tanta velocidad, que me da miedito –
- El loco es otro ... bueno estréllate, como le dije yo si tengo razones – acelera y acelera, noto que aprietan tanto el volante que los nudillos los tiene blancos –
Frena de golpe y como no tengo el cinturón de seguridad, salgo volada hacia el parabrisa y siento que me jala hacia atrás antes de que pase a mayores, lo volteo a mirar y respira de manera trabajosa y tiene la cabeza puesta en el volante.
Nos sumimos en un silencio extraño, miro hacia el exterior y no se dónde estamos, hay una espesa vegetación por todos lados, rebusco en mi bolso algo con que defender por si acaso y encuentro el pan que me iba a comer esta mañana, bufo y vuelvo a mirar al frente, está anocheciendo trato salir, pero no puedo le tiene puestos los seguros, intento abrir como sea